«El primer cambio necesario en el PSOE es que las diferencias de matiz no se vuelvan trincheras»

J. C. GEA GIJÓN

GIJÓN

José María Pérez, en la Plaza Mayor de Gijón
José María Pérez, en la Plaza Mayor de Gijón

El portavoz municipal socialista habla de la situación de la Agrupación local tras el 26N y el futuro inmediato dentro y fuera de la Casa del Pueblo de Gijón, con las municipales de 2019 en el horizonte

04 dic 2017 . Actualizado a las 11:21 h.

El pasado 26 de noviembre, los votos de la afiliación determinaron por un margen muy estrecho que la lista encabezada por Iván Fernández Ardura,  respaldada por los afiliados más próximos a la renovación sanchista y barbonista, ocuparía la Ejecutiva local del PSOE en Gijón. Terminaba así un largo intermedio orgánico de casi dos años cubierto por la gestora que ha presidido el portavoz municipal, José María Pérez. Hace justo dos meses, Pérez era a su vez derrotado en las primarias a la Secretaría General de la Federación Socialista Asturiana por Adrián Barbón. Ahora toca concentrarse de modo exclusivo en la labor del grupo municipal, con las municipales del 2019 ya en el horizonte; y toca hacerlo en un nuevo contexto en el que habrá que comprobar de qué modo se conjuga el acercamiento a los grupos de la izquierda local -Xixón Sí Puede e IU- que preconiza la nueva cúpula del PSOE con las fuertes reticencias que sigue expresando Pérez; y en el que cabe preguntarse también por el futuro a medio plazo del excandidato a la alcaldía.   

-La nueva Ejecutiva interpreta su elección como la materialización de un cambio. ¿Qué ha cambiado, en su opinión, en el PSOE gijonés el pasado 26-N?

-El día 26, en la Agrupación de Gijón las cosas cambiaban pasara lo que pasara porque las dos candidaturas hablaban de cambio y trataban de transmitirlo con sus mensajes, con sus propuestas y, en cierta medida, con las personas que planteaban. Ese cambio tendrán que plasmarlo ahora. Y el primer elemento que necesita cambiarse es la manera en la que se produce la relación interna, para lo que son diferencias de matiz -o tienen que ser diferencias de matiz- no se conviertan en trincheras más profundas que dividan o fracturen más la organización.

-El margen de la elección fue muy ajustado. ¿Cómo ha quedado la agrupación?

-Hay dos posiciones que se representaban en dos candidaturas que quedaron igualadas, una con unos pocos más votos que la otra. Como alguien comentaba, estamos hablando de que, en el ámbito local -igual que pasó en el autonómico e igual que pasó en otra medida en el estatal- las candidaturas ganadoras son ganadoras, todo el mundo acepta el resultado, pero todo el mundo tiene que ser consciente de que hay muchas más personas que no votaron a las candidaturas ganadoras que las que votaron. Por tanto, tienen que hacer un esfuerzo de aunar voluntades, de integrar, de hacer que los matices enriquezcan el discurso y no supongan un elemento de fractura o de división.

-¿Y cual seria la clave de ese ejercicio? ¿Se ha hablado ya algo al respecto internamente?

-La dirección politica acaba de entrar. Tiene que tomar asiento, analizar la situación con la calma que requiere la toma de decisiones, conocer con detalle todo lo que sucede, y hacer todo ese proceso escuchando mucho. Es la voluntad que han manifestado desde el domingo. Dejémosles que trabajen.

-Uno de sus reparos ante su lista rival en las primarias de la FSA era el temor a que se ningunease al sector que usted representa. ¿Teme lo mismo en Gijón?

-No era un temor. El proceso es distinto. Allí se elegía en unas primarias para la secretaría general y luego los órganos del partido, y lo que sucedió el 1 de octubre es que quien ganó las primarias decidió que la otra parte, quienes no le habían apoyado, no debían de incorporarse a la gestión política de la organización. Y eso es prescindir de una parte muy importante de la militancia. Aquí el proceso es distinto; no había primarias: se elegían candidaturas, y el proceso de integración o de trabajo conjunto no es en la Ejecutiva, no es porque se cambie la ejecutiva, es en el día a día y tiene que ver con la actitud y la voluntad de las partes, lógicamente. Es evidente que la dirección política es la que tiene que liderar e impulsar ese proceso, porque es la que tiene en su mano organizarlo.

-Barbón fue crítico en la asamblea del pasado domingo con la pérdida de afiliación y de conexión con la ciudad en los últimos años. ¿Asume esa crítica?

