«Quería volver y emprender en casa para devolverle a Galicia algo de lo que me dio»

RETORNADOS

De izquierda a derecha, Ester López; Germán Ricoy con su pareja María Eiriz; y Adrián Rodríguez.
De izquierda a derecha, Ester López; Germán Ricoy con su pareja María Eiriz; y Adrián Rodríguez.

Emigrantes retornados que lograron montar un negocio con ayudas de la Xunta cuentan qué les motivó para regresar a casa y cómo fue el proceso de poner en marcha su propia empresa

14 jul 2022 . Actualizado a las 16:24 h.

Tras ocho años fuera de Galicia, Germán Ricoy decidió montar su propia cooperativa, y pensó que no había lugar mejor para hacerlo que su casa. Pese a haber emprendido en el pasado, reconoce que en aquel momento estaba «bastante desconectado» de todo lo que suponía montar una empresa en su comunidad de origen, así que acudió a la Oficina de Asesoramento e Seguimento ao retorno, en donde le informaron de la existencia de, entre otras, las ayudas al retorno emprendedor. Y así lanzó su negocio.

Esas ayudas al retorno de la Xunta tienen como objetivo favorecer la puesta en marcha de negocios promovidos por aquellos que regresan a la comunidad tras haber emigrado, con el propósito de facilitarles el regreso tanto a aquellos que buscaron una oportunidad en el exterior como a sus descendientes. Además de formentar el retorno, estas subvenciones también buscan fomentar el desarrollo y fortalecimiento del tejido empresarial gallego, con ayudas de hasta 10.000 euros para los emigrantes retornados que deseen emprender en Galicia. La iniciativa tiene un presupuesto de un millón de euros. 

Germán -que nació en Madrid en el 1964, pero sus padres eran de Noia- cuenta con un periplo profesional amplio y variado. El grueso de su actividad ha estado vinculada al sector publicitario, en el que trabajó durante más de 20 años. La crisis del 2008 le obligó a reciclarse y en el 2012 se fue a vivir a la isla de Reunión, un enclave francés situado en el Índico. Allí trabajó como profesor de secundaria. Tras 8 años fuera, en su mente y en la de María, su pareja y actual socia, comenzó a surgir la idea de poner en marcha su propia cooperativa, y descubrieron que las condiciones en Galicia eran favorables para ello.

Y así, en el 2021 crearon Buscalume, que se dedica principalmente a la creación de juegos de mesa, aunque también ofrece servicios de consultoría. Hace un año sacaron su primer juego a través de una campaña online de micromecenazgo. Esta campaña funcionó bien y la recaudación les permitió financiar ese proyecto inicial. Pero no era suficiente para continuar: «Eso se había agotado en sí mismo y no podríamos haber hecho más», cuenta Germán. Disponer de ayudas institucionales les ha permitido tener un remanente de capital: «Así podemos afrontar los siguientes pasos de la empresa: fabricar nuevos juegos, tener stock, invertir en comunicación... Te sirve para afrontar cosas que en otras circunstancias no podrías», añade. También destaca la tranquilidad que este dinero supone durante los dos primeros años de vida de la empresa.

Durante el año pasado, la Secretaría Xeral da Emigración destinó un millón y medio de euros para las iniciativas emprendedoras presentadas por 146 emigrantes retornados. Germán fue uno de ellos. Otro caso es el de Ester Vázquez. Nació en Lugo en el 1984 y estudió biología en la Universidade de Santiago de Compostela. Al terminar inició sus estudios de doctorado, lo que la llevó a continuar su investigación en el extranjero. Con los conocimientos adquiridos durante este período, comenzó a gestar la idea de «dar el salto de la academia a la parte empresarial» y emprender junto a un amigo ofreciendo a las farmacéuticas un servicio para diseñar medicamentos. Tras estudiar durante dos años en Alemania la viabilidad del proyecto, decidió que era el momento de montar su empresa. Para ella, además, volver a Galicia era determinante: «Sabía que necesitaba otro tipo de apoyo. Nosotros somos científicos puros, no tenemos idea de negocios. Necesitábamos una infraestructura y apoyo institucional».

Estando todavía en Alemania, comenzó a informarse de los recursos existentes para perfiles como el suyo y decidió solicitar esa ayuda al retorno emprendedor. A pesar de tener clara la idea de montar su empresa, reconoce que la subvención le supuso una motivación adicional: «Es un recurso económico muy importante, sobre todo a la hora de empezar, te puede salvar el año». También señala que este dinero permite ofrecer mejores servicios desde un inicio: «Puedes comprar materiales que sabes que mejorarán mucho tus logísticas y que sino no te podrías permitir». 

Actualmente, Ester y su socio teletrabajan en su empresa: se llama Em-phasis. Ella lo hace desde Santiago y él desde el Reino Unido. Allí es dónde alquilan el microscopio que precisan para obtener la información que necesitan para poder ofrecer su servicio. En el futuro, les gustaría contar con una sede dentro de las instalaciones del Sionlla Biotech, ubicado en el polígono santiagués del Tambre, en donde esperan formar parte de un gran grupo de emprendedores y poder crear nuevos puestos de trabajo. 

En la convocatoria del año 2020, una de esas ayudas para los retornados fue para Adrián Rodríguez. Nació en Ribadeo en el 1989 y es matemático. Tras trabajar en el sector privado y completar sus estudios en Irlanda y Alemania, surgió la idea de montar una empresa de análisis de datos. A través de un amigo y de su asesoría conoció de la existencia de las ayudas al retorno emprendedor, cuya aportación define en una palabra: tranquilidad: «Al principio, lo último que piensas es en pagarte a ti mismo y en ese sentido me permitió tener un cierto margen».

Él también tenía claro que quería regresar a Galicia y descubrió que la existencia en la comunidad de un nicho de mercado en su sector le daba la opción de hacer lo que le gustaba: «Consideré que podía ser una oportunidad y que podía aportar algo en Galicia Ya que había tenido que salir fuera, devolvería algo emprendiendo aquí».

Esta idea se materializó finalmente en el 2019, con la puesta en marcha de Nigal, en donde Adrián se dedica al análisis de datos de aplicaciones de industria desde Ribadeo.

En los últimos años, la Secretaría Xeral da Emigración destinó más de 3 millones de euros para la puesta en marcha de más de 500 proyectos de este tipo. Este año, la convocatoria prevé una cuantía mínima mayor que la de los anteriores pues alcanza los 6.000 euros, a los que se pueden sumar otros 3.000 si la empresa se sitúa en un municipio rural, y 1.000 más si la persona beneficiaria es mujer.