El excesivo control de Jorge Vilda: puertas abiertas, vigilancia en las habitaciones y revisión de las compras

La Voz REDACCIÓN

DEPORTES

Juanjo Martín | EFE

Algunas futbolistas achacan al seleccionador estos comportamientos, que podrían estar detrás de la revuelta de las internacionales

28 sep 2022 . Actualizado a las 12:17 h.

 «En mi época, en las concentraciones que estuve con Jorge Vilda, sí que lo viví [el excesivo control] y se habló con él para que eso lo cambiara. No dejábamos de ser futbolistas en una concentración que sabíamos lo que teníamos que hacer para no perjudicar el escudo que llevábamos en el pecho». Así lo relataba anoche Natalia Pablos, mítica exfutbolista internacional en una entrevista en la cadena Cope.

«Evidentemente, en una concentración tiene que haber cierto control. Pero, por ejemplo, yo no podía salir del hotel sin el resto de mis compañeras. Yo entiendo que es normal que tenga que avisar si salgo de unas instalaciones, pero no podía salir a comprar una postal, por poner un ejemplo, si no íbamos todas o un grupo bastante grande. No sé cuál era el temor. Evidentemente yo sé qué se puede hacer en una concentración y lo que no».

Según el Mundo Deportivo, citando fuentes de las jugadoras, Jorge Vilda obligaba a las jugadoras a tener abiertas las puertas de sus habitaciones hasta las doce de la noche para, a esa hora, comprobar él mismo que estaban allí antes de ir a dormir. «De hecho, era el propio Vilda quien se encargaba de cerrar la puerta tras comprobar que las internacionales estaban allí», explica en el texto, el subdirector Fernando Polo.

Además, también detallan que el seleccionador les revisaba las bolsas cuando iban a comprar y debían detallar con quién habían estado en ese tiempo libre.

Hace un año y medio

En marzo del 2021, la periodista Danae Boronat, en su libro, No las llames chicas, llámalas futbolistas, ya apuntaba a esas prácticas de control del seleccionador: «Jorge Vilda aportó modernidad en cuanto al trabajo de campo, más implicación. Menos que su predecesor [Ignacio Quereda] era imposible. Sin embargo, el paternalismo hacia las internacionales no desapareció. 'Nos trataba como a niñas, cuando algunas tenían casi su edad. Fue muy complicado porque era muy controlador, hasta el punto de que pasaba por las habitaciones por la noche para ver si a las once en punto estábamos', comenta una de las jugadoras a las que ha dirigido. También debían informarle si salían a tomar un café: adónde iban y con quién. Tenía la obsesión por controlar todos y cada uno de los aspectos que rodeaban al equipo», puede leerse en uno de los capítulos.