«A Couto, Cachero y compañía les interesaba contaminar nuestra gestión, desprestigiarla para privatizar»

J. C. Gea GIJÓN

GIJÓN

Dulce Gallego, en la Semana Negra de Gijón
Dulce Gallego, en la Semana Negra de Gijón

La exgerente de la EMA atribuye a «informes contaminados» todas las acusaciones contra ella y Alemany de las que ha salido absuelta después de «cuatro años y pico muy duros que afectaron a la salud»

16 jul 2017 . Actualizado a las 10:14 h.

Han pasado tres días desde que Dulce Gallego escuchase de boca del juez Luis Ortiz su absolución por los cargos del llamado «caso EMA». La sentencia exoneraba a la exconcejala socialista y expresidenta de la Empresa Municipal de Aguas de Gijón, su exgerente Luis Alemany y el resto de encausados las acusaciones que les imputaban tanto el ministerio fiscal como los actuales responsables de la EMA, nombrados por el gobierno local de Foro Asturias: delitos de prevaricación, tráfico de influencias y fraude y exacciones fiscales vinculados a las contrataciones en la entidad por los que se pedían hasta tres años de prisión. Con la sentencia ya en la mano, Dulce Gallego, se siente respaldada para romper un silencio de más de cuatro años y repetir -y ampliar- fuera del banquillo algunos de los argumentos que defendió en su alegato final ante el juez.

-¿Cómo se encuentra?

-Fue un proceso muy largo, más de cuatro años, fue muy duro. Todo esto afectó a la salud. Me encuentro, primero, de alguna manera, satisfecha con la sentencia. Y, por otro lado, esperando que no haya recursos para poder continuar restableciéndome de la salud y recuperando partes de la vida. El entorno sufre mucho también. Uno lo pasa mal por una misma y por el entorno: tu pareja, tu familia, tus amigos, gente que te aprecia y que te quiere… incluso los trabajadores de la EMA, gente a la que llevó el rodillo de todo esto profesionalmente, como Javier [Tagarro], Begoña [Fernández, exresponsables económicos y técnicos], Luis [Alemany], que se fue sin los honores que tenía que haber recibido del ayuntamiento. Yo también lo he pasado muy mal por todos ellos, que se han visto implicados en esto sin comerlo ni beberlo.

-¿Cuál ha sido el peor momento en estos cuatro años largos?

-Lo pasé muy mal en el momento en que el juez instructor trasladó el caso al Juzgado de lo Penal. Nunca creí que fuera posible que la instrucción fuera a acabar en un juicio penal. Se pasa muy mal, sobre todo si crees en la independencia del sistema judicial. Yo siempre confié en que, al no haber nada ni ilegal ni injusto ni fuera de norma, nada más que un trabajo hecho con honradez, eso se iba a ver. A quienes hemos estado en la gestión de lo público, si no tenemos la confianza en el funcionamiento del sistema democrático, un sistema de derecho, ¿qué nos queda? ¿Cómo no voy a creer en ese sistema? Eso me lo he repetido muchas veces, y lo sigo pensando ahora. Pero, sí, ha habido momentos muy duros.

-¿Qué fue lo primero que se le pasó por la cabeza al escuchar la sentencia y su absolución? 

-Pensé: «Por fin nos escucharon y lo entendieron; por fin pudimos ser escuchados por la justicia y nos entendieron». No solo a nosotros, a todos los testigos que por allí pasaron y a la manera en que se verificó en el juicio que los informes de los que se partía y que fueron depositando sobre la mesa de la Fiscalía eran informes contaminados. Partían de un primer informe falso, y a partir de ahí todo estaba igualmente contaminado.

 -¿Cuál era la naturaleza de esa contaminación?

-A los gestores de la EMA de entonces [Fernando] Couto y [Pablo Álvarez] Cachero y compañía, les interesaba contaminar para desprestigiar nuestra gestión. El informe del que parte todo, que habían encargado la empresa Consultores de Grencia del del Norte, parte de una falsedad gorda: hace todos los análisis comparativos de la EMA -donde la EMA no sale mal parada- partiendo de una cifra, que son 1.100 kilómetros de red. Cuando yo me fui, en la EMA había más de 2.100 kilómetros, unos 2.200 y pico; entonces, a partir de ahí, todo está mal. Todas las comparativas que se establecen están mal. El resto de informes están mal.

-¿Diría que es simplemente un error?

