Minería urbana, un tesoro oculto en la basura de nuestros hogares

Guillermo Guiter
Guillermo Guiter REDACCIÓN

GENERACIÓN 3R

José Luis Viesca, catedrático de Ingeniería Mecánica y director de la Cátedra Cogersa de Economía Circular de la Universidad de Oviedo
José Luis Viesca, catedrático de Ingeniería Mecánica y director de la Cátedra Cogersa de Economía Circular de la Universidad de Oviedo Héctor Herrería

Repasamos con el director de la Cátedra Cogersa de Economía Circular la estrategia de la UE para potenciar la recuperación de materias primas fundamentales a partir de determinados residuos urbanos

15 jul 2025 . Actualizado a las 05:00 h.

En los últimos seis años, el mundo ha utilizado una cantidad de materias primas equivalente a la consumida en todo el siglo XX. Un crecimiento exponencial que es, para los expertos, «insostenible por definición». En este contexto casi apocalíptico, ¿qué posibles soluciones nos ofrece la economía circular?

Uno de los conceptos que está (o debería estar) en auge los próximos años es el de minería urbana. El profesor José Luis Viesca, catedrático de Ingeniería Mecánica y director de la Cátedra Cogersa de Economía Circular de la Universidad de Oviedo, explica que la clave es recuperar materiales críticos, es decir, escasos e imprescindibles para determinadas industrias, a partir de residuos producidos principalmente en las ciudades. De objetos cotidianos como viejos teléfonos móviles, ordenadores, televisores o lavadoras estropeadas.

«La minería urbana es una herramienta clave de la Economía Circular que contribuye a garantizar la sostenibilidad y a minimizar la dependencia estratégica de Europa», señala Viesca. Sin duda, un yacimiento de riqueza aún por explotar y que está contenido, por ejemplo, en esos aparatos eléctricos y electrónicos que arrojamos a la basura.

Para alcanzar los objetivos climáticos, digitales y de seguridad de la Unión Europea, dice el profesor Viesca, «es indispensable el desarrollo de sectores estratégicos tales como energías renovables, movilidad eléctrica, defensa y aeroespacial». Es decir, tecnología que requiere materias primas «cuyo suministro tiene un elevado riesgo de sufrir interrupciones debido a dispersión en la concentración de las fuentes que en la mayoría de los casos están fuera de la UE». «Europa tiene una gran dependencia estratégica exterior», advierte.

Como ejemplo, la Ley Europea de Materias Primas Fundamentales cita que China proporciona el 100 % del suministro de tierras raras utilizadas para imanes permanentes de la UE y el 97% del suministro de magnesio; Turquía proporciona el 98 % del suministro de boro de la UE; Sudáfrica cubre el 71 % de las necesidades de platino de la UE o la República Democrática del Congo suministra el 63% del cobalto mundial utilizado en las baterías. Todos ellos son países con baja calidad democrática según los estándares internacionales y con inestabilidad política e institucional que en cualquier momento puede alterar los flujos del mercado.

Precisamente por ello, la UE aprobó en el año 2024 el citado reglamento, que identifica una serie de materias primas imprescindibles y establece como meta que, para 2030, al menos el 25% del consumo anual de estos elementos en la Unión provenga del reciclaje interno.

Pero no solamente estamos hablando de materias primas críticas o fundamentales, sino que, en un sentido más amplio, también puede considerarse minería urbana la valorización y aprovechamiento de cualquier otro tipo de residuos, como por ejemplo los residuos de construcción y demolición.

Retos para una «minería» diferente

Hasta aquí el planteamiento de la urgente necesidad de aprovechar materiales que, además, sin reutilización pueden constituir un problema para el medio ambiente. Pero la gestión no es tan sencilla. Nunca lo es.

En este caso los retos, explica Viesca, son abundantes. El primero, que «existen limitaciones técnicas para recuperar materiales dispersos o en bajas concentraciones»; aunque también apunta a una cuestión económica: los costes de extracción son más elevados que los derivados de la explotación de materiales de origen primario».

Pero hay otros muchos. Hace tan solo unos días, la Comisión Europea publicó el estudio que evalúa la aplicación de la Directiva Europea sobre residuos de aparatos eléctricos y electrónicos, que es fundamental en el campo de la Minería Urbana, e identificó deficiencias importantes, especialmente en lo que se refiere a la recogida de estos residuos.

La mala noticia es que apenas se alcanza el 50%, lo que supone una pérdida enorme de materiales valiosos que son esenciales para impulsar la transición verde y digital en la UE.

Por tanto, Viesca señala que, en su opinión, las actuaciones más importantes para potenciar la minería urbana «pasan por dar un mayor impulso a la innovación basada en la I+D que permita aumentar el rendimiento en las operaciones de valorización de residuos urbanos y disminuir los costes asociados».

En este sentido, la Cátedra Cogersa de Economía Circular de la Universidad de Oviedo financia numerosas actuaciones de apoyo a la I+D+i en este campo y colabora mano a mano, con el Instituto Universitario de Materias Primas Críticas.

«También me gustaría resaltar que Cogersa ha dado señales de una acertada visión estratégica» en el contexto de la minería urbana al haber licitado en el año 2024 el proyecto para el Centro de Preparación para la Reutilización, que abrirá sus puertas en 2027 en Siero», concluye Viesca.