-Hizo referencia a resultados que concretó en Gijón, pero que no son muy distintos a los que suceden en Laviana o en otros municipios asturianos. El PSOE desde 2011 viene perdiendo peso electoral, y desde 2014, con la aparición de Podemos y Ciudadanos, eso se nota. Se notó en Gijón y se notó en toda Asturias. Podemos analizar municipio a municipio, y podemos analizar la aportación de cada municipio al electorado socialista del conjunto de Asturias, y veremos que Gijón sigue siendo el que más aporta, el que más contribuye en esa situación. Y esto hay que mejorarlo. No digo esto con satisfacción, ni muchísimo menos. Pero la realidad es la que es, y tiene más fuerza aún en los grandes municipios; no solo en Asturias, en todo el país. Y se puede revertir esa situación. Es una estrategia que si no hay un marco nacional, es muy difícil de revertir en el ámbito local.

-Se vuelve a la bicefalia. ¿Cómo asume ese cambio?

-Con normalidad, porque esa es la tradición en esta ciudad. En Gijón, hasta 2012, si la memoria no me falla, no hubo una sola vez en el que el secretario general de la Agrupación y la alcaldía las ocupasen la misma persona. Después de 2011, cuando en 2012 se hace el relevo, se unifican en la misma persona los dos puestos, con un proceso de votación en urna igual que el de esta semana. Ese proceso hace que en el año 2014 yo me presente a unas primarias, paso a ser portavoz municipal en 2015 y yo no soy secretario general. De hecho, cuando me presenté en las primarias autonómicas yo hablaba de la bicefalia, de la separación de responsabilidades. No creo que ese modelo sea imprescindible que se traslade miméticamente a todos los sitios; no es lo mismo una federación como la asturiana que determinados pequeños municipios donde esas dos figuras deben coincidir, y de hecho coinciden. Pero no es un elemento que distorsione o trastoque el trabajo interno. Lo que hay que hacer es que haya una coordinación de mensajes desde el partido y desde la institución, y tener presente que la cara más visible que los ciudadanos tienen del partido es la institución, porque esa es la que ven con regularidad.

-El nuevo secretario general cree que no se está proyectando lo suficiente el trabajo del PSOE hacia la sociedad gijonesa.

-En realidad, esa es una crítica a los medios. No voy a entrar a hacer valoraciones a cómo se publican las cosas en los medios de comunicación, pero hay ejemplos. Digo esto porque es una reflexión que se hace en muchas ocasiones: cómo conseguimos traspasar la barrera que representan los medios; un espacio imprescindible a través del cual comunicamos, pero los medios deciden lo que se pubica, lo que no y con qué espacio, y en qué sitio. Es la libertad de los medios, pero necesitamos tener más soportes, más canales para llegar a los ciudadanos para que sepan directamente cuáles son nuestras opiniones y también para que las transmitan ellos. Esto es muy viejo en el PSOE, el debate sobre cómo comunicamos o llegamos, o cómo no lo hacemos todo lo que quisiéramos.

-Algo aún más difícil estando en la oposición.

-Efectivamente.

-Cuando decidió presentarse como candidato al liderazgo de la FSA muchos pensaron que la suya era decisión políticamente arriesgada. ¿Por qué tomó esa decisión?

-Porque creo que en este partido hay que empezar a entender que las posiciones políticas se defienden dentro del partido, y que cuando llega un proceso político como unas primarias, si lo que estás escuchando es una posición que no compartes y tienes otra, no es que tengas la opción de presentarte; es que tienes la obligación de defenderlo. Si ganas la confianza de la mayoría de la militancia, estupendo; y si no, lo que tienes que hacer es trabajar dentro del partido para que de alguna manera eso que estás defendiendo pueda impregnar o introducirse en el planteamiento de quienes tenían otra posición distinta.

-Lo presenta como una decisión tan ética como política.

-Claro. Si analizas solo desde la perspectiva personal por qué tomas determinadas decisiones -y me consta que hay muchas personas que toman sus decisiones solo desde su clave personal-, hay decisiones que seguramente nunca hubiera tomado en función de mi beneficio particular. Pero nunca las tomé de esa manera. Y a veces tomas decisiones a sabiendas de que lo que estás decidiendo no es lo que genera más apego o adhesiones entre la militancia. Pero lo que no puedes plantear es que quieres liderar un proyecto o que una organización vaya en un sentido determinado, y pretender al mismo tiempo esconderte y no dar tu opinión cuando consideras que no va en el camino adecuado.

-¿Qué elemento o elementos eran los que se salían de ese «camino adecuado»?