-No. No puede ser un error. Esto que lo digo no lo digo por decir. Está en la página web de la EMA. Estaba en el 2011 cuando yo me fui, porque ya hacía tiempo que todas las memorias anuales las colgábamos en la web, y la evolución de la red, etcétera, etcétera. A alguien que le encargan un informe tan costoso como fue aquel, no puede equivocarse en algo tan de bulto como los kilómetros de red de la EMA, y dividirlos por la mitad. La EMA hace captación del agua, aparte de la que recibe del Consorcio de Aguas; la distribuye, la potabiliza, hace el pretratamiento, la depuración y la lanza de nuevo al mar, y todo eso fue creciendo en lo urbano y lo rural. Esas memorias están colgadas en la web, y todo eso no eran 1.100 kilómetros; eran bastantes más. Como si justamente lo hubieran cortado por la mitad.

-¿Cuestiona entonces a los autores del informe?

-Pues sí. Ese informe lo elabora un amigo de Couto que creo que ya no vive. Y esto no es una maledicencia mía; él mismo lo reconoció en un pleno municipal, en el cual Santiago Martínez Argüelles le preguntó si esa empresa no era de un amigo suyo y [Couto] le dijo «Sí, sí, es de un amigo mío; como son buenos se la encargué a ellos». Y no solo eso, sino que hay otros informes hechos por la empresa que dirigía Enrique Roces, el hermano del concejal [Alejandro] Roces del ayuntamiento de Gijón. ¿Cómo no voy a estar pensando ya en esos momentos que todos los informes no están contaminados, si «contaminados» es la palabra más suave que puedo usar?

-Suscribe entonces la denuncia de «caza de brujas» que realizó, tras la sentencia, el portavoz municipal socialista, José María Pérez.

-Sí, claro que la ha habido. El tema es que no ha sido solo conmigo, que lo han hecho con Alemany, un profesional independiente, una persona que cualquiera en el ayuntamiento de Gijón podía saber que ni siquiera es cercano al PSOE sino un funcionario público con un gran conocimiento técnico, una persona independiente y de gran valía y que, efectivamente, creía en la gestión pública del agua y que podía hacerse de maneras rentables para la ciudadanía. Con él, la empresa obtenía unos beneficios que se reinvertían en dar mayor calidad y mejor servicio, en ampliar la red y con una plantilla muy razonable, muy contenida, sin ningún despilfarro.

-Todo eso, y los controles internos, también quedaban cuestionados colateralmente por la acusación...

-Eso es precisamente lo que empecé contándole a Su Señoría en mi alegato. Estuve en el juicio superatenta, tomando notas, para saber las preguntas que hacían los abogados y las contestaciones que daba todo el mundo para saboer si el sistema de control que yo había establecido en la EMA continuaba siendo el mismo. Porque era muy riguroso y, a los sistemas que ya tenía, le implementamos más en el tiempo en que yo estuve, incluidos sistemas de calidad. Cada obra, cada cosa, pasaba por un montón de supervisiones y controles, por calidad y por autocontrol de la EMA: desde el trabajador a pie de obra hasta capataces, jefes de sección, dirección de obra, jefatura económica y admnistrativa y gerente. Seis firmas distintas. Ese sistema, me decía yo, lo habrán cambiado. Porque, si está corrupto, para que el sistema sea corrupto y Luis Alemany y yo seamos corruptos, los de abajo tienen que estar conchabados con nosotros. Pues no. El sistema de control de la EMA es el mismo. No cambiaron ni un àpice.

-¿Siente que todo esto ha quedado reflejado en la sentencia? ¿Qué impresiones le ha producido su lectura?

-El juez es contundente al decir que no ve indicios de delito, ni siquiera lejanos de alguna manera lo dice así en alguna de las partes. Porque, claro, no son solo las cosas que están mal escritas o los informes que están contaminados; es que luego pasaron un montón de testigos a corroborar cómo se hacía el trabajo de la EMA, cómo era todo el procedimiento, además del interventor y la secretaría general letrada, que en el proceso anterior no habían sido llamados a declarar. Y lo mismo los testigos de juicio oral. Ha sido muchísima gente que tendría que estar encausada, o con expediente abierto o despedidos si las cosas se hubieran hecho mal. Y no, se despidió por arriba. Por abajo no se tocó nada, ni el sistema de control.

-¿Qué cree que debería interpretar la acusación particular de Foro a la vista de esa sentencia?

