Gijón, de mayor quiere ser como Quini, su nuevo Hijo Adoptivo

Juan Carlos Gea GIJÓN

GIJÓN

Quini sostiene, emocionado, la medalla que le reconoce como Hijo Adoptivo de Gijón ante los portavoces municipales, en el teatro Jovellanos
Quini sostiene, emocionado, la medalla que le reconoce como Hijo Adoptivo de Gijón ante los portavoces municipales, en el teatro Jovellanos

Enrique Castro se convirtió en el gran protagonista de la ceremonia anual de entrega de las Medallas y reconocimientos de la ciudad, que también ha premiado a SER GIjón, Manuel Llanos, «Les Caseríes», «El Portu», Aspace y la Plataforma Antidesahucios, que no recibió el aplauso del PP ni C's

30 jun 2016 . Actualizado a las 09:30 h.

Lo normal es que los hijos, de mayores, quieran ser como sus padres. En el teatro Jovellanos, esta tarde, ha sucedido justo a la inversa. La alcaldesa, Carmen Moriyón, acababa de colgar del cuello de Enrique Castro González, el gran Quini, la medalla que le convierte en Hijo Adoptivo de la ciudad y de entregarle el diploma que así lo acredita. Y, en nombre de la ciudad, y confesando que lo decía ya «fuera de protocolo». Moriyón se dirigió al recién adoptado hijo de la villa con un deseo personal: «De mayor, quiero ser como Quini».

Pocas veces hablará Moriyón, o cualquier otro alcalde o alcaldesa de la ciudad, con tanta certeza por boca de todos sus vecinos. Porque, como se ha señalado en la presentación los méritos de Enrique Castro ante los asistentes a la ceremonia de entrega de los reconocimientos anuales de la ciudad, Quini es sin duda «el gijonés más popular, el que más simpatías suscita», además de ser por descontado «la quintaesencia de lo mejor del Sporting de todas las épocas».

De algún modo, el ex jugador rojiblanco y azulgrana ha venido a compendiar en su persona todas las virtudes que de un modo u otro se reparten en todos los premiados en la ceremonia de este año; la primera, por cierto, que ha reconocido a alguno de los galardonados sin la unanimidad de todos los grupos políticos municipales, que son los que realizan las propuestas cada primavera. La concesión de una Medalla de Plata a la Plataforma Antidesahucios (PAH) fue rechazada de plano por PP y Ciudadanos, cuyos portavoces municipales han negado el aplauso al nutrido grupo de integrantes de la plataforma y afectados que han subido al escenario a recoger el premio.

Su tesón y su coraje lo han sido también de Quini en momentos difíciles de su vida, como lo han sido, como deportista, los valores que se han ensalzado en Manuel Llanos; la capacidad de trabajar en equipo (y sobre verde) que ha mostrado la Federación de Asociaciones de Vecinos de la Zona Rural de GIjón Les Caseríes; la generosidad y la entrega que en sus 45 años de vida han derrochado los integrantes de la Asociación de Ayuda a Personas Afectadas de Parálisis Cerebral (Aspace; la coherencia, la solidaridad de grupo y la fidelidad a unos valores mantenidos por el histórico militante del PCE e IU y cofundador de CCOO de la minería, Gerardo Díaz Solís, El Portu; o, finalmente, la capacidad para conectar con otros, para crear ciudad e identidad que premia la Medalla de Plata a SER GIjón en sus primeros 25 años de vida. 

De todo ello, de la calidad humana y el buen humor que caracterizan al jugador y ya Hijo Adoptivo de Gijón -porque nació ovetense y creció avilesino- ha dejado constancia Quini en sus palabras tras el premio, no sin antes advertir que había que «tomarlo con calma» porque -ha asegurado - «prefiero el Molinón con 50.000 que lo que veo aquí». Claramente emocionado, Enrique Castro ha bromeado con los muchos reconocimientos que le han llovido en días pasados, como el de embajador de la Sidra con Denominación de Origen y del vino de Cangas del Narcea. Con esos precedentes -ha pronosticado-, «como me dejéis un poco más me hago con Gijón entero».

Pero, muy emocionado, sobre todo ha dejado clara su gratitud a una afición y una ciudad que siempre se ha portado conmigo maravillosamente bien y siempre estuvieron ahí», ha recordado. Y también ha subrayado que, de algún modo, este premio cierra un ciclo especial, más allá de sus muchos reconocimientos deportivos porque se dirige «a la persona, a lo humano». Quini ha recordado que el primer premio que recibió, en 1966, siendo aún «un crío de nada» fue a la deportividad: «Yo creo que trofeos como ese y como este no tienen que ver con los demás; estos son muy superiores», ha confesado El Brujo, anunciando que espera «estar a la altura» de un blasón que considera «lo máximo».

«Os deseo mucha felicidad, y que no tengáis nunca una enfermedad. La salud es lo más grande. Que Dios os dé mucha salud y que nos volvamos a ver. Y muchas gracias por todo», así ha concluido su intervención, momentos antes de escuchar de la alcaldesa algo que puede que ya supiera, aunque su conocida modestia le impida reconocerlo: que todo Gijón, de mayor, quiere ser como él.