Los otros asturianos no se van del todo

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Han sacado partido del sistema educativo de la región y ha triunfado con grandes trabajos por todo el mundo. No quieren dejar sus raíces, no desconectan y se han organizado para seguir en contacto. Aportan ideas muy valoradas a instituciones y grandes empresas globales y quieren hacer lo mismo por el desarrollo de Asturias

27 feb 2018 . Actualizado a las 18:11 h.

O por la decisión propia de desarrollar una carrera profesional que no existe al lado de casa o, de forma forzosa, para escapar de las insuficiencias del mercado laboral de la región, una parte importante de dos generaciones de jóvenes ha elegido ya labrarse su futuro lejos de Asturias. Esa peregrinación vierte una luz favorable sobre el sistema educativo, que es capaz de formar personas preparadas para abrirse camino en cualquier lugar del mundo, y muchas sombras sobre la capacidad del Principado para sacar partido de sus mejores alumnos. Más de 800 de esos herederos del espíritu indiano, instalados en 52 países distintos, forman parte de Compromiso Asturias XXI, una asociación fundada con la intención de funcionar como un 'think tank', repatriar ese talento y, cuando eso no es posible, al menos de aprovechar su experiencia y sus contactos para aportar ideas bien asentadas en otros lugares y aplicables también en su tierra. 

Ya sea en Londres o Bruselas, donde participan en la toma de decisiones de las instituciones europeas y de las principales empresas del continente, o en las plazas fuertes de la economía mundial en América, Asia y Australia, una camada de ingenieros, informáticos, economistas y juristas asturianos ocupa puestos de enorme responsabilidad. Son hijos de la Asturias industrial que valora los concocimiento y el trabajo duro. Con ese bagaje se abren camino. Por ejemplo, entre los socios de Compromiso Asturias aparecen Diego Canga, exjefe del gabinete (es decir, el funcionario de mayor rango) del comisario europeo de Industria, cuya mediación fue decisiva para evitar el cierre de Tenneco y el traslado de la planta gijonesa de la multinacional de las piezas de automóvil al este de Europa, y dos ejecutivos de primer nivel en Microsoft: María Garaña, presidenta para España de la empresa de Bill Gates, y César Cernuda, que desde su oficina de Singapur dirige la estrategia de la compañía para la región de Asia y el Pacífico.

Entre esos profesionales de alto nivel, es fácil encontrarse con la idea de que Asturias sabe hacer bien muchas cosas pero, al mismo tiempo, pone poco afán en transmitirlas. El gijonés Pablo López, vicepresidente en Bruselas de la consultora internacional de origen estadounidense FTI no ve ningún motivo para recrearse en el pesimismo. «En el Principado hay una gran calidad de vida y unos servicios públicos como la sanidad, la educación primaria o el transporte, que, aunque sean mejorables, no tienen nada que envidiar a los de regiones europeas punteras. Con algunas excepciones, las infraestructuras también son de primera», opina. Pero esa buena impresión genérica, no debe ser la excusa para evadirse de los problemas que aprecia en la región. Dos de ellos están relacionados, a su juicio: la dispersión de unas administraciones públicas propensas a empezar muchos proyectos a la vez, en lugar de dar prioridad a unos pocos bien elegidos y con mucho peso, y el localismo endémico que distrae de esos grandes retos.

En Holanda, donde dirige un equipo de investigación sobre estudios urbanos y problemas sociales complejos en la Universdad Windesheim, situada en Zwolle, María García Álvarez, coincide en gran parte de ese diagnóstico. «En Asturias se vive bien, mejor que aquí, pero se trabaja mal», afirma. A la profesora, admirada por la limpieza del país donde vive, le preocupa que la etiqueta del paraíso natural sea un eslogan vacío por falta de cuidados. «Debería haber tolerancia cero con las empresas contaminantes y tenemos que mejorar en la limpieza del mar en las playas, en la suciedad que acumulamos en algunos lugares y en esos edificios bonitos con las fachadas arruinadas», reflexiona. Desde su lugar de observación, también cree que la falta de más conexiones aéreas, y en especial de vuelos baratos, es un lastre. «Nos vendemos muy mal. La gente se va a Santander, aunque no sabe muy bien dónde está, simplemente porque una escapada le cuesta poco dinero», opina.

Compromiso Asturias tiene contacto con otros muchos asturianos con éxito, como Lourdes Villar, formada como abogada en Oviedo y Berkeley, que tiene su propia firma de ropa infantil con presencia en una 20 países. O David Rueda, un ovetense, que, a través de Navantia, vive en Sidney y diseña buques de la Armada australiana. O Sandra Rodríguez, una economista con experiencia en grandes empresas alemanas. «Sin embargo, no se saca a la diáspora todo el partido. Seguro que sin mala intención, pero se nos sigue olvidando», se lamenta Pablo López por ese capital humano poco aprovechado.