La exagente de la ley que se convirtió en «bestseller» mundial: «El hombre que me dijo que en el FBI no había lugar para mujeres acabó bajo mi mando»

CULTURA

Isabella Maldonado, autora del superventas «Enigma», trabajó 22 años como agente del FBI.
Isabella Maldonado, autora del superventas «Enigma», trabajó 22 años como agente del FBI.

«Un asesino en serie no piensa como la gente cree, él no se ve como alguien cruel», advierte Isabella Maldonado, que llevó durante 22 años placa y pistola, y hoy escribe para revelar el poder de armas como la empatía y la resiliencia. Su novela, «Enigma», triunfa en 23 idiomas. Jennifer López producirá la película

27 may 2023 . Actualizado a las 09:20 h.

Nina Guerrera fue un día Nina Esperanza, una niña de nadie. Nunca una de esas «con el pelo rubio ensortijado y vivaces ojos azules». Nunca «una niña adoptable». Con un mes de vida la dejaron en un contenedor y su destino fue ir de casa en casa de acogida. Un hombre quiso darle caza a los 16, pero ella se zafó, y dejó a la espalda la Esperanza para ser Guerrera, pelear por otras chicas vulnerables y convertirse en agente del FBI. Nina es la protagonista de Enigma, que ha conquistado a medio millón de lectores en todo el mundo, de la mano de la primera mujer latina que logró el rango de capitana en su departamento, Isabella Maldonado (EE.UU., 1965). Isabella ha sido negociadora de rehenes, pero quizá los casos que le han golpeado más duro como agente han sido los de violencia doméstica. «Piensas que si entras en una casa a llevarte a un agresor, su mujer estará contenta, pero no siempre es así. Y hablo de mujeres, pero también he visto bastantes maridos víctimas», dice quien en las fuerzas del orden vivió las «cosas más bellas y las más terribles que puedes imaginar».

Isabella y Nina tienen mucho en común. Ninguna olvida sus orígenes ni el olor de un cadáver en la escena del crimen. «Hay muchas historias reales que son parte de Enigma. Lo que yo quería hacer en la novela era, sobre todo, celebrar la resiliencia. La resiliencia es algo sobre lo que no hablamos lo suficiente. Las personas que son victimizadas jamás se recuperan. Quise que la gente entienda que hay otra manera, que un trauma no tiene por qué arruinar tu vida. Es posible vivir un trauma severo y convertirlo en algo positivo. Eso he querido mostrar con Nina Guerrera», comienza Isabella.

Maldonado se graduó en la Academia Nacional del FBI en Quantico (Virginia), llevó placa y pistola durante 22 años, y ha servido como agente de patrulla, negociadora de rehenes e instructora de reclutas, entre otras cosas, antes de firmar un bestseller mundial.

De su vulnerabilidad, Nina e Isabella han hecho fortaleza. «En cuanto me uní al departamento de policía, allá por 1988, no había casi mujeres. A veces yo era la única del grupo o en una misión. Tanto el público como los oficiales, compañeros, no tenían claro qué hacer conmigo», cuenta la exagente. Tenía 22 años cuando se convirtió en guardiana de la ley. «Y no tenía para nada el aspecto de poder hacerme cargo de una escena de crimen. Pero aprendes cómo se hace y creces dentro de ese papel», dice.

¿Cómo lo haces, al modo de los hombres? «Creo que lo que pasa es que los hombres han ido aprendiendo con el tiempo que las mujeres traen algo diferente a la mesa. Hay enfrentamientos físicos, es verdad, pero tenemos otras herramientas, recursos que nos permiten lidiar con una situación violenta de manera diferente», explica Isabella en alusión a las armas que utilizó ella, y que usa el personaje de Nina Guerrera (que interpretará Jennifer López en una adaptación al cine en Netflix que ella misma produce). Esas armas se comprimen en una: inteligencia emocional. «Muchas lectoras me dicen: ‘Soy una mujer pequeña, pero Nina me ha hecho sentirme fuerte’. Ella no es fuerte ni grande de tamaño, pero es capaz de superar a un adversario extremadamente duro e inteligente». Para la exagente fue un reto como escritora construir esa creatividad de Nina, la manera en que compensa «sus carencias a nivel físico».

«Cuando me contrataron, apenas habían aceptado a unas pocas mujeres como agentes de pleno derecho. Pero decidí trabajar más que nadie para demostrar a los que dudaban de mí que se equivocaban. Acepté cargos de mierda, casos de mierda y un equipo de mierda. Me lo comí todo con patatas y me propuse alcanzar un puesto en el que pudiera allanar el camino a otras. Fue lo que hice», le dice Shawna a Nina en Enigma. ¿Lo suscribe Isabella? «Sí. Lo escribí por mi propia experiencia. Es exactamente lo que me pasó. ¡Me has descubierto!», asegura.