-Hubo quien me dijo y me transmitió directamente que cómo iba a enfrentarme a Pedro Sánchez. Y yo no me iba a enfrentar a Pedro Sánchez. Lo que se me estaba diciendo es que a cualquiera que no vinese digamos bendecido por determinadas personas se le iba a estigmatizar como un opositor a Pedro Sánchez. Y yo no concibo un partido como el mío en el que se cuestione o se etiquete a la gente con este componente negativo por tener una opinión propia; porque entonces no sería el Partido Socialista: sería otra cosa. Si ese es un planteamiento que hacen algunos -a mí me parece muy respetable pero no comparto-, yo creo que el partido tiene que ir por otro camino. Este partido no se puede permitir el lujo de prescindir de las opiniones de las personas que lo componen. Y en ocasiones serán de un tipo, y en otras de otro. Y quienes tengan algún tipo de responsabilidad en el partido lo que tienen que hacer es la labor pedagógica de explicar qué hay detrás de una decisión.

-Respecto al futuro, ¿qué prioridades se plantea como portavoz del grupo socialista?

-Vamos a mantener la misma dinámica que hemos tenido en estos dos años y medio, que tiene que ver, por un lado, con la denuncia de una incapacidad del gobierno para tomar decisiones, gestionar los acuerdos municipales, ejecutar el presupuesto y plantear un proyecto de ciudad mínimamente serio que mire más allá del día de mañana y de lo que tiene justo delante de sus narices. Y al mismo tiempo, de propuesta que transmita a los ciudadanos y ciudadanas de Gijón qué podríamos estar haciendo si el gobierno fuera distinto. Y eso no solo nos afecta a nosotros; afecta también a quienes han estado dando soporte estos dos años y medio al gobierno municipal. Porque si estamos en esta situación no ha sido por voluntad del PSOE sino porque Podemos, en primera instancia, con la adhesión después de IU por los acuerdos nacionales, han estado ahí, aguantando al gobierno y trayéndolo hasta este punto. Los ciudadanos tienen que ser conscientes de lo que hay, de que la única alternativa para un gobierno distinto en Gijón después de 2019 es que el PSOE sea la primera fuerza política de la ciudad y le permita pasar página a esos ocho años de gobierno de la derecha.

-El 2018 suena a prórroga presupuestaria. ¿Ralentizará eso aún más el metabolismo municipal?

-Da igual que haya prórroga o no. Si se ve la evolución de 2016 y el 2017, van muy parejas. Y este año hay presupuesto...

-¿Cree que eso es percibido por la ciudadanía? ¿Se ha ralentizado también la capacidad de respuesta social?

-Es posible que haya gente a la que le pase eso, pero tengo la impresión de que cada vez hay más personas que están un poco hartas de esta situación, de ver cómo pasan las oportunidades ante la puerta de la ciudad y no se aprovechan. Porque aqui hay cosas que no se están haciendo pero en otras ciudades, sí; y las limitaciones legales, presupuestarias, económicas, etcétera, son iguales en todas partes. Pero aquí no se hacen, porque el gobierno no tiene proyecto ni tiene interés en tenerlo; y quienes le dieron soporte tampoco tuvieron mucho interés en sacar adelante ninguna iniciativa que contribuya a transformar la vida de la gente en Gijón. Los parches son mero asistencialismo que ni siquiera han sido capaces de ejecutar este año.

-Habla de la Renta Social Municipal.

-Sí. El pasado miércoles tenían ejecutados apenas 420.000 euros -gastados, que la gente haya podido utilizar- de 5,5 millones. El día 29 de noviembre del año. No estamos hablando de principio del ejercicio. La gente tiene que saber que esto no es porque todos estemos conformes. Ni muchisimo menos. No estábamos conformes el 13 de junio, cuando se constituyó el Ayuntamiento de 2015, ni lo estamos ahora.

-¿Y después de 2019? ¿Cómo se ve a sí mismo desde el punto en el que está?

-Espero que estos últimos trece meses pasen pronto. Que pasen, en el sentido de que se recupere la normalidad de la relación entre las mujeres y hombres que componen el PSOE -no solo en Gijón, sino en el conjunto del país-; espero que de eso pasemos a una situación en la que tengamos a la organización trabajando para analizar esas propuestas y compromisos para 2019; y confío en que el trabajo permita las candidaturas socialistas sean las más votadas en el ámbito local, autonómico y estatal.

-Me habla del futuro del partido. ¿Con usted dentro?

-Yo no hablé nada de mí: hablé de la organización.