«Mi nombre no es una imposición: si hay otro candidato que reúna el consenso, adelante»

J. C. Gea GIJÓN

GIJÓN

Constantino Vaquero en su despacho
Constantino Vaquero en su despacho

Tino Vaquero, precandidato socialista a la alcaldía, afirma que dio el paso para «seguir intentando hasta el final que el partido salga unido» de primarias y abordar las elecciones «con fuerza y una única posición ideológica»

29 sep 2018 . Actualizado a las 08:34 h.

Constantino Vaquero (Gijón, 1965), Tino Vaquero, como todo el mundo lo conoce en la Agrupación Socialista Gijonesa, fue el pasado martes el tercer y último nombre en registrarse en la Casa del Pueblo como candidato a las primarias que determinarán el candidato o candidata del PSOE a la alcaldía de Gijón para las municipales del próximo año. Lo hizo acompañado por quien considera su mentora política -Dulce Gallego, exconcejala y vicesecretaria de la Ejecutiva local de la que Vaquero también forma parte- y por Blanca Esther Aranda con la reunificación y la pacificación del partido como primer objetivo, aun antes de la reconquista de la alcaldía perdida en 2011. Su nombre estuvo entre los que se propusieron durante la fracasada negociación de un nombre de consenso entre 'aparato' y 'críticos': etiquetas que Vaquero rechaza desde la convicción de que todo el que acepta el resultado de unas primarias como las del pasado noviembre está en el mismo barco, con el partido por encima de las reticencias. Considera que su posición, hasta ahora fuera de la arena política,puede ser «un soplo de aire fresco» y que es un valor su ausencia de «ideas preconcebidas», del mismo modo que sus muchos años de experiencia profesional y social y «un conocimiento de la ciudad importante» que se ha plasmado, por ejemplo, en los grupos de trabajo del PSOE gijonés sobre materias como planificación urbanística. 

Hombre de ley -es licenciado en Derecho y ejerce desde 1988, desde hace unos años con despacho propio-, acaba de poner a disposición de la presidencia regional de Cruz Roja su cargo de presidente de la entidad en Gijón para evitar «contaminaciones» de su nueva condición de candidato en una entidad desde la que ha pulsado de cerca la misma realidad social con la que tiene el cometido de conectar desde su secretaría de la Ejecutiva Local. Está casado, tiene una hija y mantiene un fuerte vínculo personal y profesional con el deporte base, como jugador federado de ajedrez y como presidente del Comité de Apelación de la Federación de Fútbol del Principado de Asturias. Fue también durante cuatro años, miembro del Comité Asturiano de Disciplina Deportiva del Principado de Asturias.

Ahora le toca la difícil tarea de intentar el acercamiento y a ser posible la unidad entre todos los 'psoes' que caben en el PSOE gijonés. En torno a su candidatura y, si es necesario y surge, renunciando a ella en favor de un nombre que represente el entendimiento que echa en falta.

-¿Su biografía política? ¿De dónde viene políticamente?

-Empecé en la universidad, en los años ochenta, en el entorno de los movimientos estudiantiles. Tenía una amiga, Laura González Sastre, militante del PSOE y a través de ella me acerqué al partido. Estuve participando y militando activamente en los últimos años de carrera. En 1988 terminé Derecho, me puse a trabajar, abandoné la militancia política y la volví a recuperar hace unos diez años, después de retomar el contacto con algunos compañeros. La actividad en ese primer tiempo, que coincidió con la llegada de Santiago Martínez Argüelles y poco antes de la llegada de Carmen Moriyón al ayuntamiento, se centró un poco en la asesoría jurídica al grupo municipal, donde llevé varios temas que incluso se llevaron al Juzgado de lo contencioso. Y a partir de ese momento, he sido un militante de base más.

-Un militante de base con presencia, primero, en la Ejecutiva que salió de las últimas primarias y ahora también decidido a ser candidato a la alcaldía.

-Unas cosas te van llevado a otras. Yo, en el partido, siempre he tenido el apoyo de personas que tienen mucha experiencia política y saben mucho de esto y que siempre han estado a mi lado y han visto en mí la posibilidad de que pudiera desempeñar algún puesto de responsabilidad. Son Dulce Gallego y Ángel Calvo, antiguo vicesecretario de la Agrupación. Ellos son los que, un poco sin querer, me han traído hasta aquí. Yo tengo que agradecerles mucho sus consejos, su dirección y su ayuda. Lo que se de política es gracias a ellos, sin quienes no hubiera sido posible dar el paso de presentarnos a la ejecutiva ni al proceso, ahora, de primarias.

-Dentro del abanico de tonos ideológicos del PSOE, ¿dónde se ubicaría?

