Del «escote pericote», al «quien ensucia, paga»

J. C. G. GIJÓN

GIJÓN

Camiones de recogida de residuos de Emulsa
Camiones de recogida de residuos de Emulsa

La política de reciclaje de Foro considera insuficiente el «buenismo» y la prevención, y defiende el peso del futuro Consejo Municipal en una corporación «muy fragmentada»

15 nov 2016 . Actualizado a las 08:04 h.

Frente al modelo que supone «recoger las cositas que tiramos entre todos y pagar a escote pericote», otro «el que más recicla tendrá que tener un menor gasto y el que más ensucia, tener una sanción». Esteban Aparicio, concejal presidente de la Empresa Municipal de Limpieza de Gijón (Emulsa) defendió ayer esta postura durante la presentación de las actividades de la Semana Europea de Prevención de Residuos, que salpicará la ciudad durante diez días de una treintena de actividades destinadas a concienciar a 3.200 escolares en siete centros de la ciudad y a otras 5.000 personas en la ciudad.

Pero es una posición que, en todo caso, deberá confrontarse a partir del próximo día 24 con la del flamante Consejo Municipal para Prevención y Reciclaje de Resíduos para mejorar unas políticas que ya han convertido Gijón «también locomotora de Asturias», con un «20 al 25 por ciento» de residuos separados y reciclados del total de los que se generan en la ciudad. 

El nuevo órgano de participación ciudadana e institucional impulsado por el Ayuntamiento tendrá, no obstante, un «carácter meramente consultivo», precisó Aparicio. En él se sentarán grupos políticos municipales, asociaciones vecinales, agentes sociales, entidades ecologistas y representación de la Universidad de Oviedo, miembros de la Unión de Comerciantes y el gremio hostelero, el Consorcio de Gestión de Residuos Sólidos de Asturias (Cogersa) y la propia Emulsa, y su primer cometido será precisamente debatir el borrador de la futura Ordenanza de Residuos y Limpieza y el Plan Municipal de Gestión de Residuos, junto asuntos como el soterramiento de contenedores. Serán los primeros apuntes en la agenda de un organismo cuyo perfil consultivo podría, no obstante, cobrar más relevancia -admitió Aparicio- en una corporación políticamente «muy fragmentada».

Por su parte, Pilar Vázquez, gerente de Emulsa, señaló que la posición en materia de reciclaje debería ser la inversa a la del que se prevé para el que genera residuos: el que más recicla, menos paga. Eso no significa que las cosas no se plantean «en términos de bonificación o penalización», defendió Vázquez, que recordó que las «corrientes europeas» tienden a favorecer el pago por lo que se deposita «en función de la cantidad de residuo, y si es apto para reciclaje o no».

Pero de la teoría a la práctica hay un buen trecho. Pilar Vázquez admitió que «es difícil» materializar procedimientos para ello: «pasa por la identificación de lo que deposita cada persona o familia; en algunos sitios hay contenedores con tarjeta que pesan el resíduo, y en otros se compran bolsas de distinto color con código de barras para identificar al usuario». En todo caso, no se contemplan bonificaciones en lo que los gijoneses pagan por estos servicias: «Es una de las tasas de residuos más bajas de España. No llega a 60 euros al año, más IVA, por vivienda. Bonificar sobre ella tendría poco sentido», sostiene Vázquez.

Del mismo modo, los responsables de Emulsa apuntan que no es «lo mismo implantar este tipo de acciones en ciudades de morfología horizontal que en las de estructura vertical». Esteban Aparicio se refirió, a estos efectos, a lo que considera como ineficiencia del sistema «puerta a puerta» impulsado por Bildu en el País Vasco, que ve «notablemente molesto», y al que se oponen las propuestas foristas.

«Buenismo» y prevención

En definitiva, lo que el equipo de gobierno de Carmen Moriyón pondrá sobre la mesa del nuevo consejo son las fórmulas descritas. «Es una opinión, pero está sujeta a la corrientes políticas: unos pensamos que el que contamina, paga, y otros son más partidarios del buenismo y las acciones preventivas», defendió Aparicio, que no rechaza estas últimas, pero considera que «suelen tener una repercusión al cabo de dos generaciones». Para el concejal forista, «hay cosas que deben ser cuanto más inmediatas, mejor». Por eso defiende que, junto a la «pata» de la prevención, hay que «completar el banco con la otra pata: el que contamina paga».

Pero el objeto último, asegura Esteban Aparicio, que se marcan ayuntamiento y Consejo es más ambicioso: cumplir -y a ser posible rebasar- los objetivos de un 50 por ciento de reciclaje de residuos fijados por la UE en el horizonte de 2020 y «cambiar el modo de producción de una economía basada en el despilfarro, para pasar a la economía del subproducto en aras a la eficiencia energética y a la economía circular».

En resumen: el presidente de Emtusa pretende «informar a la ciudadanía en el Consejo del coste efectivo» de los servicios: «Y luego, el pueblo soberano, que elija. Quien quiera un 600, tendrá un 600, y el que quiera un Ferrari, que lo pague».