En los 22 años que Isabella pasó en las fuerzas policiales, afrontó varios casos de perfil alto, que tuvieron eco internacional. Uno de ellos, el de los francotiradores de Beltway: una ola de asesinatos aterrorizó Washington D.C. durante semanas en octubre del año pasado; la policía detuvo al soldado John Muhammad y a su cómplice de 17 años, Lee Boyd Malvo, por matar a diez personas. «En ese caso, estuvimos trabajando mano a mano con el FBI», señala quien afirma que la aplicación de la ley ha ido cambiando en el tiempo. «La primera vez que me uní, hubo alguien que me dijo que la mujer no tenía ningún lugar en las fuerzas de seguridad. Él era un oficial, y la ironía es que, cuando me retiré, 22 años después, yo había llegado al rango de capitana. Era la comandante de operaciones especiales y de forenses y ese hombre acabó bajo mi mando».

Enigma nos hace seguir a un asesino en serie, sobradamente motivado y preparado. ¿Cómo es, en realidad, un asesino en serie? ¿La manera de descifrarlo es fijarse en su comportamiento? «Cuando yo estaba en Quantico, uno de los cursos que hice tenía que ver con la unidad de análisis de comportamiento del FBI, que es la que sale en Enigma. En las clases en la academia, les oí hablar de un montón de casos reales, que compartían con nosotros. Estudiamos mucho a asesinos en serie de verdad. Lo más fascinante era la mentalidad que tenía, muy diferente de la idea que puede tener la gente. Lo que aprendí es que ningún asesino se ve a sí mismo como alguien cruel o maligno. Al escribir el personaje que se hace llamar Enigma, quería asegurarme de seguir esa línea, que se viese que él pensaba que hacía lo que sentía que debía hacer. Es así como piensan cuando cometen sus crímenes. No están pensando: ‘Soy una persona malvada que hace daño’. Tienen una justificación en su cabeza. Así es como lidian con lo que nosotros llamamos disonancia cognitiva. De alguna manera, el asesino busca la forma de hacer las paces con ello. Es la psicología que vemos que está detrás de un asesino en serie. Y en ella se sumerge la unidad de análisis de conducta, analizan la mente del asesino, pero también la de la víctima», explica. Un asesino reacciona de manera diferente con cada víctima, según lo que esta haga. Es un viaje perturbador, subraya.

MARIDOS VÍCTIMAS

Una de las cosas que descubrió Isabella en sus más de dos décadas de servicio es que tiene la habilidad de ponerse en la mente de otra persona. Como escritora, escribe desde todos los puntos de vista (agresores, víctimas, agentes). Como negociadora de rehenes, fue entrenada para ponerse en la piel del rehén, «pero también en la de quien lo retiene». «Y eso lo tienes que hacer durante la crisis, en la negociación. Si no tienes esa empatía, si no tienes la habilidad de verlo desde su punto de vista, si no ofreces nada más que un juicio, sale mal», asegura.

Cada episodio real es único. «No hay fórmula. Tienes que tener la capacidad de adaptarte. Si ves que generas hostilidad en alguien, tienes que cambiar rápido de rumbo. Cuando hay alguien con una pistola, hay que pensar algo que les calme. Las situaciones más difíciles son de violencia doméstica. Las emociones están a tope en un contexto en que a veces tienes a dos personas que llevan años peleándose. No sabes el trasfondo. Te metes en medio y pueden acabar atacándote dos personas a la vez. A mí me pasó. Lo he visto en mujeres y hombres. No solo en ellas, he visto a bastantes maridos víctimas. A veces, he querido llevarme a un agresor detenido y su mujer, víctima, me ha saltado a la espalda. O al minuto de meterlo en la cárcel, ahí está ella con el dinero para sacarlo», cuenta.

Isabella se jubiló y se echó a escribir. La historia de alguien que sufrió abuso y estuvo en casas de acogida, «y que quiso romper ese ciclo para ayudar a otras personas». Hay personas que hacen el mundo un poco mejor. Y no están solas, asegura esta escritora de ley que subraya la eficacia de tres armas: la confianza, la intuición y la resiliencia.

Las tres funcionan en todo el mundo. Nina e Isabella triunfan en 23 idiomas, incluido el ucraniano. Ellas son un referente para todo aquel que libra una guerra, junto a otros o privada. «Para mí lo interesante es que este libro se ha publicado en ucraniano. Me parece increíble que la historia de Enigma se haya convertido en una inspiración para muchas mujeres jóvenes, en Ucrania y en otros lugares. Ven cómo se puede utilizan la resiliencia como una de las armas para atravesar una situación extremadamente difícil o dura. No olvides que puedes ser vulnerable, pero a la vez fuerte. No como un dibujo animado o de forma exagerada, no para entrar en una habitación llena de tíos malos y deshacerte de ellos con llaves de kárate. La fuerza de Nina nace de sus vulnerabilidad. La clave es cómo lo hace, ella persevera. Y la perseverancia es un gran valor al que a menudo no damos crédito», concluye Isabella Maldonado, que advierte que cada vez es más difícil con la delincuencia en las redes sociales. «Las fuerzas de seguridad tienen que investigar nuevas formas de hacer frente a este tipos de delitos, porque pueden ser una amenaza desde cualquier punto del planeta. Te puedes encontrar siendo victimizada por alguien que nunca has visto ni verás, que está al otro lado del mundo».

China, Brasil, Italia, Ucrania... siguen a Nina Guerrera, que en realidad nunca ha perdido la Esperanza.