Rafa y Novak, la nueva generación

Fernando Rey Tapias

DEPORTES

ETTORE FERRARI

Los dos finalistas en Roma continúan sin rival sólido en la cima del tenis

18 may 2021 . Actualizado a las 09:19 h.

En la entrega de trofeos de la final de Roma del domingo pasado, Novak Djokovic, tan bromista en los actos públicos como desagradable en la pista, afirmaba con sorna que Rafa y él eran la «nueva generación» del tenis. Y es que en ausencia de Federer, recuperándose de su rodilla, Rafa, con 34 años, y Novak, con 33, siguen dominando los torneos más importantes del mundo; y de cara a los próximos Grand Slam, no aparece ningún otro jugador que pueda desbancarlos antes de su decisión de retirarse.

La gira de este 2021 hasta llegar a la antesala de Roland Garros, ha estado marcada, además de por la pandemia (que la ha hecho anómala con la ausencia de público y restrictivas medidas), por una gran irregularidad de los jugadores como lo demuestra el análisis de los resultados.

Diokovic ganó el Open de Australia, pero no consiguió ningún Masters 1000, que se adjudicaron un sorpresivo Hurkazc en Miami, Tsitsipas en Montecarlo, Zverev en Madrid y recientemente Rafa en Roma. Pero es que si ponemos la atención en los torneos de 500, tampoco repitió ningún ganador: los que consiguieron la victoria fueron Rublev en Róterdam, el desconocido Karatchev en Dubái, Zverev en Acapulco y Nadal en Barcelona.

Aunque quizás más sorprendente sea el análisis de los torneos de menor dotación de la ATP, los 250. En el 2021, hasta ahora, se han jugado 16 torneos en los cuales ha habido quince vencedores distintos; solo ha repetido victoria el georgiano Basilashvili, de 29 años, vencedor en Doha y Munich.

Los otros catorce vencedores fueron: De Miñaur en Antalya; HurKazc en Delray; Sinner en Melbourne 1; Evans en Melbourne 2; Cerándulo en Córdoba; Goffin en Montpellier; Popyrin en Singapur; Swartzman en Buenos Aires; Garín en Santiago; Medvedev en Marsella; Carreño en Marbella; Sonego en Cagliari; Berrettini en Belgrado y Albert Ramos en Estoril. Varias son las lecturas que se pueden extraer de estos resultados, más propios de la inestabilidad del tenis femenino en los últimos años, que del masculino.

Dosificación de los grandes

Está claro que el objetivo de Nadal y Djokovic está totalmente enfocado a los Grand Slam. Toda la planificación de la temporada va a estar hecha en función de llegar en la mejor forma a todos ellos, ya que cualquiera está al alcance de ambos, con ventaja de Rafa en tierra, igualdad en hierba y una ligera ventaja del serbio en los de dura. Por el medio está la incógnita de Federer, que si llega a tiempo de recuperarse optará a Wimbledon, pero no debemos olvidarnos de circunstancias importantes que pueden influir en el favoritismo de Novak, Rafa e incluso Roger.

Ser cabeza de serie, clave

En un Grand Slam, los primeros cabezas de serie tienen una ventaja muy importante, ya que les garantiza jugar dos o tres rondas cómodas sin encontrarse a rivales complicados y les evita desgaste a la vez que les permite ir rodándose para las rondas finales. Es por eso, que una vez que pasen los efectos de la pandemia, y se normalice el sistema del ránking, ni a Novak ni a Rafa les interesa en el futuro perder los puestos de privilegio que ostentan y que podrían ceder con un calendario corto o de baja intensidad. El acertar en la toma de decisiones a la hora de dónde y cuándo jugar va a ser cada vez más decisivo en este aspecto.

Los rivales aprietan

Medvedev, Tsitsipas, Zverev, Thiem, Rublev ya saben lo que es ganarle a los mejores. Junto a Berrettini, Sinner, HurKazc, Shapovalov, Ruud, De Miñaur, y otros jóvenes de los que forman parte los españoles Davidovich, Munar y sobre todo Alcaraz, constituyen el peligro de jugadores con muy buenas condiciones y que en un partido pueden ganarles, aunque les cueste mantener ese estado de forma que les permita formalizar el cambio generacional.

Medvedev ha sido el más regular. El ruso, con su tenis desinhibido, es un rival muy peligroso para cualquiera, ya que es muy complicado cogerle la iniciativa. Con un juego tosco, poco estético, si sigue mejorando su autocontrol en la pista puede mantener esa segunda plaza e incluso aspirar a la primera. Su principal hándicap, es su aversión a la tierra, y que tiene que demostrar que su fiabilidad en la hierba puede asemejarse a la exhibida en las pistas duras.

A poca distancia habría que colocar a Tsitsipas, el favorito de muchos para ser el número 1 del futuro. El griego es muy completo, pero tiene que mejorar sus prestaciones de saque y demostrar una mayor regularidad. Zverev es sin duda otro candidato, pero tiene que mejorar la estabilidad de su entorno, y la confianza en su segundo saque.

Rublev ha conseguido estabilizar su pegada y jugar con más sentido. La potencia de sus golpes son un peligro para cualquier rival. Thiem, un rival temible en los pasados años, se desinfló tras ganar el US Open, pero tiene la tierra de Paris como grato recuerdo y su mejor aliada para recobrar confianza. Si lo logra, será sin duda un rival a temer.

Con menos posibilidades, pero sin quedar al margen, jugadores de otras generaciones como Swartzman, Bautista, Carreño, Goffin, Raonic. Dimitrov, Isner, Nishikori,… Hay más jóvenes a seguir, como Auger Allasime, Sinner, Ruud, Kermanovic o Musseti. Y entre ellos habrá que estar atentos a la actuación de los españoles: Munar, Davidovich, Pedro Martínez y a la más joven promesa Alcaraz.

En definitiva, tras la gira previa a Roland Garros, Rafa y Novak son los máximos favoritos a la victoria en Paris, y los jóvenes que acechan su supremacía tendrán que hacerlo muy bien para romper ese favoritismo.