Marc Gasol, presidente-jugador del Girona y excampeón mundial y de la NBA: «Esta es mi sobremesa»

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CESAR QUIAN

Lo fue todo en el baloncesto europeo y en la NBA, pero le quedaba el epílogo de su historia: el club de su corazón; el Leyma y Riazor fueron testigos de su leyenda

31 ene 2024 . Actualizado a las 18:44 h.

Fue el rey en el Palacio y se hizo grande entre los grandes. En casa ajena fue ovacionado y correspondió regalando baloncesto. Lo de Marc Gasol (Sant Boi de Llobregat, 1985) no es apenas la gira de despedida del viejo roquero, sino su homenaje hacia la actividad que le brindó el privilegio de disfrutar de la vida trabajando. Campeón de la ACB, Eurocup, NBA, del Mundial, del Eurobasket y plata olímpica, el mejor defensor de la mejor Liga corroboró con su Girona ante el Leyma en Riazor que, cuanto más arriba, más cerca. Entre fotos, autógrafos, guiños a los chicos y sonrisas políticas a los mayores, se acomoda en una camilla y apacigua las prisas de su entorno. «Tengo tiempo», dice.

—No podía emplear una frase más afortunada. ¿Está viviendo su tiempo de propina?

—Me lo estoy pasando bien, muy bien. Tratando de hacerlo, al menos. Y aprendiendo, aunque no lo creas.

—Con todo lo que ha vivido, ¿siente que todo se centra en usted ahora, que hay cierta presión?

—Bueno, es un escalón grande el que voy descendiendo, eso siento. Y es el escalón previo al final.

—¿Pero siente ese declive?

—¿De juego, no? De juego... hombre, sí. Yo creo que está cerca el final, pero mi implicación, tal como yo veo el deporte, y me refiero al alto nivel, es de exigencia máxima durante todo lo que dure la temporada. Entras en un espacio con esa constante. Es una obsesión, de entrenar, de preparar, de mejorar, de todo lo que implica.

—A ver, que es la LEB Oro y es usted. No se le ve tan tensionado como en la NBA. Lógico, por otra parte.

—Es que, tal como veo la etapa que estoy viviendo ahora, es como la descompresión de todo eso que estaba describiendo. Tiene un punto más personal, sin duda. Y ya hablo de otro compás, porque soy el presidente del club. Mi trabajo es mejorar a los jugadores, gestionar eso.

—¿Se siente incómodo en esas labores de despacho?

—No, para nada. Ahora mismo, no. Y durante el partido no soy el presidente. Soy un jugador, y lo vivo al cien por cien de intensidad, con lo bueno y con lo malo. Pero como jugador, recalco.

—¿Y cómo presidente?

—También la disfruto. Muchísimo. Es un aprendizaje constante, hablar con patrocinadores, instituciones públicas, con otros clubes, buscar sinergias con otras entidades, haciendo crecer al club.

—Realmente el crecimiento se aprecia. A su llegada, la gente de baloncesto comenzó a situar al Girona como candidato al ascenso a la ACB. Y era penúltimo. ¿Cómo es posible si estamos hablando de la incorporación de una sola persona?

—Sí, es una persona sola, pero condiciono mucho el juego. En defensa, doy mucha seguridad a los compañeros que se sitúan delante de mí. He vivido muchas situaciones defensivas contra muchos jugadores de mucho nivel y diferentes perfiles. He tenido que solucionar muchas situaciones. Y, a pesar de que tengo 37 años, mi cabeza va a la misma velocidad que siempre y eso me ayuda a consolidar esa consistencia atrás. Después, en ataque, ya dependerá un poco, porque no soy egoísta para nada. No tengo que jugarme mis veinticinco tiros por partido.

—Es curioso que lo diga usted, pero que sepa que los que le conocen también lo dicen.

—Pero es que no tengo necesidad de ser egoísta. Al final, de lo que se trata es de hacerles mejores a ellos, porque si lo conseguimos el baloncesto es más fácil para el equipo y así no dependen solo de mí.

—¿Cree que después de toda su trayectoria, este tramo final tendrá peso en el legado que deje cuando se retire?

—Esto, al final, es mi sobremesa. Ya he pasado el primer plato, el segundo, el tercero, los postres...

