Simone Biles vuelve a sonreír para despedirse de Tokio con un bronce que sabe a oro

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LINDSEY WASSON | REUTERS

La americana logra su séptima medalla olímpica y se convierte en la gimnasta más laureada entre Juegos y Mundiales con 25 metales

03 ago 2021 . Actualizado a las 23:27 h.

Sonriendo y con la medalla de bronce en la barra de equilibrio. Así se despidió Simone Biles (Columbus, Ohio, Estados Unidos, 1997) de Tokio. Estos eran sus Juegos, estaban hechos para que ella fuera la gran figura. Pero su cabeza dijo no. «Me saltó un cable. Ha sido una semana muy larga, han sido cinco años muy largos», aseguró tras finalizar su paso por el Ariake Gymnastics Center. Que la cita se aplazase por un año fue un mazazo del que no logró reponerse.

Aún así, la estrella americana regresó a la competición contra todo pronóstico, justo a tiempo para convertirse en la gimnasta más laureada de todos los tiempos entre Juegos y Mundiales, entre los que suma 25 metales, superando a la rusa Svetlana Jórkina. «No esperaba irme con una medalla. Solo subirme encima de la barra ha significado un mundo para mí. Ahora, solo quiero volver a casa, de verdad», replicó una voz que ha puesto encima de la mesa la importancia de la salud mental: «Realmente no sé cómo me siento en este momento. Solo quiero centrarme en mí misma. Debo estar bien con lo que ha pasado estos días. He salido a competir por mí misma, no por nadie, y me daba igual lo que pasase».

Aunque comenzó con nervios y con gesto serio, completó a la perfección su actuación, finalizándola con un doble carpado en lugar de la salida con pirueta que utilizaba hasta ahora. Cayó a la perfección, estiró los brazos y ahí sí brotó la primera gran sonrisa de jornada. Biles necesitaba que las cosas volvieran a salir como siempre. A pesar de la gesta, la de Columbus no pudo superar a las jóvenes chinas, Chenchen Guan, de 16 años, y Xijing Tang, de 18, que se colgaron el oro y la plata respectivamente. Ni así dudó en reconocerles el éxito logrado y darles un abrazo. Un gesto que muestra el talante de la considerada mejor gimnasta de la historia.

«Mentalmente, todavía tengo muchas cosas en las que trabajar, pero creo que sacar a la luz el tema de la salud mental me ha venido muy bien. La gente tenía que darse cuenta de que soy humana, no un entretenimiento, y creo que ha sido así. He recibido muchos ánimos», explicó Biles, que llegó y se marchó del Arike Gymnastics Center bajo el ruido de aplausos y vítores. Ese bronce sabe igual que el oro.

Los giros longitudinales, imposibles: «Quiero vomitar»

«Cada vez que veo a un chico o a una chica haciendo un doble-doble [una pirueta que implica giros] quiero vomitar. No entiendo cómo lo hacen, no lo entiendo. Por eso en la salida de mi ejercicio he quitado el giro. Eso rebajaba la dificultad, pero no era lo que me importaba», explicó Biles al término de la final de la barra de equilibrio.

Las piruetas longitudinales se han convertido en el gran problema para la estrella americana. «Son los que le están provocando el bloqueo, por eso no los hizo en su ejercicio de barra ni hizo otros aparatos, no es que sean más fáciles o más difíciles, simplemente son los que le provocan que se pierda por el aire», explica la campeona de España y competidora en Río 16 Ana Pérez: «Los giros de las piruetas deben ser más rápidos, porque son muchos giros en poco tiempo. Entonces es importante tener buena visión espacial porque en el momento que pierdes la visión espacial no sabes dónde estás ni cómo caerás y puedes hacerte mucho daño»

Que las cosas no funcionaban quedó claro en la primera final, la de equipos, en la que Biles solo pudo completar el salto de potro. Había previsto hacer una salida con doble giro y medio, pero solo logró completar dos, algo que sorprendió a los expertos que seguían la prueba. La propia estrella reconoció que tras la clasificatoria comenzó a perder la referencia del suelo cuando practicaba estas acciones. En la final, por primera vez desde los 12 años, decidió acabar la actuación con un doble mortal para evitar girar en el aire y poder caerse.

La de Ohio también mostró durante su estancia en Tokio varios entrenamientos en los que intentaba completar los ejercicios que hasta el momento había clavado a la perfección, y que ahora no podía completar porque caía de espaldas en la colchoneta.

«En la barra el trabajo es fácil. Siempre he podido hacerlo. No pude salir en ninguna otra final, así que fue una basura, pero pude competir por equipos. Bueno, el único salto que hice fue genial, pero luego, a partir de ahí, fue como ir día a día y ver cómo iba. Para las demás finales, física y mentalmente no era seguro que pudiera hacer las dificultades sin poner en peligro mi salud y mi seguridad», explicó Biles.