Una empresa emprende acciones contra Félix Baragaño por «apoderarse» de un negocio en Mallorca

J. C. G. GIJÓN

GIJÓN

Imagen promocional del hangar en Son Sant Joan en la página web de SEM
Imagen promocional del hangar en Son Sant Joan en la página web de SEM

La barcelonesa Nanocom acusa al propietario de SEM de ignorar su sociedad tras ganar un concurso de Aena para un hangar de pintado de aviones. El empresario asturiano niega las acusaciones, que tacha de «irreales»

21 feb 2018 . Actualizado a las 08:39 h.

La empresa radicada en Barcelona Nanocom Comunicación y Publicidad SL ha iniciado acciones judiciales para reclamar al empresario gijonés Félix Baragaño, director gerente de Sistemas Especiales de Metalización (SEM), el 60 por ciento de un negocio que la firma catalana desarrolló y propuso a la asturiana, a la que acusa de «intentar apoderarse» del proyecto. El juzgado de primera instancia nº 1 de Gijón ha citado al empresario a un acto de conciliación fijado para el día 27 de febrero en el que el fundador y director de Nanocom, Eduardo Ferrer Puig, le reclamará «una participación equivalente al 60%» de una sociedad que -según sostiene el demandante- ambas empresas acordaron crear en 2013 para montar un hangar de pintura de aviones de casi 3.000 metros cuadrados en el aeropuerto mallorquín de Sont San Joan.  Por su parte, Félix Baragaño niega «absolutamente» unas acusaciones que tacha de «irreales» e «inciertas», aunque prefiere guardar reserva sobre sus argumentos porque entiende que deben «permanecer en el ámbito confidencial». No obstante, asegura que SEM es «una empresa con 60 años de antigüedad que cumple absolutamente todos sus compromisos, con sus trabajadores, sus clientes y sus proveedores». El empresario habla de «infundios» que «menoscaban» su honorabilidad y valora, a su vez, una respuesta judicial.

El hangar, que empezó a operar el pasado enero según la web del Grupo SEM, fue adjudicado en 2016 por el operador aeroportuario Aena a la división Aeronáutica de SEM, empresa bajo cuya razón social ambos socios acordaron participar en el concurso, según sostiene Eduardo Ferrer. Su acuerdo contemplaría que una vez conseguida la concesión para explotar el negocio, el contrato quedaría subrogado a la sociedad constituida por Nanocom y SEM; algo que no llegó a suceder ya que, según se mantiene en la demanda de conciliación redactada por los abogados del empresario catalán, este fue «preterido» del proyecto a partir de febrero de 2017. Los intentos por restituir las condiciones iniciales de la sociedad desembocaron en un acuerdo de una compensación, que inicialmente fue aceptada por el demandante, pero se han visto frustrados, siempre según la versión de Ferrer, por sucesivos incumplimientos de Baragaño.

Vía judicial

Por ello, Nanocom ha optado finalmente por la vía de los tribunales para reclamar que SEM «cumpla sus compromisos» iniciales y restituya el 60 por ciento del negocio «a quien ideó y desarrolló el proyecto, efectuando todas las gestiones necesarias hasta obtener la adjudicación», y frente a SEM, a quien acusa de haber «resuelto unilateralmente cuanto figura pactado en el contrato de mayo de 2013» y en otros acuerdos de confidencialidad y propiedad intelectual suscritos posteriormente. Así consta en la demanda de conciliación de los abogados de Nanocom, que señala que, de no verse satisfecha la demanda, el empresario barcelonés se reserva la posibilidad de ejercer «acciones tanto civiles como penales» contra Baragaño.

El escrito de demanda de los abogados de Eduardo Ferrer -cuya empresa, Nanocom, se presenta como una empresa de consultoría y servicios de comunicación, relaciones públicas y publicidad- remonta el origen del proyecto al año 2011, cuando el empresario barcelonés habría detectado un nicho de negocio en la falta de oferta de hangares especializados en la pintura de aviones en territorio español. Después de sondear las posibilidades del mercado con algunas de las grandes operadoras aeronáuticas, Ferrer se habría puesto en contacto en 2012 con Félix Baragaño, tras informarse de que la empresa asturiana era la proveedora exclusiva de los trabajos del pintado de helicópteros para Airbus en su planta de Albacete. Nanocom habría ofrecido a SEM el 40 por ciento de una sociedad que Baragaño y Ferrer se comprometieron por contrato a crear en el momento de la adjudicación.

No obstante, se acordó posponer la constitución de la nueva empresa. Según los letrados del demandante, fue la propia SEM la que sugirió que se postergara hasta al adjudicación del concurso. Por razones «de solvencia técnica y económica» los socios habrían acordado concurrir como SEM y que, después de adjudicado el contrato, «sus derechos y obligaciones fuesen subrogados a la nueva sociedad». La opción habría sido además refrendada por la propia AENA y el Jefe de los Abogados del Estado en Asturias, según precisa el escrito de la demanda.

El contrato se ganó y las llaves del hangar fueron entregadas formalmente por AENA en enero de 2017. Pero la subrogación no llegó a producirse. Según el relato de la demanda, a partir de ese momento, Eduardo Ferrer fuer «preterido» del proyecto. Tras rechazar un ofrecimiento de compensación, el empresario decidió poner el caso en manos de sus abogados «que han estado nueve meses intentando llegar a un acuerdo extrajudicial». La «disposición a llegar a un acuerdo» económico aparentemente cerrada en julio se fue demorando, según Ferrer, por lo que a finales de año el empresario decidió pasar a las acciones legales. El primer paso es la demanda de conciliación interpuesta el pasado 24 de enero y admitida el 8 de febrero en la que se recoge esta versión de lo sucedido.