-Soy, creo, una persona moderada, de pacto, de consenso. Pero hay una cosa clara. Un partido tiene unas reglas de funcionamiento, unos congresos, y si estás aquí es porque a fin de cuentas estás de acuerdo con lo que se ha aprobado. No entiendo esta moda de las etiquetas. Yo soy un militante de Partido Socialista. En unos procesos he estado en un sitio, en otros en otro, pero he aceptado democráticamente todos los resultados y al día siguiente, todos a una. Ideológicamente, soy persona moderada y de consenso, pero a nivel político, estoy a lo que diga el partido.

-Pero la decisión de presentarse no ha sido del partido, sino propia. Su nombre estuvo sobre la mesa en la fallida negociación para buscar candidato de consenso. ¿Por qué fracasó y qué sucedió después, en su caso?

-Todo este proceso es ya un poco público entre todos los militantes, y ayer Monchu García confirmó en rueda de prensa lo que había pasado. A nivel personal, cuando escuchas estas cosas, te duele porque sabes que hay personas con las que has sido leal que no han tenido la misma lealtad contigo. Pero a nivel político, no quiero ahondar ya en eso. Es agua pasada. Se desperdició una oportunidad de consenso. Respecto a lo que me llevó a dar el paso, fue seguir intentando hasta el final que este partido salga unido de este proceso, que podamos ser fuertes y abordar el próximo proceso electoral con fuerza, con unidad, con una única posición ideológica; que todos los sectores del partido estén ahí representados y se sientan a gusto en esta nueva situación. Y por esto he dicho que daba el paso por responsabilidad: fundamentalmente por esto; por seguir intentando buscar el consenso y la unidad y que de aquí salga algo positivo.

-Uno no da un salto así sin sondear antes sus apoyos. ¿Cuáles cree que son los suyos?

-Cuando he estado pensando en dar el paso, mis compañeros más cercanos. Pero cuando lo he dado de hecho, simplemente tengo este discurso de unidad y de consenso que voy a seguir manteniendo hasta el final, y espero que todos los militantes puedan depositar la confianza en mí. Pretendo salir ahí a unir, a no hacer leña de ninguna situación que se haya producido en el pasado y a intentar que salgamos unidos. No espero mis votos en este lado o en este otro. Fíjate en que formo parte de la Ejecutiva. En teoría debería, según las etiquetas, estar etiquetado en el sector 'oficial', pero no es así. Los militantes que me conocen lo saben. Mi discurso va hacia todos ellos, y todos ellos entiendo que pueden ser votantes míos.

-Esa ubicación dentro del aparato pero no como candidato del aparato, ¿se puede interpretar como una suerte de 'tercera vía'?

-Esto del aparato pero no como candidato del aparato lo he sabido ayer, cuando Monchu García lo dijo en su rueda de prensa. Yo siempre creí que estaba en la Ejecutiva, en el aparato si se puede llamar así a la Ejecutiva. Evidentemente, ahora mismo somos tres, y yo no sé si soy la primera, la segunda o la tercera, pero sí soy una vía más con una propuesta que llevar a la militancia, que está ahí y que piensa que puede hacer lo mejor para el partido.

-¿Será más bien concitar y recoger una disposición que ya detecta entre la militancia concitar o tendrá que esforzarse para seducir a quien no lo como usted?

-Es verdad que hay posturas radicales que han llevado a la falta de entendimiento que se ha producido. Tenemos por delante este tiempo del proceso y de la campaña, en el que intentaré transmitir: que esto es lo mejor para el partido. Tengo que ver cómo convencer a los que no estén convencidos de eso. En ese sentido, mi nombre tampoco es ninguna imposición: si hay otro candidato que reúna el consenso y sea factible, adelante.

-¿Se ve, entonces, antes que nada como un medio o herramienta para la unidad?

-Sí, para que el partido salga unido.

-Porque me da que hasta ahora nunca se había visto a sí mismo como alcalde de Gijón...

-Cuando das este paso, evidentemente, sí, te ves como alcalde. Pero no es fácil. Yo no soy un funcionario que pueda pedir una excedencia y volver. Para mí es un paso importante porque, profesionalmente, si resulto elegido candidato tengo que buscar una salida a mi despacho. Cuando te vas en esta profesión es muy difícil volver luego, así que para mí este es un paso que he tenido que pensar, un paso difícil.

-No es una una vocación, vamos.

-No precisamente.

-Pero todo esto de lo que estamos hablando solo tiene un sentido: desembocar en la calle, llegar a la ciudadanía. ¿Hasta qué punto es decisiva la imagen que se proyecte durante estas primarias desde dentro del patido para el electorado?

