El «Mesías de las Plantas» gijonés ya tiene su evangelio

J. C. Gea GIJÓN

GIJÓN

Carlos Magdalena, recolectando nenúfares en Kimberly (Australia)
Carlos Magdalena, recolectando nenúfares en Kimberly (Australia)

Carlos Magdalena, el excepcional botánico y horticultor de los Kew Gardens especializado en especies amenazadas, publica en Penguin su primer libro, que tendrá versión española en 2018

07 sep 2017 . Actualizado a las 10:15 h.

Su amor por la naturaleza nació «por exposición y por educación» en el mismo Gijón donde él nació, y en Gijón se le rebautizó también con el apodo que tomó prestado el naturalista David Attenborough y, con él, el resto del mundo. Pero Carlos Magdalena, el botánico y horticultor del Real Jardín Botánico de Kew, los magníficos Kew Gardens de Londres al que llaman El Mesías de las Plantas, se ganó ese título trabajando con tesón e inspiración en los magníficos invernaderos británicos y en todos los rincones del planeta donde alguna especie botánica ha requerido de lo que mejor sabe hacer en la vida: detectar y salvar plantas en peligro de extinción. Pero eso de ser mesías («una palabra que en inglés no tiene necesariamente el tono religioso que tiene en español», advierte), comporta algo más que «estar en tu jardín tranquilamente mirando hacia las plantas». Todo mesías tiene un mensaje que lanzar. Y el de Carlos Magdalena está desde el pasado julio en su primer libro: The Plant Messiah. Adventures in Search of the World’s Rarest Species («El Mesías de las Plantas. Aventuras en busca de las especies más raras del mundo»). Lo ha editado Penguin, se traducirá a las principales lenguas del mundo, incluido el chino, y la próxima primavera tendrá también edición española para que el mensaje de Magdalena sea de verdad urbi et orbe.

Aunque, aparte de su prestigio profesional, Magdalena es también una especie de celebridad de lo suyo gracias a sus sonados éxitos y al impacto mediático de sus expediciones y sus trabajos, la invitación a escribir un libro como el que acaba de publicar no le llegó hasta que su nombre apareció en un ilustre listado: el de los mil londinenses más influyentes publicado por el diario Evening Standard. La editorial Penguin decidió que, a la vista de esa dignidad del gijonés, era la hora de proponerle un libro en el que contase su infancia asturiana, la forja de su pasión por la naturaleza, su salto a Londres y, en definitiva, su vida y milagros profesionales.

Y a ello se puso. Pero no es simplemente un libro de reportajes viajeros y de hazañas personales. No podía serlo para quien pasó su niñez deslumbrado con el ejemplo de personajes como Félix Rodríguez de la Fuente, y está poseído por el mismo espíritu conservacionista y divulgador. Así que Magdalena se dijo: «Si hay que ser mesías, se me ocurren unas cuantas ideas para serlo del todo. Y las puse en el libro, pero de un modo bastante subliminal». Como en el otro evangelio, hay un propósito de salvación y una vía para conseguirla. Hay también, un apocalipsis. Pero este hay que intentar evitarlo. Y a ello se aplican en esencia las prédicas del botánico y horticultor asturiano, que se resumen en la advertencia de que «la posibilidad de que mi generación vea un apocalipsis es totalmente real», y de que la salvación pasa en todo caso por las plantas. Solo en ellas ve la posibilidad de curar «el cáncer con metástasis» en el que la especie humana se ha convertido para el mundo. Su libro, más que unas tablas con los mandamientos, es una prédica con el ejemplo. Porque Magdalena está convencido de que, por lo que a su mensaje respecta, «mesías lo puede ser cualquiera, lo podemos ser todos».