Vettel se alía con las circunstancias para ganar en Melbourne

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Alonso acaba quinto y Sainz décimo en el Gran Premio de Australia

25 mar 2018 . Actualizado a las 10:00 h.

El alemán Sebastian Vettel se impuso en la primera carrera de la temporada de la Fórmula 1 en Australia, gracias a un acierto estratégico del equipo Ferrari, que postergó al segundo lugar al Mercedes de Lewis Hamilton tras superarlo en la detención en boxes.

El alemán, que en la primera parte de la carrera no había podido subir de la tercera posición, aprovechó la aparición del coche de seguridad para hacer en ese momento su parada en boxes y volver a pista delante de Hamilton y su compañero Kimi Raikkonen, que finalizó tercero.

En la cuarta posición se ubicó el Red Bull del australiano Daniel Ricciardo, mientras que Fernando Alonso sorprendió con su McLaren al terminar en la quinta posición, justo por delante del otro Red Bull del holandés Max Verstappen. Carlos Sainz (Renault) fue décimo.

Poco había sucedido en carrera, con Hamilton marcando la pauta desde la partida, seguido por Raikkonen y más atrás por Vettel. La única novedad era el retraso de Max Verstappen, que había sido superado por Magnussen en la largada y sufrió un trompo cuando intentaba recuperar la posición.

Entonces, Ferrari apostó por la estrategia para cambiar la historia. Mandó rápido a los boxes a Raikkonen, idea copiada enseguida por Mercedes, que en la vuelta siguiente hizo parar a Hamilton para mantenerse por delante del finlandés.

Sin embargo, un golpe de efecto modificó los planes. Los Haas de Magnussen y Sebastien Grosjean, que estaban cumpliendo una gran carrera, se detuvieron en vueltas consecutivas, e incluso el monoplaza del danés quedó en un lugar peligroso. Por ese motivo, los organizadores pusieron el safety car virtual, circunstancia que Vettel no dejó pasar.

El alemán, que estaba a siete segundos de Hamilton cuando el británico hizo su parada, entró a los boxes y salió justo delante del piloto de Mercedes, que vio como un error estratégico de su equipo le hizo perder una posición que en la pista era muy cómoda.

Cuando la carrera se relanzó, el panorama era totalmente diferente. Vettel vio como Hamilton se agrandaba en sus espejos, pero lo contuvo sin mayores sobresaltos.

Así llegaron al final, con Vettel sonriendo y Hamilton maldiciendo por una estrategia equivocada.