¿Es posible acabar la jornada laboral a las seis de la tarde?

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Daniel R. Portela

Los expertos aseguran que sí es posible, pero requiere cambios sustanciales en nuestra manera de afrontar el día a día. Acortar la pausa para comer, adelantar el prime time y cambiar el huso horario son solo algunas de ellas

27 feb 2018 . Actualizado a las 17:03 h.

Adelantar la salida del trabajo se ha convertido en una de las eternas promesas de los de Mariano Rajoy. La primera tentativa la lanzaba él mismo en abril del 2016. En diciembre de ese mismo año lo recordaba la ministra de empleo, Fátima Báñez y ahora el presidente del Gobierno lo ha vuelto a poner sobre la mesa. España necesita racionalizar sus horarios laborales. Mientras los países de nuestro alrededor comen a la 1 de la tarde, cenan a las 8 y salen de trabajar a una hora que les permite conciliar su vida familiar con la laboral, los españoles retrasamos todo el proceso del día a día un par de horas con respecto a nuestros vecinos del Viejo Continente. Y eso tiene sus consecuencias. Los datos de la OCDE demuestran que los españoles están entre el grupo de trabajadores que más horas pasan en la oficina y que, sin embargo, resultan menos productivos.

La Asociación para la Racionalización de los Horarios Españoles (Arhoe) lo tiene claro, hacer más horas de trabajo no significa ser más productivos u obtener mayor rendimiento. «La acumulación de horas de trabajo produce estrés, agotamiento físico y mental, malestar, mayor opción de tener errores en el trabajo por ese cansancio, ansiedad..., y al hacerse de manera continuada aumenta la posibilidad de tener accidentes de trabajo o darse una baja laboral por estrés», explica Ángel Largo, coordinador general de Arhoe.

Salir antes permitiría mejorar la conciliación y enriquecer nuestros hábitos de consumo Esta Comisión Nacional para la Racionalización de los Horarios Españoles tiene su propia receta para mejorar el horizonte de los trabajadores de nuestro país. Ellos mismos lo han bautizado como la «humanización de los horarios». Hay que sentarse y plantear un gran cambio del día a día de la sociedad. Pero los expertos aseguran que la recompensa merece la pena. Y no solo para el trabajador. Salir a las 18.00 horas del trabajo permitiría mejorar la conciliación, disfrutar de más tiempo de ocio, enriquecer nuestros hábitos de consumo y una mayor flexibilidad para compatibilizar vida personal y profesional. 

¿Y el empresario? Desde Arhoe sitúan la productividad como una de las grandes bazas que ganarían las compañías que se sumaran a la iniciativa. «En realidad, todo son ventajas para poder alcanzar una sociedad moderna que sepa contabilizar horario y ocio». Y hay más. Mucho más. Porque Ángel Largo recuerda que en esta organización de horarios que tenemos montada, son muchos los ciudadanos que se ven arrastrados de manera indirecta. Los abuelos, abocados a alargar su época de crianza para hacerse cargo de los nietos, se verían directamente afectados con la mejora del horario de sus hijos. «También es interesante pensar que con más tiempo libre, los trabajadores podrían emplear más tiempo para formarse y mejorar su empleabilidad. Además, el sector del ocio también saldría beneficiado al conseguir más clientes con mucho más y mejor tiempo libre», resume el coordinador general de Arhoe.

«No hay voluntad política por parte de nuestros gobernantes de cambiar los horarios»

Con todas estas promesas y ante un panorama tan halagüeño la pregunta que surge es clara: ¿Por qué todavía no hemos cambiado? Ángel Largo sentencia: «No hay una voluntad política de nuestros gobernantes». Lo prometen una y otra vez, pero sus palabras se acaban diluyendo. «Priorizan otros asuntos antes de este, que realmente afecta a la gran mayoría de españoles, directa o indirectamente». Pero no son los únicos que tienen que sentarse a la mesa a trabajar. Los expertos recuerdan que debe haber una voluntad negociadora entre patronal y sindicatos para poder gestionar estas mejoras a los trabajadores. El último escalón, quizás el más tedioso y el que requiera un mayor esfuerzo, pasa por sensibilizar a la sociedad de la necesidad del cambio: «Ambas palancas de cambio son necesarias, es decir, que las instituciones deben apoyar con legislación adaptada y la negociación colectiva debe avanzar para alcanzar acuerdos de conciliación y flexibilidad».

¿Por dónde empezamos?

Hay que cambiar. Lo tenemos claro. Pero, ¿por dónde empezamos a trabajar? Algunos entendidos en la materia ponen la primera piedra: volver al huso horario que nos corresponde. La hora española actual es fruto de las exigencias marcadas por Berlín en plena Segunda Guerra Mundial. En el año 1940 el Viejo Continente se ajustó al horario de Berlín para controlar las operaciones militares, una vez pasado el conflicto territorios como Portugal o Reino Unido decidieron volver al huso que les correspondía. Nada que ver con España, que se quedó con la hora alemana, una decisión que dura hasta nuestros días. Las mentes más sesudas en lo que a horarios se refiere proponen que atrasemos una hora las manecillas de los relojes para acompasar el horario a nuestro reloj interno. Así, comeríamos a la una, cenaríamos antes y descansaríamos más horas.

Reducir la pausa para comer nos permitiría salir antes del trabajo La pausa para comer también merece una revisión. Su recorte es uno de los grandes caballos de batalla de la Arhoe. «Reducir la este momento, que en algunos casos se alarga hasta las dos horas y es hasta excesiva, permitiría a los empleados salir antes del trabajo», recuerda Ángel Largo.

Al cambio de hora y al descanso para comer hay que sumar un profundo examen a las parrillas televisivas, cuya transformación es, probablemente, la más sencilla de todas las que hay que llevar a cabo. Con un prime time predispuesto a robarnos más horas de sueño de las debidas, el portavoz de Arhoe cree que el cambio de los horarios televisivos debe ser una de las primeras cosas que hay que cambiar. «En España todavía una gran parte de la población adapta sus hábitos de cena y sueño a los horarios del prime time. Con la televisión actual estamos durmiendo una hora menos al día que nuestros conciudadanos de la Unión Europea y esto tiene un impacto en el rendimiento de las personas en el trabajo y en el fracaso escolar», explica Largo que recomienda poner punto y final a series y programas a las 23.00 horas como muy tarde.

Profesiones con «horarios menos normales»

No podemos generalizar. Es un error. No todas las profesiones pueden permitirse el lujo de cerrar el chiringuito a las 18.00 horas. Médicos, bomberos y policías son solo un ejemplo de servicios que deben estar a punto prácticamente las 24 horas del día, mientras que otros tantos como el sector hostelero no se pueden plantear cerrar las puertas en mitad de la tarde. ¿Qué hay de ellos?

Para aquellas profesiones con lo que la Asociación para la Racionalización de los Horarios Españoles califica de «horarios menos normales» la receta pasa por la flexibilidad horaria. «En estos casos hay que plantearse unos horarios diferentes pero que permitan descansos para un mejor rendimiento y la posibilidad de disfrutar de una vida con ocio y lo más plena posible. Un hospital funciona 24 horas diarias, pero podemos adaptar los turnos a las necesidades de los profesionales para que obtengan un mayor rendimiento».