Valentino Rossi, dice adiós en Valencia: «Il Dottore» tenía la receta del éxito

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Kai Försterling|Kai Försterling

Se retira este domingo tras una trayectoria de 26 años plena de récords que le sitúa en el olimpo

14 nov 2021 . Actualizado a las 13:20 h.

El español Jorge Martín (motoGP), el italiano Simone Corsi (moto2) y el también español Pedro Acosta (moto3) consiguieron las últimas poles de la temporada, con vistas al Gran Premio de la Comunidad Valenciana, que se disputará este domingo en Cheste (moto 3, 11.00 horas; moto2, 12.20 horas y moto GP, 14.00 horas; Dazn y Movistar Plus) en una sesión en la que Pol Espargaró acabó en el hospital por una caída.

Sin embargo, con la leve excepción de la resolución del Mundial de la segunda categoría, todas las miradas estarán puestas en Valentino Rossi (Urbino, Italia, 1979). Después de veintiséis temporadas, Il Dottore (es doctor honoris causa en Comunicación y Relaciones Públicas de la Universidad de Urbino) se retira. Adiós a ese número 46 (en homenaje a su padre, también piloto), talismán para los nueve títulos mundiales y los variopintos récords que lo sitúan como el mejor piloto de motociclismo de todos los tiempos, aspecto en el que algunos discrepan argumentando que no había quien le plantase cara. En cualquier caso, las estadísticas encumbran a Rossi.

Dos participaciones en las 8 horas de Suzuka y tres en el Mundial de ralis aderezan una trayectoria dilatada como ninguna, fiel reflejo del carácter del italiano, que comenzaba su andadura siendo un huracán y la termina proponiendo a la parrilla que le deje adelantar hoy para firmar su 200.º podio. «Pago yo la fiesta», espetó.

Así es Valentino Rossi, que se daba por retirado hace diez años, que se dice pronto. Su figura trasciende el deporte y, en su deporte, ha sido quien marcó el salto a la edad moderna de un motociclismo de imberbes que no eran capaces ni de encarar el mito de Ángel Nieto. Para hacerse una idea del recorrido de Rossi solo basta atender a sus rivales más enconados: lo fueron Biaggi y Gibernau, pero también Lorenzo y Márquez.

Y antes que ellos, la propia policía, que lo perseguía cuando era un niño y se lanzaba por las calles de Tavullia en su moto ilegal como si fuera un circuito. Si hay un motociclismo de potrero, ese es el que acunó a Valentino Rossi, el niño hombre que utilizó sus demoledores registros para amplificar sus mensajes. Por eso, se disfrazó de Robin Hood o de preso para celebrar un triunfo, porta un casco con el sol y la luna (su yin yang), y lleva tatuada una tortuga. El motociclismo será más plano desde mañana sin su carisma.