La brañina comunitaria de Nuevo Gijón

Elena G. Bandera
E. G. Bandera GIJÓN

GIJÓN

La Brañina, la huerta comunitaria de Nuevo Gijón.La Brañina, la huerta comunitaria de Nuevo Gijón
La Brañina, la huerta comunitaria de Nuevo Gijón

Originariamente era un vertedero del barrio, hoy es la huerta de la que ocho familias obtienen verduras de temporada para mejorar su alimentación

15 may 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

«Hacía tiempo que no probaba una fresa igual», asegura Enrique Pañeda, que junto a Marta García y Soledad Rubio aprovechaba la mañana de ayer, antes de que el sol pegase con fuerza, para acercarse hasta La Brañina, la huerta comunitaria de Nuevo Gijón, a recoger lechugas y fresas. En breve, les tocará el turno a los guisantes y a las cebollas y, más adelante, a los tomates y los pimientos. «Este año no pudimos plantar patatas», dicen estos tres miembros de la Asamblea de Economía Social de Nuevo Gijón, que puso en marcha hace ya casi cinco años este huerto en terrenos municipales del barrio que antaño eran un vertedero lleno de escombros.

En su momento lo limpiaron todo y pasaron a ocupar parte de los praos que delimitan Nuevo Gijón, entre las calles Dolores Ibárruri y la Sierra del Sueve. 

Hace un año, con el apoyo de las asociaciones de vecinos del barrio y El Telar, el ayuntamiento les cedió el terreno después de presentar el proyecto, además de colocar la valla actual y un grifo de agua que les permite regar el huerto sin tener que llevar como hasta entonces garrafas de cinco kilos a pulso. «La asamblea se constituyó con el objetivo de poner en valor que todos sabemos hacer cosas pese a que el mundo laboral no nos ofrezca trabajo en condiciones», explica García, que indica que además del huerto comunitario que abastece de hortalizas de temporada a ocho familias, algunas con seis miembros, fabrican y comercializan jabones con aceite reciclado que les facilitan vecinos y hosteleros del barrio.

La mayoría de los participantes tienen trabajos precarios

«La alimentación es una necesidad básica y vimos que podíamos satisfacerla de otra manera», dice García, «cuando estábamos pensando qué iniciativas podíamos poner en marcha, surgió montar una huerta comunitaria en estos terrenos aprovechando además que podíamos vincularlo con la reivindicación del estado en el que se encontraban». La mayoría de los participantes en la asamblea tienen trabajos precarios y algunos están en el paro. 

Una vez al mes deciden en asamblea qué tareas tocan y, entre una y dos veces por semana, se reúnen en la huerta para llevarlas a cabo. Todo lo que se recolecta se reparte. Y todo es ecológico, pero siendo muy conscientes de que «como vivimos en una ciudad en la que el aire que nos cae a nosotros y a las plantas no es muy ecológico». Ayer mismo, en el cielo azul y soleado se veía a lo lejos, en dirección a la zona oeste, algún que otro nubarrón negro. Otras veces son rojos. En todo caso, no utilizan productos químicos cuando hay plagas y, por ejemplo, con las babosas y los caracoles emplean cerveza o posos de café.

Y como no reunían los requisitos para beneficiarse de la campaña de compostaje de Cogersa, han aprovechado unos palés para crear su propio compost con los residuos orgánicos que se traen de casa. En breve, según indica García, Emulsa les facilitará un contenedor marrón para facilitar la labor. Hace tres semanas, además, gracias a uno de los vecinos del barrio, tienen a un burro pastando que también les proporciona abono natural. 

«Se nota cuando limpiamos el terreno, en el que aún sale alguna cuchilla, pilas o tejas, que con el abono y el compost la tierra ha mejorado y los productos salen mejor», indican. La huerta comunitaria de Nuevo Gijón está abierta a la participación de cualquier vecino, e incluso algunas de las familias son de otros barrios como La Calzada y Pumarín. 

Sextaferia en el Día del Medio Ambiente

Durante dos años tuvieron la suerte de que, con motivo de las jornadas de la red de soberanía alimentaria, las sextaferias se realizaron en La Brañina, acondicionándola entre todos los participantes. «También tratamos de hacer actividades paralelas de sensibilización, como en el día del Medio Ambiente, e invitamos a los escolares del colegio Antonio Marchado (en las inmediaciones de la huerta) a conocer el espacio», indica García, que hace hincapié en que La Brañina nació con vocación de estar vinculada al barrio. Este año, por ejemplo, aprovechando el próximo Día del Medio Ambiente (5 de junio), se hará un llamamiento para celebrar otra sextaferia. 

En tiempos en los que, pese a la crisis económica, la alimentación sana y libre de aditivos químicos cobra cada vez más importancia por la cuenta que le trae a la salud de las personas, La Brañina es una de esas iniciativas comunitarias que, poco a poco, ayudan a crear conciencia sobre la producción de los alimentos y las alternativas que existen para acceder a ellos si no se tienen recursos suficientes. Genera, además, conciencia colectiva en una sociedad demasiado acostumbrada a lo individual, precisamente uno de los obstáculos que impiden que haya más familias participantes «puesto que a la gente aún le tira para atrás que haya que compartir y hacer las labores entre todos».

Sea como fuere, quienes sí creen en esta huerta comunitaria que se ha ido haciendo camino en Nuevo Gijón aseguran que «lo que se consigue es satisfacción cuando te llevas algo que has ido mimando y eres más consciente de los productos de temporada». «Te vinculas a un cielo natural», añade Pañeda, que lleva un año participando en la huerta, «y además luego está el sabor y lo que dura la verdura en casa», dice García. La mayoría de las familias también participan en grupos de consumo ecológicos para combinar ambas iniciativas. «Te sensibiliza cuando vas a comprar y valoras más lo que compras. Sabes lo que no es de temporada y de dónde vienen los productos. Es un primer paso de aprendizaje y concienciación», aseguran.

Con la venta de los jabones, adquieren el resto de materiales que se necesitan para su elaboración, así como las semillas y las herramientas para la huerta: «Lo que no podemos consumir desde el huerto lo compramos de manera colectiva y ampliamos el consumo de otros productos ecológicos como aceite de oliva, arroz y lentejas y apoyamos, de paso a la gente que produce ecológico».