-Que no deberían recurrir. No es ya que hayan hecho el ridículo más espantoso; es que han hecho muchísimo daño. Y creo que ese daño, que no es solo un daño personal, ha quedado demostrado. Es un daño social.

-¿Y a la empresa?

-También. A una empresa que es una joya, modélica, que está funcionando estupendamente, que tiene beneficios todos los años, beneficios que se reinvertían; que tiene una plantilla rejuvenecida, bien formada, con formación constante, con maquinaria e instalaciones que se estaban modernizado constantemente… Todo eso lo han puesto en cuestión.

-¿Y que cree que interpretará la Fiscalía?

-Eso no puedo saberlo. Yo creo que la Fiscalía, tal y como es su papel, se encontró con muchos miles de folios encima, fue cerrando muchas de las cosas que esta gente de la EMA le iba poniendo delante, hasta que llegó a un punto que te encuentras con informes que están contaminados hasta que no se demuestra que eso es falso, calculo que es por lo que actuó. El sistema está organizado como está organizado, no quiero hipotetizar nada más ni creo que deba hacerlo.

-¿Hay forma de revertir o restañar el daño que hace una situación como la que ha atravesado?

-No lo sé. En estos momentos todavía no lo sé, porque el daño es mucho por bastantes motivos. Te dices cada día: «Yo he estado trabajando honradamente, legalmente, con todos los compañeros que han coincidido en mi época, y en otras; no nos hemos salido lo que decía intervención, la secretaría general letrada, hemos cumplido todo eso a rajatabla; has hecho eso y toda tu vida has estado trabajando incluso en una situación de afecto y amistad con la gente, de ir teniendo un currículum profesional que sea cuanto menos honorable... y entonces llega algo que te hace perder esa honorabilidad que has conseguido durante todos los años en muchos sitios públicos y privados distintos. Te la resquebrajan». 

-¿Se ha sentido arropada?

-Sí, la verdad es que sí. Yo he salido adelante porque he tenido un grupo de personas que me ha arropado. Pero no solo por personas cercanas, la familia y los compañeros, sino también en la calle. También muchos ciudadanos. Claro, doce años de ayuntamiento son muchos. Me han ido conociendo, y a veces en la tienda o el autobús la gente te mostraba su solidaridad. Porque, claro, la gente ve cómo es mi modo de vida, sencillo.

-Nunca cobró como presidenta de la EMA.

-No, nunca cobré como presidencia. De los años en el ayuntamiento solo cobré cuando estuve con dedicación exclusivísima, desde creo que 2001 en adelante, cuando no tuve otra dedicación mañana, tarde y noche que no fuera la muncipal. Cobré mi salario de concejala, pero nunca de la EMA. Lo máximo es en la última etapa, cuando ya me quedé coja de una pierna, y en esa época cogía más transportes públicos y taxis porque los recursos del ayuntamiento estaban más limitados. Pero no cobré ningún otro emolumento de la EMA. Ni los otros concejales en las empresa municipales, el Jardín Botánico… Cobrabas tu sueldo de concejal o concejala, y si te caían dos cosas o cuatro o cinco, como a mí en algún momento, te caían y ya estaba. A sacar el trabajo adelante, y punto.

-¿Tiene noticias de Luis Alemany tras la sentencia? ¿Cómo se encuentra?

-Ahora mismo, satisfecho, en el sentido de que lleva mucho tiempo esperando esto. Ha tenido la salud resquebrajada por este tema. Tiene también la satisfacción de que era un funcionario muy, muy apreciado entre sus compañeros, que todo el mundo sabía de su trabajo y de su calidad profesional, y ha tenido también llamadas, apoyos… Cada persona que me llama también me manda un abrazo para él. Muy poca gente en este tiempo ha dudado de la honorabilidad y el buen hacer de Luis. Al menos, gente que le conociera.

-Al margen de lo que decida ahora la otra parte, ¿da esto por acabado?

-Ahora mismo no lo sé. Recogí ayer [por el viernes] la sentencia. Estamos a un día de que la haya leído. Solo espero que sean, por una vez, razonables y que no continúen con el despilfarro del dinero público en algo que es una sinrazón y que no recurran. Me parece que ya valió de despilfarro de dinero público para querer manchar no solo nombres sino la gestión de unos equipos que vinieron trabajando en el ayuntamiento de Gijón y que transformaron esta ciudad y le dieron la vuelta como a un calcetín.