-Para mí es muy importante. Es verdad que quedan muchos meses para las elecciones, y que se dice. Todo este discurso sobre la necesidad de mantener el partido unido tiene una condición: el partido solo estará unido si hay voluntad de mantenerlo unido. Es decir, si no se cierran las heridas, si siguen abiertas, eso va a ser difícil. De cara a las elecciones es importante que se cierren. Por otra parte, los socialistas siempre hemos tenido con esta ciudad una vocación de servicio público. Ha habido un entendimiento con los ciudadanos que nos han dado la confianza durante tantos años. Por eso, es fundamental mostrarles que nuestra propuesta es sólida, que tiene el respaldo de toda la militancia. Me parece fundamental salir así a la calle y al proceso electoral.

-En eso coinciden todos. El partido tiene que reencontrarse con el Gijón de las calles y los barrios.

-Yo estoy todo el día en la trinchera urbana.

-¿Por dónde empezar? ¿Cuáles son las prioridades de un Gijón de nuevo gobernado por el PSOE?

-Venimos de una situación de parálisis total: ocho años en los que el ayuntamiento ha estado paralizado a nivel político. Durante los cuatro primeros años, nos decían que era un gobierno nuevo, que no tenían experiencia previa y tenían que tomar posiciones. El ayuntamiento seguía funcionando por la inercia de los grandes profesionales que tiene y por los proyectos que ya estaban en marcha del mandato anterior. Los cuatro siguientes han sido todavía peores. El ayuntamiento no puede ser un mero gestor, y un mal gestor encima, de obras o un promotor de conciertos. Aquí hay que volver a imprimir una base política. Gijón tiene que volver a estar en la cabeza de la municipalidad. Siempre ha sido santo y seña entre los municipios grandes de España. Ha sido siempre una ciudad culturalmente abierta, siempre a la última. No hay más que ver el funcionamiento de Divertia durante este tiempo: no solo a nivel administrativo, con la situación que ha señalado la Sindicatura de Cuentas. Esta ciudad no puede seguir sin Plan General de Ordenación. En ocho años no han sido capaces todavía de sacarlo adelante: tiene que haber una seguridad jurídica para que todo el sector inmobiliario y constructor tenga una base para decidir invertir. Hay que hablar con sindicatos y asociaciones empresariales para retomar el contrato social, ese impulso social que se transmita a la ciuad.

-¿Y en materia social, un área que usted conoce bien?

-Hay que recuperar los derechos sociales y blindarlos en todo lo que podamos a nivel municipal, con una coordinación necesia tanto con el Principado de Asturias como con la administración central para gastar de forma eficiente los recursos. Estas ayudas ciudadanas que se proponen cuando ya tenemos un salario social a nivel autonómica e incluso se ha hablado de una renta de inserción a nivel nacional parecen apaños de última hora que no se sabe si van a cumplir o no su función. Hay que racionalizar eso  y gastar mejor, pero sobre todo hay que estar con la gente que lo necesita. No es caridad, son derechos de los ciudadanos, y eso tiene que quedar muy claro. Eso conectado al desarrollo económico: no se ha hecho nada en materia de planes de empleo, de formación… Hay que acercase al comercio local, ayudar en lo que se pueda. Están quejándose ahora de que se está ayudando a las grandes corporaciones de la venta online. Tenemos que ver la manera de protegerlo, porque es el motor de esta ciudad.

-¿Medio ambiente?

-Es fundamental. La sensibilidad social es enorme con este tema, y ahí el ayuntamiento, dentro de sus competencias, tiene que ejercer una labor decidida y, por supuesto, entiendo que tiene que haber un área específica de medio ambiente porque es un problema que preocupa mucho a la ciudadanía. Y que a su vez está conectado con el problema de la movilidad, con lo que el ayuntamiento pueda hacer para favorecer el transporte alternativo, el coche eléctrico… Todo eso se ha quedado muerto, en nada. Requiere mucho trabajo. Venimos de una parálisis importante.

-Pase lo que pase, vamos a un terreno político que seguirá fragmentado en Gijón ¿Cuál es su disposición para entendimientos, diálogo, pactos...?

-El candidato, aparte de la función obvia y primera que es ganar las elecciones y la confianza de los ciudadanos, tiene el deber de recuperar el diálogo con las fuerzas progresistas de la ciudad. Hay que hablar, sentarse a la mesa sin prejucios, dejar atrás todo lo que ha pasado, ver qué situación queda tras las elecciones y llegar a un entendimiento que creo fundamental para que esta ciudad pueda tener el impulso social y económico que necesita. Creo que es la segunda, o incluso la primera tarea del candidato, recuperar esos lazos de unión con las fuerzas progresistas.