Los ecologistas, en alerta ante la central de gases siderúrgicos de Arcelor

J. C. G. GIJÓN

GIJÓN

Factoría de Arcelor en Veriña
Factoría de Arcelor en Veriña

La Coordinadora Ecoloxista d'Asturies manifiesta «muchas incertidumbres» ante «cambios sustanciales» en el trámite de impacto ambiental de la planta eléctrica que se construirá en Veriña

02 oct 2018 . Actualizado a las 11:09 h.

La Coordinadora Ecoloxista d'Asturies alberga «muchas incertidumbres» hacia el nuevo trámite de impacto ambiental de la planta de generación eléctrica con gases siderúrgicos prevista por la siderúrgica Arcelor para su factoría en Gijón, que introduce -según los ecologistas- «cambios sustanciales» respecto al proyecto presentado el pasado mes de enero. En un comunicado, la Coordinadora muestra muesta su sorpresa por la desaparición de dos municipios «próximos a la planta y directamente afectados» como Corvera y  Gozón del ámbito del estudio ambiental, que en principio incluía el concejo maliayés juto a Gijón y Carreño, y la eliminación también de Villaviciosa del mismo documento. Las instalaciones, en las que Arcelor-Mittal invertirá en conjunto unos 250 millones de euros, estarán ubicadas en el complejo siderúrgico de Veriña y aprovecharán los gases generados en los altos hornos y baterías de coque en una cenrtal con una potencia instalada de 220 megavatios. Los responsables de la empresa aseguran que, además de aprovechar los gases de combustión, la planta reducirá las emisiones contaminantes a la atmósfera.

La Coordinadora enumera una serie de dudas y discrepancias hacia unas instalaciones que «van a agenerar un aumento de los ya altos niveles» de contaminación por gases de combustión, polvo y partículas sólidas en la atmósfera generados por la actividad de «quemadores GHA y GCK, turbogenerador y equipos auxiliares»; un incremento, que afirma el comunicado, ya se registra en las estaciones de medición de la zona. Todo ello en una zona «ya muy contaminada» cuya polución, anticipan los ecologistas, se «va a ver agravada por las nuevas baterías de carbón de coque».

La Coordinadora asegura «no entender» la discrepancia entre la afirmación de la empresa de que la planta será menos contaminante y el hecho de que vaya «a aumentar los niveles de algunos contaminantes con una aportación de un 0,2% respecto al valor límite anual en el caso de las PM10, un 1,5% en el caso del NO2 y un 3% en el caso del SO2». Asimismo, reclama un estudio de dispersión para las partículas de menos de 2,5 micras, las «más pequeñas y peligrosas» que, afirman, «no se estiman ni calculan» en el estudio de impacto a pesar de que su presencia es «notable» en la estaciones de Tremañes y Roces.

El ruido generado también preocupa a la Coordinadora, que considera «más un deseo que una realidad» la previsión de Arcelor sobre una contaminación acústica que «con carácter general se prevé el cumplimiento de los valores normativos en los periodos día y tarde, así como en periodo noche»; algo que, según el comunicado, se «contradice» con pasajes del mismo estudio de impacto donde se admite «que en la fase de explotación de la planta se llegarán a superar los niveles normativos para las nuevas instalaciones en suelo residencial» situado «a pocos metros» de la planta.

También reprochan al estudio los ecologistas que no precise cuál será «el consumo real de agua industrial», que también tendrá que incrementarse para la refrigeración de las nuevas baterías de coque. «No queda claro de dónde va a proceder ese aumento significativo de agua en el proceso, porque las pérdidas por evaporación en el proceso de enfriamiento van a ser altas», anticipa la Coordinadora, que rehúsa la mera aportación de aguas de lluvia «que no son suficientes».

Respecto al impacto visual en el paisaje de la zona, la Coordinadora asegura que existirá, a pesar de la negativa en tal sentido del estudio; máxime cuando se prevé, según los ecologistas, la construcción de «una chimenea de 80 metros y la refrigeración es por agua» cuyas torres podrían llegar a generar penachos de vapor de agua «superiores a los 200 metros». «Tampoco nos parece creíble que, a pesar de la gran cuenca visual que hay con carreteras y vías de tren en el entorno, la capacidad visual sea baja», añaden.

FInalmente, la Coordinadora Ecoloxista d'Asturies denuncia que no existe «trámite perceptivo de aceptación social»; algo que cree «fundamental en vista del nuevo impacto que se va a generar a los vecinos en una de las zonas mas contaminadas de España».