Perros abandonados que ayudan a hacer terapia en Villabona

GIJÓN

Moro, el perro que fue adoptado tras un mes en Villabona, con su nueva familia
Moro, el perro que fue adoptado tras un mes en Villabona, con su nueva familia Amigos del Perro

«Para los perros es como ir de vacaciones y, además, son adoptados realmente rápido», aseguran en Amigos del Perro del programa en el que internos del centro penitenciario cuidan de canes del albergue de Gijón

13 dic 2018 . Actualizado a las 18:26 h.

Moro es un perro mestizo grande, de color negro y de unos tres años que fue recogido por aviso de la Policía Local junto con sus padres y tres hermanos. Habían formado una manada que causaba problemas en la zona en la que vivían y los seis acabaron en el albergue municipal de animales de Serín. Moro era un perro sociable, activo y equilibrado pero iba camino de convertirse en uno de los inquilinos invisibles de la perrera. De esos que llaman los olvidados porque pasan desapercibidos para los posibles adoptantes.

Moro fue uno de los perros que vivió en el centro penitenciario de Asturias, cuya unidad terapéutica (UTE) colabora desde 2009 con la Fundación Amigos del Perro (que se encarga de la gestión del albergue de Gijón) a través del programa TACA, siglas que corresponden a terapia asistida con animales y que ha ido acumulando casos de éxito año tras año en su doble objetivo. Por un lado, ayudar a los internos que reciben atención especial en la UTE a superar problemas especiales y reinsertarse en la sociedad tras su condena, adquiriendo o reafirmando habilidades sociales mediante la interacción y el cuidado de perros como Moro. Y, por otro, los internos colaboran en que esos animales abandonados sean educados y socializados para facilitar su adopción.

La presidenta de Amigos del Perro, Lola Moreno, recuerda los inicios del programa TACA: «El centro penitenciario de Villabona empezó con un convenio con la Fundación Affinity, que les dio unos cursos sobre tenencia responsable de perros y les cedió dos perros de raza de terapia. Sin embargo, en la UTE llegaron a la conclusión de que, en realidad, no tenían por qué se perros de raza, que podían ser perros de albergue los que fueran educados por los internos para que su adopción fuera más fácil».

En junio de este año, cuando Moro no llevaba ni un mes durmiendo en Villabona al cuidado de los internos que participan en este programa, fue protagonista en el programa El Hormiguero. «No llegó a estar ni un mes en el centro», recuerda Moreno, «salió en la tele y lo adoptaron enseguida. Además fue como un efecto multiplicador puesto que con Moro estaba una perra que se llamaba Rita que también salió en adopción».

¿Cómo funciona el programa TACA?

El funcionamiento del programa TACA es sencillo. Los perros están en régimen de acogida en un módulo especialmente habilitado para ellos por los propios internos del centro penitenciario, donde reciben los cuidados y atención necesarios por parte de profesionales. Los internos interactúan con ellos, empezando por ganarse su confianza y conseguir que se relacionen sin dificultad, y les enseñan órdenes básicas como sentarse y esperar, o caminar con correa. «Nosotros elegimos tres perros del albergue, se los llevamos y, una vez allí, los educan, pero también impartimos de manera periódica charlas sobre tenencia responsable o métodos educativos caninos y resulta muy enriquecedor para ellos y para los perros», explica Moreno.

Los canes además tienen una zona de juegos y ejercicio. «Las instalaciones están muy bien y, para los perros, es como ir de vacaciones. Los internos están muy pendientes de ellos y nos avisan siempre de cualquier cosa». Que si uno come poco, que si otro parece que está triste… «O bien va el veterinario allí a hacer una revisión o bien los llevamos a la clínica. El vínculo que se crea entre los internos y los perros es muy interesante», remarca Moreno. Ambos están entre rejas. «Y por eso los internos se vuelcan en hacer todo lo posible para que los perros salgan de las rejas encontrando adoptantes».

Rubia y Lima, las dos perras que están en la actualidad al cuidado de internos de Villabona
Rubia y Lima, las dos perras que están en la actualidad al cuidado de internos de Villabona

El programa ayuda a los internos a reafirmar autoestima, confianza y responsabilidad. «Se incrementa mucho su autoestima al sentir que son útiles y aprenden muchísimo en un área que puede ser luego útil para buscarse la vida fuera. En el centro de Villabona están encantados y nosotros estamos también muy contentos porque además los perros que salen de allí se adoptan realmente rápido», dice la presidenta de Amigos del Perro.

Felizmente adoptados

Moro, que posa en la fotografía que acompaña este reportaje con su nueva familia, es un ejemplo, pero también Dandy, otro perro negro mestizo de black coast retriever que estuvo más de un año en Villabona. «Tenía una posesión brutal con la comida y eso le hacía problemático con otros perros. Gracias a la labor que hicieron en el centro de Villabona, salió adoptado la pasada primavera y ahora está felizmente adoptado en Alemania», recuerda Moreno.

En la actualidad, los internos de Villabona cuidan de dos perras, Rubia y Lima. Rubia, de cinco años, ha tenido una vida durísima. «Lo pasó muy mal, venía de muy mala vida, pero de muy mala vida -insiste Moreno-. Le falta una oreja, hubo que quitarle la piel de parte de la cabeza y pasó tres cirugías. Horroroso», resume, indicando que la perra presentaba varios ataques de perros no tratados a tiempo.

Lima, por su parte, es una pastor alemán de siete años que había llegado al albergue junto a Rita, que también pasó por Villabona y fue adoptada al mismo tiempo que Moro. «Lima es uno de esos perros olvidados», dice Moreno. Es atigrada y en el albergue ya tienen claro que los perros atigrados y negros lo tienen más difícil que los demás. Quizá su paso por el centro penitenciario de Asturias la ayude a encontrar un hogar definitivo…