«Me gustaría ir más despacio, pero no puedo dedicarle a esto muchos años»

El reto que se ha establecido Marc Gasol en el club que, de algún modo, le ha visto crecer, es devolver a Gerona las citas con de baloncesto de élite. Sin embargo, el proyecto ha tenido que pisar el acelerador debido a las circunstancias y a un inicio de temporada no muy positivo. Por eso Gasol tomó la decisión de volver a vestirse de corto. Y no llegó solo, pues cerró varias incorporaciones de jugadores que ya habían militado en la máxima categoría del básquet español e internacional. Lejos de un retiro dorado, el Girona les ofrece a todos ellos una segunda juventud. Marc Gasol asegura que se lo toma muy relajadamente.

—Supongo que la gente de Gerona lo percibirá de otro modo con un poco más de intensidad emocional, al fin y al cabo se trata de su club, de su ciudad.

—Pues no sé, al final es tu club, en el que inviertes lo que tienes. Quieres influir en los más jóvenes, pero siempre en el buen sentido. Para ellos que sean capaces de entender lo importante que es ayudar a los demás y que, cuando sientes algo, la necesidad vital de algo, pues hacerlo, ir a por él y no tener nunca miedo.

—¿Ha predicado usted con el ejemplo?

—Claro, claro. Mira, yo todavía tenía años para aportar otras cosas, pero de lo que realmente tuve era ganas de hacer esto. Porque hay gente que lleva trabajando mucho tiempo en el Girona y yo llevo viviendo el club desde hace ocho años y tengo ganas de seguir viéndolo crecer.

—¿Hasta dónde cree que llegará la entidad?

—Pues quizás esto que vivimos es una adaptación y una progresión más rápida de lo que deberíamos. Mi presencia hace que las cosas sucedan más rápido. A mí me gustaría ir más despacio, pero tengo el tiempo limitado y no puedo dedicarle a esto muchos años.

—¿Lo tiene usted planificado ya a estas alturas?

—Bueno, de momento, me propongo seguir disfrutando mucho, como lo estoy haciendo en estos momentos. Y que la gente, no solo en Gerona, sino en toda España, en la LEB Oro y en las canchas a las que nos desplazamos, también lo disfruten. Y continuar enseñando y animando a los niños a que practiquen este deporte, que transmite unos valores muy bonitos. Y nada más. Ese es el objetivo real.

«El Leyma tiene una plantilla increíble»

Instalado en la zona baja de la clasificación al inicio de temporada, el Girona despegó repentinamente desde que su presidente decidió bajar al parqué. Tras haber superado al Leyma el pasado domingo en el Palacio de los Deportes, el equipo de Marc Gasol se encuentra ya con las mismas victorias que los naranjas, y posicionándose para el play off hacia la Liga ACB.

—¿Pero realmente se ven en la pelea por el ascenso?

—Hombre, va a estar muy difícil obviamente. Vamos a necesitar un proceso. Hay equipos candidatos muy muy buenos. El Leyma tiene una plantilla increíble. Cuando hicimos el scouting lo tuvimos claro.

—¿Cómo ve al Leyma?

—Tienen una plantilla muy buena. Cuando vas jugador por jugador, ves que tienen físico, tienen talento y en muchas posiciones.

—¿No están un poco por encima el Estudiantes y el Granada?

—Bueno, bueno, va a tener más importancia la mente que el talento. La capacidad de unión del grupo, de entender la importancia que tiene que los jugadores se sacrifiquen los unos por los otros, que se hagan mejores entre sí, es lo que marcará la diferencia entre un equipo bueno y otro muy bueno.

—¿Ustedes en qué punto se encuentran?

—Pues trabajando para estar más cerca de lo primero, más que del talento. Hay equipos con mucho talento. En esta LEB Oro se puede apreciar fácilmente cómo hay conjuntos con tres o cinco jugadores de alto nivel, o como el Leyma, que tiene muchos jugadores de valor. La baja de Álex Hernández es muy sensible, porque es pegamento y se pone a trabajar para la causa, es la dirección. Es muy importante porque con él tienen dos posiciones puras de base. Es una baja muy sensible. Aunque estoy seguro de que saldrá adelante de la lesión. Ojalá no sea lo que parece. Hay que animar al grupo.