Una educadora demanda al Hogar de San José tras ser despedida al solicitar la conciliación

Natasha Martín REDACCIÓN

GIJÓN

Ana Belén San José ha recibido una negativa para conciliar su vida personal, familiar y laboral, un derecho de los trabajadores

07 jul 2017 . Actualizado a las 17:37 h.

Tras cuatro años desempeñando su trabajo como educadora social en la Fundación Hogar de San José (Gijón), Ana Belén San José ha sido despedida 16 días después de pedir la conciliación personal, familiar y laboral. La educadora, que había estado trabajando con una categoría inferior a su cualificación desde hace dos años (con un salario y jornada laboral que no se correspondían con su labor e implicación), solicitó una conciliación que le fue denegada, a la que le siguió su despido. La dirección del Hogar lo justificó por razones de «volumen de trabajo». Ahora se encuentra a la espera de presentar una demanda.

Ana Belén San José había empezado a trabajar como educadora social, cubriendo vacaciones y bajas, acumulando contrataciones continuadas. «Nunca hubo mucho tiempo entre un contrato y otro, por lo que en diciembre me reconocieron cuatro años de antigüedad», comenta a La Voz de Asturias. Pasados dos años, la Fundación decidió bajar su categoría, lo que supuso recibir un salario y una jornada laboral de auxiliar administrativo que «en principio era para cubrir una baja por enfermedad de un compañero, pero cuando se fue y me quedé en ese puesto, se negaron a ponerme la categoría que me corresponde y para la que estoy cualificada».

Su media jornada laboral se extendía a los fines de semana y, con dos hijos, «no era la mejor de las opciones». Ante esta situación, la trabajadora habló con el director del Hogar para pedir que «cuando saliese algo me tuviesen en cuenta», con el objetivo de no dejar pasar cualquier oportunidad para desempeñar su labor en las condiciones que le correspondían. A pesar de ello, tuvieron lugar nuevas contrataciones de personal sin experiencia con la categoría de educador «aun cuando a veces era yo quien llevaba el peso de la intervención al trabajar con ellos».

 «Durante estos cuatro años demostré mi implicación más que de sobra»

Los educadores sociales intervienen en la educación de personas marginadas, con problemas sociales o de adaptación a su entorno. Ello se traduce en mucha implicación personal. «Es un trabajo bastante duro», comenta Ana Belén, «acabé acumulando una serie de crisis que el pasado octubre derivaron en una depresión (por la que obtiene una baja médica) y una creciente ansiedad».

Al incorporarse de nuevo al Hogar, solicitó la conciliación personal, familiar y laboral con el objetivo de no volver «a la misma situación que me había enfermado». Dos semanas después recibió una carta de despido alegando que era «por volumen de trabajo».

Tras la falta de acuerdo en la ya celebrada acta de conciliación, Ana Belén se encuentra a la espera de presentar una demanda: «Después de cuatro años apostando por este sitio no lo voy a dejar pasar. El trabajo con menores supone dejarse la piel y el corazón. Ellos no saben cómo es en realidad la labor del educador social. Creo que por haber pedido una oportunidad, como la que tienen todos, me hice incómoda».

Ante los hechos, el diputado de Podemos Asturias, Enrique López, ha dirigido una pregunta por escrito a la titular de la Consejería de Derechos y Servicios Sociales, Pilar Varela, para que dé una solución. Desde la formación morada exigen a la Consejería que adopte un papel activo en la defensa de las mujeres trabajadoras. Entienden que no cabe pasividad ante hechos como este, en los que se vulneran los derechos de las mujeres trabajadoras, aumentando su discriminación laboral y social.