Una soberbia Muguruza está de vuelta

Fernando Rey Tapias

DEPORTES

Garbiñe Muguruza celebra la victoria en la final del Akron WTA
Garbiñe Muguruza celebra la victoria en la final del Akron WTA Francisco Guasco | Efe

Exhibe una fuerza mental desconocida para ganar el torneo de maestras de forma inapelable

19 nov 2021 . Actualizado a las 09:18 h.

Con su gran victoria de ayer en la final del torneo de maestras, Garbiñe Muguruza ha confirmado su regreso a la élite del tenis mundial. Tras alcanzar la final de Wimbledon con 22 años, y ganar en Roland Garros en el 2016, y en la propia hierba londinense en el 2017, la carrera y las excelentes perspectivas que apuntaba, se fueron difuminando. Pero vuelve a reivindicar su mejor versión al derrotar a Anett Kontaveit con autoridad (6-3 y 7-5).

Decisiones equivocadas en la elección de entrenadores, inseguridad en la pista, demasiada vida social para la exigencia que exige la alta competición, carencia de regularidad en los resultados, todo ello la hacían vulnerable ante jugadoras con menos condiciones que ella, y fueron apartándola de los primeros lugares del ránking, en un momento en el que el tenis femenino está más abierto que nunca, esperando la aparición de una jugadora que lo lidere con regularidad. 

El acierto con Conchita

La caída de Garbiñe se detuvo en el momento en el que decidió contratar a Conchita Martínez. La campeona aragonesa, que ya había colaborado en su victoria en Wimbledon en el 2017, fue la pieza fundamental para cambiar la tendencia negativa de la trayectoria de la hispanovenezolana. Conchita creó a su alrededor un entorno con el ambiente necesario, para que las condiciones de Garbiñe aflorasen con regularidad, y que la jugadora recuperase la confianza en su juego, un tenis que la habían llevado a disputar cuatro finales de grand slams y ganar dos de ellas. 

Ideal para grandes escenarios

Que Garbiñe es una jugadora especial nadie lo duda. No hay más que ver su palmarés, para comprobar que no está en consonancia sus victorias en los grand slams, con la escasez de títulos en pruebas menores. A diferencia de las demás jugadoras a las que le puede la presión de los grandes escenarios en las citas importantes, Garbiñe es donde despliega sus mejores condiciones. El problema de estos últimos años es que sus pobres resultados en las primeras rondas no le permitían estar en las finales. 

Ideal en altura

El año 2021 ya mostró un cambio en su recuperación, y aunque no pasó a las últimas rondas de ningún grand slam, ganó en Dubái y Chicago y logró recuperarse de una lesión a mitad de temporada, para poder estar en Guadalajara, escenario perfecto para sus aspiraciones: un país, México, en el que ya había obtenido dos triunfos (Monterrey 2018 y 2019), a 1.500 metros de altura, ideal para su tenis agresivo, con un público apoyándola, en un buen estado de forma, y con Conchita y su equipo arropándola y proporcionándole el entorno ideal para su estado anímico en pista. Solo había un problema que controlar: sus rivales, unas jugadoras poco predecibles, salvo que la mayoría golpean la bola como si fuese el último golpe de su vida, lo cual, si tienen su día, es muy complicado a la hora de frenarlas. 

Entera pese a la derrota inicial

Pero este torneo ha servido, además obviamente de la importancia y trascendencia que tiene, para descubrir una fuerza mental desconocida hasta ahora en Garbiñe: no se descompuso tras su derrota inicial frente a Pliskova; remontó en su segundo partido frente a Krejcikova; fue capaz de acabar con una racha de 12 victorias consecutivas de Koitaven, en un partido en el que se jugaba el paso a semifinales; ganó con enorme autoridad a una Badosa en gran estado de forma, y superó en la final nuevamente a la estonia Koitaven, una jugadora en racha hasta encontrarse con Garbiñe. 

Potencial número 1 mundial

Es decir, el camino de Muguruza hasta la victoria ha estado plagado de dificultades desde el principio, y la hispanovenezolana ha mostrado en todo momento una autoconfianza, una determinación, y un equilibrio que no solo le proporcionaron la victoria, sino que le devuelven las expectativas de pelear por el número 1. 

Una final predecible

Ciñéndonos a la final, se vislumbraba que no iba a ser un partido de largos peloteos. Ambas jugadoras son muy agresivas, con buenos saques y restos, a ambas les gusta llevar la iniciativa y acabar pronto los puntos. Garbiñe, al igual que contra Badosa, sacó muy bien, restó encima de la línea, e impuso un altísimo ritmo de juego. La estonia, menos experimentada, mostró más altibajos. Sus 6 dobles faltas, así como el mayor número de errores no forzados, fueron determinantes en un partido en el que Muguruza dominó con claridad el primer set, y hubo de remontar un 5 a 3 en el segundo, en el que no perdió en ningún momento la sensación de que era ella la que mandaba en el partido. Exhibió, además, un ritmo de bola impresionante en ambos lados, y aguantando las embestidas de su rival, peligrosísima cuando metía su primer servicio. 

Alicientes sin Nadal

En definitiva una alegría para el tenis español, que, ausente Nadal, observa con satisfacción la aparición de jugadores con excelentes posibilidades. Como Alcaraz y Badosa, a la que a partir de ahora hay que añadir de nuevo a Garbiñe Muguruza, que a sus 28 años ha recuperado de la mano de Conchita Martínez el equilibrio necesario para volver a mostrar sus extraordinarias cualidades, cualidades que de momento, le han llevado a sumar en su palmarés el título de maestra a sus triunfos en Roland Garros y Wimbledon. Por el título, y por su madurez y el nivel mostrado, podemos decir que Garbiñe está de vuelta a la élite del tenis mundial.