¿Quién es Jorge Vilda y cómo se ha llegado a la crisis de la selección femenina?

Iván Antelo REDACCIÓN

DEPORTES

Kiko Huesca

Hijo del preparador físico de Cruyff, entró en la federación como ayudante de su padre y ahora está ante una rebelión similar a la vivida tras el Mundial del 2015 con Ignacio Quereda

28 sep 2022 . Actualizado a las 11:55 h.

Quince jugadoras internacionales exigieron el jueves cambios, o, mientras tanto, rechazan ser convocadas. Exigen que se revierta una situación que ellas consideran que no es la adecuada, de fondo, con el trabajo del seleccionador Jorge Vilda puesto en duda. Un clima que recuerda al vivido tras el Mundial del 2015, con otros y otras protagonistas.

¿Quién es Jorge Vilda y cómo llegó a la RFEF?

Nació en Madrid en 1981. Es hijo de Ángel Vilda, el que fue preparador físico del Barça de Johan Cruyff a comienzos de los noventa y que también trabajó para la Real Federación Española de Fútbol, en diferentes selecciones. Jorge empezó en la selección femenina sub-17 como ayudante de su padre (amigo de Ángel María Villar, el entonces presidente) y heredó su puesto en el 2010, con solo 29 años, cuando Ángel Vilda continuó con la sub-19.

¿Cómo fue su trayectoria?

Entre el 2010 y el 2015, Jorge Vilda pudo trabajar con las mejores generaciones de futbolistas jóvenes que tuvo la federación a lo largo de su historia. Con ellas, consiguió buenos resultados. En solo cuatro años (2010-2014) conquistó dos títulos y dos subcampeonatos de Europa; amén de una plata y un bronce mundial. En el 2014 relevó a su padre en la sub-19 y en el 2015 a Ignacio Quereda en la absoluta.

¿Qué pasó con Quereda?

Curiosamente, Vilda llegó a la selección absoluta tras una rebelión de las jugadoras, cansadas de los métodos de un entrenador que llevaba en el cargo 27 años. Fue tras el Mundial de Canadá 2015. Las 23 internacionales hicieron una carta pidiendo un cambio. «La preparación del Mundial no ha sido la correcta, los amistosos inexistentes, la aclimatación escasa, el análisis de los rivales y la forma de preparar los partidos, insuficientes», explicaron. Las futbolistas no quisieron ir más allá, pero años más tarde fueron saliendo detalles más turbios, como los que desveló Danae Boronat, en su libro No las llames chicas, llámalas futbolistas y que luego fueron recogidas por un documental en Movistar. Salieron a la luz comentarios de Quereda como «a ver si te cuidas, que estás gorda» o «lo que necesitas es un macho».

¿Hubo represalias?

La federación española, todavía con Villar, apagó entonces el incendio con menos ruido mediático del que se generó ahora. Relevó a Quereda y apostó por Vilda. Sin embargo, también fueron dejando de ir a la selección varias jugadoras, seguramente señaladas de forma interna como las cabecillas de la revuelta. Se dio la paradoja que Vero Boquete, estando en sus mejores años y disfrutando de finales de Champions, no volvió a jugar un gran torneo con España desde aquel Mundial 2015. «Es evidente que me hubiese gustado tener otro final, pero no por agradecimiento a la historia o a mi pasado, sino por mi rendimiento presente y mi mérito deportivo», expresó la gallega en una carta tras quedarse fuera de la Eurocopa 2017. En el 2020, estuvo en el once del año de los premios The Best de la FIFA.

¿Por qué las jugadoras no quieren ahora a Vilda?

De forma pública, solo existe la rueda de prensa de hace tres semanas de la capitana, Irene Paredes: «Somos un grupo ambicioso y queremos mejorar. Creemos que hay aspectos internos que se pueden cambiar». «Es un malestar general del equipo, es lo que sentíamos al final de la Eurocopa», añadió Jenni Hermoso, en una rueda de prensa en la que desmintieron que pidieran la dimisión de Vilda, como hicieron ayer las jugadoras que difundieron un comunicado matizando lo publicado en las horas anteriores. Sin embargo, ya entonces desde el entorno de las jugadoras se apuntó a la desconfianza con el trabajo del seleccionador. Aspectos como realizar una preparación deficiente para la Eurocopa, con sobrecarga de minutos y separación clara entre titulares y suplentes (se achaca la lesión de Alexia Putellas a esa sobrecarga); dudas con las convocatorias (creen que había jugadoras que hicieron méritos para estar y no fueron); y una forma de entrenar, en general, desfasada. Además, reclaman que desde la federación se aspire a más resultados y no se contenten con lo obtenido. Creen que hay para más que lo mostrado en las Eurocopas 2017 y 2022 (cuartos de final) y en el Mundial 2019 (octavos). Piden ambición.

¿Y hay para más?

Sí. El núcleo duro de la selección es el Barça campeón de Europa. España tiene a varias de las mejores jugadoras del mundo (Putellas, Aitana…) y por detrás vienen aún generaciones que dominan en sus categorías (recientes campeones del mundo sub-20).

¿Pueden ser sancionadas?

La propia federación les advierte que sí: cualquier jugadora que renuncie se arriesga a cinco años de inhabilitación. Sin embargo, por las reacciones posteriores de Ana Álvarez, directora técnica de la RFEF, no parece que lo vayan a hacer. Además, las 15 jugadoras firmantes no renunciaron aún. Simplemente pidieron no ser convocadas «hasta que la situación no se revierta», porque no se ven «en condiciones de ser jugadora seleccionable para nuestro equipo nacional».

Barça, Madrid y Dépor, tres casos recientes de un grupo contra un entrenador

Hay más precedentes recientes en el fútbol femenino de situaciones parecidas a las que vive Jorge Vilda ahora.

¿Quién no ha firmado?

Ninguna de las jugadoras del Madrid (entre ellas la pontevedresa Tere Abelleira y las exdeportivistas Athenea y Misa), ni tampoco las capitanas Irene Paredes y Jenni Hermoso, las atléticas Sheila e Irene Guerrero, ni tampoco Alexia Putellas.

¿Están ellas con Vida?

No firmar la carta no significa que apoyen a Vilda. De hecho, tanto Pareces como Hermoso hablaban de la necesidad de cambios. En el caso de Alexia, está lesionada y por tanto tampoco es necesario que pida no ser convocada porque ya no lo iba a ser.

¿Esto es habitual?

El vestuario del Barça se unió en el 2021 para la destitución de su entrenador Lluis Cortés (el club lo aceptó); y las capitanas del Madrid escribieron una carta al club pidiendo lo propio con David Aznar (según El Confidencial). También el Dépor vivió un plante el pasado curso en un entrenamiento, que se desbloqueó tras la apertura de un expediente a Miguel Llorente (fue apartado dos semanas mientras se resolvía —sin sanción— y dejó el club en junio).