Borja Lasheras, escritor y politólogo: «Rusia quiere la implosión de nuestra sociedad, que fracase Europa»

Álvaro Boro REDACCIÓN

CULTURA

Borja Lasheras, autor de «Estación Ucrania»
Borja Lasheras, autor de «Estación Ucrania»

Presenta su libro Estación Ucrania, donde traza un retrato del país y de su gente a través de sus propias vivencias

12 abr 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

Borja Lasheras (San Sebastián, 1981) es Asesor Especial para Ucrania del Servicio Europeo de Acción Exterior (SEAE), fue asesor en Moncloa de política Internacional y Seguridad, director de la Oficina de Madrid del Consejo Europeo de Relaciones Exteriores (ECFR) y estuvo con la OSCE en Bosnia y Albania. Con este extenso currículum también es escritor, periodista, politólogo y un tipo que recorre el mundo con los ojos bien abiertos para dar fe y mostrar la verdad de aquello que ocurre en lugares difíciles y lejanos, aunque no tanto. Fruto de este trabajo de observación y kilómetros, surge Estación Ucrania (Libros del KO), donde narra lo que fue, lo que es y lo que puede llegar a ser Ucrania. A través de sus vivencias traza un retrato del país y su gente, dejando entrever en cada línea la importancia de esta tierra y de su defensa frente al ataque ruso.

-¿Cuándo ha sido la última vez que ha estado en Ucrania?

-He vuelto hace una semana. Estuve una semana y media entre en el oeste, Kyiv, por reuniones de trabajo, y Járkov, una cuna cultural y modernizadora del país que ahora está bajo constantes ataques y bombardeos rusos.

-En este libro, escrito durante años (2016-2022) mientras recorría Ucrania antes de la guerra, muestra un retrato del país que era. ¿Cómo está ahora? ¿Ha cambiado mucho?

-El libro surgió a partir de unos cuentos que escribí para Letras Libres, luego ya me puse más en serio y termina con el comienzo de la nueva invasión. Es difícil resumir el cambio, vengo de Járkov y participé en una reunión musical y literaria; algo como lo que hacían en la clandestinidad durante la etapa soviética, fue un gran honor. Lo fundamental estaba allí: la sociedad civil, los poetas, los músicos, la gente curiosa de a pie que pregunta sobre el futuro. Pero si viajas un poco más al este, el miércoles Rusia destruyó un hospital y constantemente están disparando misiles contra la ciudad y la provincia. Dependiendo del lugar es el infierno. La pérdida humana en el frente es irremplazable, sobre todo gente joven con ganas de cambiar Ucrania y mejorarla. En lo esencial es un país que quiere seguir su camino y ser libre, pero las regiones ocupadas y atacadas por Rusia viven en el terror. Lo importante es que sigue habiendo esperanza. 

-¿Qué papel juega la cultura en este contexto bélico?

-Demuestran que existen, ejercen una resistencia. Es una generación brillante, muchos están despuntando bajo los misiles. Ahora mismo, en Ucrania, por cada tres ciudadanos hay cuatro poetas.

-¿Mientras tomaba notas y escribía esos cuentos para Letras Libres tenía claro que quería hacer algo como Estación Ucrania?

-Ucrania es un material literario fascinante, hay un montón de historias que contar y otras muchas del pasado que no se han recogido por escrito. Yo empiezo estos cuentos en Letras Libres, no tenía este plan, pero me di cuenta de que lo que estaba viviendo y me estaban contando merecía ser recogido. Así que decidí escribir un libro que no tratase tanto de geopolítica, aunque esté de fondo, y dejase hablar a los protagonistas. 

-Cuando estuvo por primera vez tenía lugar el conflicto del Donbás y escribe: «La Guerra parecía una realidad ajena, como si todo sucediera en otro país». Pese a los problemas había normalidad en las calles, la gente seguía saliendo a trabajar y a disfrutar. ¿En la actualidad sigue persistiendo esta forma de resistencia vitalista o se percibe el cansancio y la desesperación de la gente?

-Todo a la vez. Hay un enorme cansancio y Rusia lo está intentando explotar, todas las noches son de bombardeos aéreos y en las últimas semanas se contabilizan más de seiscientas víctimas entre muertos y heridos. Pero también hay una gran vitalidad, un ejemplo es Odesa, una ciudad que está siendo atacada y, a la vez, es muy canalla: hay fiesta, música electrónica, copas. Los ucranianos hacen de esta vitalidad y efervescencia una gala de resistencia frente a los ataques rusos. En una situación así, y es algo muy humano, la gente busca relaciones, busca expansión, busca la vida porque la alternativa es terrible.

-Rusia siempre vio a Ucrania como suya, como esa «pequeña Rusia». Pero esto no es cierto, queda claro con su experiencia que Ucrania es fruto de una identidad propia formada a partir de la multiculturalidad y el pluralismo.

-El fenómeno de aparición de Ucraniana como Estado es algo relativamente reciente, no se diferencia tanto del nacionalismo polaco o el irlandés. Tiene su propia identidad, que no es unívoca, podría ser o no ser, pero la historia ha legado un país. La propia Rusia reconoció la independencia, firmó un tratado de cooperación y amistad; ambas élites convivieron y tuvieron entendimiento. Es una historia muy compleja, cuyo legado es que a lo largo del siglo XX se conforma, se cierra una identidad ucraniana y recupera su independencia a finales de siglo. Es un país plural, donde el concepto político fue dejando atrás la idea de nacionalismo étnico.

-¿Y a qué se debe este afán expansionista de Putin?

