El vecino que completa el Pueblu d'Asturies

La Voz

GIJÓN

Nuevo edificio del Pueblu d'Asturies
Nuevo edificio del Pueblu d'Asturies

La alcaldesa de Gijón inaugura el equipamiento que completa el Plan Museográfico trazado en 1998, un millar de metros cuadrados que permitirán la redistribución de todos los usos del complejo

18 may 2016 . Actualizado a las 22:04 h.

Dentro de dos años hará medio siglo que la ribera derecha del río Piles recibía unos huéspedes un tanto peculiares: hórreos y paneras. Unas edificaciones rurales que parecían ya fuera de lugar en un terreno que en aquellos años empezaba a incorporarse totalmente al plano urbano de la ciudad. Eran, por así decir, refugiados arquitectónicos o etnográficos; construcciones salvadas in extremis de la pala excavadora que abría espacio en las parroquias rurales del suroeste del concejo a las instalaciones de la gran siderúrgica Uninsa, la futura Ensidesa, la actual Arcelor Mittal. La iniciativa había sido del Ayuntamiento que encabezaba Ignacio Bertrand y de la Cámara de Comercio e Industria de Gijón, y marcaba el inicio del que se bautizó como «Pueblo de Asturias»: una suerte de museo al aire libre consagrado a la preservación de la memoria popular asturiana, según los modelos, ya un tanto obsoletos, de ciertos centros etnográficos que surgieron en el XIX del norte de Europa. Aquellos hórreos y paneras ponían los primeros pegoyos de una larga historia que hoy, Día Internacional de los Museos, ha cerrado un capítulo con la inauguración del edificio que remata un largo periodo de crecimiento del hoy Muséu del Pueblu d'Asturies.

La Alcaldesa de Gijón, Carmen Moriyón, ha inaugurado este mediodía un edificio de un millar de metros cuadrados proyectado por los arquitectos Enrique Perea y Manolo García, que ya habían concebido algunas de las instalaciones que reúne el compleo museístico. Los trabajos, que se iniciaron en 2009, se han alargado más de lo previsto. Dificultades con la primera adjudicataria de la construcción, en primer lugar, y las derivadas de la cimentación en un suelo pantanoso como el de las riberas del Piles, han dilatado la puesta en marcha de un equipamiento que »cierra el proyecto que se trazó en 1998», según el director del Pueblu d'Asturies, Juaco López. Incluyendo IVA, el costo del proyecto ha sido de casi 759.000 euros.

El nuevo edificio, blanco y sencillo en sus trazas, cierra el fondo del recinto, completando un conjunto que incluye el antiguo Pabellón de Asturias en la Expo '92, las casonas solariegas de los Valdés y de los González de la Vega -trasladadas en los inicios del Pueblo de Asturias desde Candás y Veriña, respectivamente-, además de las diversas construcciones rurales y las destinadas al ocio y el festejo, como el gran tendeyo, la bolera o el anfiteatro del recinto. Pero lo principal es el modo en el que la nueva instalación remodela y redefine todos los usos del un Muséu que, afirma su director, «creció muchísimo» y cuya primera prioridad tiene muy clara: «No me canso de decir que el objetivo de un museo es conservar, y para conservar se necesitan almacenes».

Ese será el uso prioritario del equipamiento, pero no el exclusivo. «La mitad de la superficie se utilizará para almacén, biblioteca, taller de restauración y espacios de trabajo del personal del museo», explica Juaco López, que muestra su satisfacción porque «por primera vez se van a poder ordenar las colecciones, en concreto los objetos de tamaño pequeño y mediano y la documentación». Eso permitirá destinar el almacén de la Casa de los Valdés exclusivamente a la extensa fototeca del museo, con cientos de miles de referencias que actualmente se reparten entre diversos almacenes. Nunca los suficientes para un centro que alberga fondos de utillaje doméstico y muebles, aperos del trabajo agrícola y ganadero, útiles de caza y pesca, herramientas de oficios e industrias, objetos relacionados con los medios de transporte, el ocio o las prácticas religiosas, artefactos para pesos y medidas, instrumentos musicales y diversos fondos documentales y bibliográficos, como la recientemente donada por Luis Argüelles Sánchez, el que fuera primer director del museo.

Otro uso «fundamental» del nuevo edificio será acoger a los becarios o estudiantes en prácticas que acuden a formarse al Muséu, y mejorar las condiciones de trabajo para los investigadores, que dispondrán a partir de ahora de un despacho para consultar fondos originales. Las remodelaciones dejarán espacios disponibles para ampliar las zonas expositivas del Museo de la Gaita y el aula de actividades didácticas, así como para el patrimonio cultural inmaterial, que cada vez tiene más peso en un centro que también es sede del Archivo de la Tradición Oral.

Ciclo, pues cerrado. Respecto al futuro, Juaco López habla de «ir completando los espacios creados y la reforma general del museo» y sobre todo de lo que más urge ahora: «Personal; siempre cuestiones de personal» para un museo que es todo un pueblo.