Ciudadanos y CCOO, extraños compañeros de viaje en la ofensiva contra la Casa Sindical de Gijón

Marco Antuña

GIJÓN

La Casa Sindical de Gijón.
La Casa Sindical de Gijón.

10 dic 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Arrecia en estos días la recurrente campaña de demonización del edificio de la Casa Sindical de Gijón, cuyo estado parece ser uno de los mayores problemas de la ciudad para quienes, día sí día también, manifiestan su enorme preocupación por los problemas reales o ficticios del emblemático edificio y su indisimulado interés en que un solar tan apetecible como objetivo de un pelotazo inmobiliario quede libre de estorbos para generar las plusvalías correspondientes como en los alegres tiempos de la burbuja urbanística que tantos males nos trajeron a muchos y tantos bienes a unos pocos.

Aunque ya es sabido, conviene recordar que la Casa Sindical se levantó en el solar que ocupaba la Casa del Pueblo de la CNT, incautada manu militari por el franquismo en 1937 y que, de una forma muy modesta pero real y efectiva, hoy sigue siendo un referente de los trabajadores y las clases populares a la hora de reunirse, organizarse y enfrentarse a esta ofensiva neoliberal de recortes, privatizaciones y leyes represivas y antiobreras que nos está llevando a situaciones de preocupante indefensión colectiva.

No es la primera vez que se intenta liquidar lo que es y lo que representa la Casa Sindical y no es casual que en estas ofensivas estén de acuerdo organizaciones tan aparentemente dispares como Ciudadanos y CCOO que, desde dentro del propio edificio, realiza el poco lucido papel de Caballo de Troya de los especuladores y de los enemigos del sindicalismo de clase.

La situación de paro y precariedad que está sufriendo la clase obrera, fruto de las políticas de rapiña que hacen cargar todo el peso de los ajustes en las espaldas de las grandes mayorías, han dado lugar a nuevas realidades organizativas que también tienen su reflejo en la Casa Sindical.

El colectivo de Parados y Precarios realiza sus actividades en este edificio, organizándose para atender a quienes, en situaciones muy difíciles, necesitan asesoramiento y apoyo material (que no solo de grandes palabras vive la clase obrera).  

Dentro de esas actividades de Parados y Precarios se encuentra el mercadillo de objetos de segunda mano que se encuentra en el salón de actos de la Casa Sindical y que es utilizado como una de las principales excusas por quienes buscan únicamente el desalojo de todo el edificio para posibilitar su demolición.

Es curioso que, en ningún caso, por parte de quienes se escandalizan de manera farisea por la situación del salón de actos de la Sindical, se les haya dado voz a los Parados y Precarios para que puedan explicar el motivo de que no hayan podido todavía llevar a cabo su propósito de ubicarse en un local más idóneo para dicho mercadillo y que hayan tenido que prolongar la provisionalidad de su actual ubicación mucho más tiempo del que era su intención.

Es fácil de entender que Ciudadanos, portavoz de quienes pretenden derribar la Casa Sindical, no tenga ningún interés en que se aborden de verdad la solución de los problemas reales del edificio.

La especulación urbanística necesita solares céntricos, no edificios donde la clase obrera y el pobrerío en general se organice contra los atropellos de los grandes poderes económicos a los que diferentes partidos sirven con idéntico afán.

El caso de CCOO y sus permanentes intervenciones plañideras y catastrofistas en los medios de comunicación alertando de inundaciones, probables incendios y del terror generalizado de los trabajadores a la hora de acceder a los locales que utiliza en el edificio, tiene su explicación en el concepto del sindicalismo como negocio y como empresa de servicios en búsqueda de beneficios a la que, en esa lógica que le hizo aplicar la reforma laboral a sus propios trabajadores, le conviene liquidar lo que conciben como competencia.

A CCOO le estorba la presencia de sindicatos como la CSI, la CNT y la CGT, por aquello de que son un mal ejemplo para los trabajadores que podrían verse tentados a comparar lo que hacen unos y otros. Para nadie es un secreto que, conseguido su propósito de desalojar la Casa Sindical, CCOO contaría con unos locales modernos y céntricos, al estilo de los que comparte con sus socios de la Patronal en Oviedo.

A pesar de esta curiosa (o no tanto) conjunción de los partidarios del pelotazo urbanístico y de los burócratas sindicales, la Casa Sindical va a resistir a esta nueva ofensiva al igual que lo hizo en ocasiones anteriores y, con las mejoras que sean necesarias seguirá, modestamente, intentando cumplir los objetivos de aquella clase obrera orgullosa de serlo que levantó la Casa del Pueblo de la CNT de Gijón para que fuera el lugar de referencia en la lucha por los derechos de los trabajadores y de las grandes mayorías populares.  

Marco Antuña, militante de la CSI