-Es una obsesión imperialista destructiva, Putin quiere acabar con Ucrania, que no exista: deportando a niños y destruyendo ciudades. Él cree que su legado es reconstruir por la fuerza el Imperio ruso, la gente de izquierdas que asegura que es por antiimperialismo es para hacérselo ver. Te hablan de los territorios históricos rusos, y eso es imperialismo y es neofascismo. 

-Podríamos decir que Ucrania es un país a medio hacer.

-No, de hecho, es un país que funciona. Lo que no hay es la fortaleza estatal de algunas instituciones como el sistema judicial o el aparato de seguridad. Es un país funcional, muy imperfecto, pero la concepción de Ucrania como país europeo es muy fuerte, y de ahí la resistencia y las dificultades rusas para penetrar.

-¿Está preparado el país para entrar en la Unión Europea y en la OTAN?

-En la UE, no: aún quedan muchas reformas pendientes, sobre todo de lo que concierne al mercado común; en criterios democráticos, diría que sí, pero no completamente; pero el problema es que Ucrania es demasiado competitiva, en la agricultura no reciben subsidios, para entrar en la UE, no es tanto sólo que no esté preparada, es que barrerían porque son mejores. Para la OTAN, sí: es el único país que tiene experiencia en la guerra directa con Rusia, que es el objetivo fundamental a evitar de la OTAN; aunque no hay que olvidar que es un país en guerra y es difícil integrar un país en guerra y las zonas ocupadas.

-¿Por qué es tan importante la defensa del territorio Ucraniano para Europa y el mundo occidental?

-Esto no va a acabar con Ucrania, el régimen ruso no tiene ninguna intención en parar aquí. Los riesgos de una guerra mayor en Europa son mayores en el caso de una victoria rusa. Ucrania está ejerciendo su derecho a la legítima defensa conforme a la Carta de las Naciones Unidas (artículo 51), para ellos existencial, pero, como dijo Borrel, también para Europa. No hay precedentes de un imperialismo agresivo que se pare por las buenas. Rusia quiere la implosión de nuestra sociedad, que fracase Europa, están en guerra contra nosotros.

-¿Qué opina de aquellos como el Papa Francisco o Lula que sugieren una rendición frente a Rusia para alcanzar la paz?

-Les invitaría a que se pasaran unos cuantos días en Ucrania, que vivieran estos bombardeos, a ver qué tienen que decir. Me parece una vergüenza. 

-Leyéndole y tras estar en contacto con algunos ucranianos exiliados uno se da cuenta de que, pese a la distancia, no somos países tan diferentes.

-Son gente, una vez rascas un poco la corteza, simpática al trato. Ven a España como referencia, con simpatía e interés. 

-¿Cuál es el papel que tendría que jugar España?

-España está jugando un papel positivo: ayuda y apoya en las negociaciones para entrar en la UE, manda ayuda humanitaria y respaldo militar. Hay un paso fundamental entre asistir a Ucrania porque pensamos que es importante por Ucrania en sí o porque entendemos que es fundamental para la seguridad europea y nuestro propio futuro. Con este segundo punto no acabamos de hacer lo suficiente, mandar más equipamiento militar no es algo caritativo, es algo legal, es defender la seguridad europea. Yo creo que podríamos hacer más.

-¿Cree que esta guerra se podría haber evitado y combatido previamente?

-En 2014 habría que haber sido más contundentes. No fuimos, Putin nos tomó la medida y mintió, así que pocos años después estamos pagando las consecuencias. El error fue desarmar a Ucrania, algo promovido por Estados Unidos.

-¿Con el conflicto en Gaza nos hemos olvidado de lo que ocurre en Ucrania?

-Es normal, las guerras son agotadoras, la gente se cansa. Y lo que ocurre en Gaza está siendo absolutamente brutal, estamos viendo crímenes muy parecidos en un lado y el otro. La gente en las encuestas sigue apoyando a Ucrania, esto es importante, pero el problema es que ahora no se haga lo suficiente, que los países no pongan los recursos y el apoyo necesario. 

-El ejército ucraniano está sufriendo problemas con la munición y con la gente destinada al frente. ¿Cuál es su capacidad de aguante?

-Rusia ha sufrido grandes derrotas y el avance es ridículo, aunque real, con un gran coste humano. Para el régimen de Putin la vida humana no tiene ningún valor, pero en Ucrania sí importan las muertes. Uno de los problemas es el relevo en el frente, a quién mandan, y la falta de munición y recursos militares. Con munición, apoyo militar suficiente y regeneración en las fuerzas ucranianas, Ucrania puede resistir y tiene la capacidad de doblegar a Rusia. 

-¿Son las sanciones lo que más daño hace a Rusia o deben adoptarse otras medidas?

-Las sanciones afectan a la producción militar, u otras medidas como el límite de precio al petróleo. Pero Rusia ha sido muy eficaz a la hora de evadir estas sanciones, esto ha dado frutos en 2023 y han podido hacer más misiles, pero no podemos olvidar que Corea del Norte ha dado un millón de proyectiles a Rusia. Esto demuestra que Rusia no puede, pero que en esta guerra las autocracias están siendo más eficaces que las democracias, y que hay empresas que sólo buscan su beneficio económico y siguen haciendo negocios con Rusia.

-¿Cómo ve el futuro de Ucrania?

-Si mantenemos e incrementamos el apoyo militar, enviamos los recursos necesarios y que nos piden, Ucrania tiene posibilidades. Si sale adelante el bloque del sector MAGA y Europa no se pone las pilas, el futuro es mucho más negro. La victoria de Rusia sólo traerá problemas y un futuro difícil.