El virus del fútbol: ERTE para fichajes millonarios

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Alexandre Centeno SAQUE DE BANDA

DEPORTES

JUAN MEDINA

24 abr 2020 . Actualizado a las 17:14 h.

Desde hace cuarenta días, España está viviendo una crisis sanitaria y económica tan obscena como inmerecida, que está retratando a la estirpe política que gobierna el país. En este despropósito, el fútbol parece dispuesto a hacer sombra a los gobernantes y asumir un papel protagonista en una obra que, si no fuera porque se está llevando por delante miles de vidas, podría calificarse de sainete.

Esa máquina de hipocresía que es el fútbol no ha dudado en quitarse la careta en un momento tan complicado como el actual y mostrar el egoísmo que siempre lo ha caracterizado. Empezando por los dirigentes y terminando por los propios futbolistas.

El triángulo Tebas-Rubiales-Aganzo lleva semanas más preocupado por competir entre ellos que de hacer un frente común para evitar males mayores en la crisis sanitaria que existe y la económica que se avecina.

Mientras, un importante número de clubes profesionales no han dudado en acogerse a ERTE por causa de fuerza mayor. Jugada maestra. El estado se hace cargo de las nóminas de sus trabajadores y con ese dinero que se ahorran planifican la enésima inversión en otro futbolista por el que pagarán una cantidad que daría para abonar los sueldos del personal no deportivo de los próximos años.

Y por último están los asalariados. Los deportivos, ojo, que los otros bastante tienen con las miserias que en muchos casos cobran. Pues se da el caso de que esos futbolistas a los que los gabinetes de (in)comunicación de los clubes mantienen en burbujas parecen no estar muy de acuerdo en ajustarse el sueldo. Y muchos siguen discutiendo euro arriba, euro abajo, olvidándose de que fuera de esa profilaxis mucha gente pasa hambre y se muere.

Solo renunciando a una pequeña parte del dinero que los clubes les permiten percibir por lucir extravagantes botas en cada entrenamiento y partido -algún día alguien debería dar el primer paso y obligarlos a jugar con la indumentaria que marca su equipo-, podrían evitarse decenas de ERTE. Pero, claro, entonces el fútbol quizá volvería a ser deporte y no un negocio que roza la inmoralidad.