«A Podemos le toca sumar con la izquierda en Gijón; hay que anteponer la ciudad»

J. C. Gea GIJÓN

GIJÓN

Rosa Espiño
Rosa Espiño Juan Tizón

La diputada autonómica Rosa Espiño se ha preinscrito como cabeza de lista en las primarias de Podemos como candidata de un amplio sector de sensibilidades de la formación morada

20 ene 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

Rosa María Espiño Castellanos nació en Langreo hace casi 50 años y reside en Gijón, la ciudad que eligió para vivir hace 22 años y de la que ahora aspira a ser alcaldesa. Con ese objeto, y con el de encabezar una lista que recoja el máximo de sensibilidades para dar un vuelco al proyecto de Podemos Xixón en la ciudad, acaba de inscribirse pen las primarias de la formación morada cuyo proceso acaba de iniciarse, y que se decidirán entre el 1 y el 5 de febrero. Es diputada en la Junta General del Principado, pero ha sido su perfil profesional y su experiencia vinculada a los servicios sociales, así como su militancia sindical, las que han llevado a varios sectores del mosaico ideológico de Podemos a proponerle dar un paso en el que también tiene mucho que ver su vinculación directa a la directiva estatal del partido y a la línea encabezada por su secretario general, Pablo Iglesias. Pero ante todo, se presenta como el rostro más visible de un proyecto que aspira a sumar dentro y fuera, y que ella desvincula de cualquier grupo concreto dentro de Podemos Xixón. 

-Preséntese a sus vecinos y vecinas.

-Soy Rosa Espiño. En este momento, y siempre el carácter temporal con el que consideramos estos cargos en en Podemos, soy diputada autonomica en el parlamento asturiano. Nací en Langreo en el 68, tengo 50 años y empecé a trabajar en sanidad en el 92: Cabueñes, interinidades, bolsas de empleo en diferentes puntos de Asturias… Hasta que en 1996 decido, por llamarlo de alguna manera, iniciar un proyecto de vida en Gijón. Mientras tanto, he estudiado, siempre mientras trabajaba. Aprobé una oposición para el Organismo Autónomo ERA, estudié Derecho en la UNED y Trabajo Social. He trabajado en centros de toda Asturias.

-Su perfil político no proviene de los partidos sino del sindicalismo.

-Así es. Para mí fue muy importante incorporarme al Comité de Empresa del ERA por la Corriente Sindical de Izquierdas, a la que doy apoyo jurídico con mis conocimientos de Derecho, en el que procuré profundizar en todo lo relacionado con derechos laborales, desde la movilización y la reivindicación, y he dado también formación porque me interesa mucho la docencia. Trabajo, sindicato, vida sindical… He procurado ir compaginando todo este amagüestu.

-Que en determinado momento desemboca en la política parlamentaria.¿Cómo se produjo ese salto?

-Fue en 2015. Yo venía trabajando en círculos de Podemos en un momento en el que estábamos en la calle, en un momento en el que muchos creíamos que había que meterse en ello a fondo. Estuve en el 15M, rodeé el Congreso, pero eso no era lo trascendente, sino dar un paso más allá: había que entrar donde estaban los que nos estaban representando y cambiar esas tornas. Incorporarme al mundo político era para mí ciertamente impensable, porque nunca he militado en partidos. Sí entendí, cuando nació Podemos, que había ahí algo fantástico, que tenia que hacerse, pero no me veía dentro de este armazón. En ese contexto, me propusieron que formara parte del proyecto. Es verdad que no pensaba ni que pudiera salir…

-Pero salió.

-Un 25 de mayo, a las 11 de la noche, mientras estaba en un colegio haciendo el recuento me dicen: «Vente a Oviedo, que me parece que sales diputada». Imagínate. Entré en esa Junta como entraría cualquier otro ciudadano o ciudadana: era todo un mundo y había que empezar estudiando, incluso con estudios de Derecho detrás. He sido una privilegiada por esta experiencia. Que un millón de asturianos y asturianas me dieran esta oportunidad no se paga. Ha sido la experiencia más importante de mi vida.

-Ahora cierra ciclo y se postula como candidata a la alcaldía de GIjón. Algo que, confiesa, no tenía previsto. ¿Cómo y por qué ha dado ese paso?

-Llego a esta candidatura no tanto por decisión personal como por la decisión -y eso es importante- que nace desde un punto de vista común. Empiezo a hablar con personas y a reunirme con diferentes sensibilidades dentro de Podemos Xixón que son las que consideran que soy la persona más idónea en este momento. Agradezco la confianza que me brindan para encabezar este proyecto que puede dar una alternativa a esta ciudad. Desde Podemos y desde la unidad de muchas pequeñas minorías que hacen un todo muy importante. Cada vez me siento más orgullosa de la cantidad de personas y movimientos que estamos aglutinando en Xixón. Me ha tocado encabezarla a mí pero podría haber sido cualquier otra persona.

-¿En qué contexto político se fragua esta candidautra?

-En política hay siempre un contexto macro y un contexto micro. El macro, en este caso, tiene que ver con las elecciones andaluzas, que encienden alertas. El problema no es tanto que la derecha tenga o no más votos, como preguntarse por qué multitud de personas no se levanta para ir a votar. Eso obliga a hacer autoexamen, autocrítica. En servicios sociales estamos acostumbrados a hacer contínuas autoevaluaciones para saber si los programas y los proyectos están funcionando. Hay que mirar hacia adentro para ver qué pasa. No podemos permitirnos estos agujeros, es algo que pone los pelos como escarpias. Las negociaciones para la investidura para mí son intolerables en un Estado democrático. Con la que está cayendo, la violencia machista, ¿se puede llevar a una negociación? ¿En qué cabeza cabe? Esto, por una parte mueve motores.

-¿Y el contexto 'micro'?

-Asturias en general necesita un revulsivo. Hemos bajado demasiado los hombros, y la historia de nuestra tierra, la de nuestra gente, no se caracteriza por eso precisamente. Hay que poner el despertador. Que no nos coma nadie el caldo. Aquí hay una sociedad muy potente. Quizá ya el concepto de clase no cabe porque está más difuminado y no cabe, pero sí cabe hablar de gente obrera: mileuristas, precarizados, personas que tienen trabajo pero son pobres. Esta gente no puede bajar los hombros, y menos siendo asturiana.

-Pero hablamos de más 'micro' todavía: de Gijón.

-Gijón para mí es el corazón de Asturias, sin lugar a dudas, tanto a nivel territorial como en cuanto a la población y a ser cuna de muchísimos movimientos. Creo en Gijón como un motor de cambio, y lo creo porque aquí he visto cómo funcionan colectivos y asociaciones, una importante red social que tiene que mantenerse viva y que no podemos dejar que se vaya apagando. Es un último intento, un último empuje el que necesita. La ciudad se merece esa oportunidad. Quizá no haya ni siquiera que reinventar nada. La red la tenemos. Simplemente es dar al botón y encenderla. Es una ciudad con barrios grandes como municipios, cada uno con sus pequeños motores. Me duele que eso se pueda apagar, porque esta es una ciudad con futuro, a nivel de Asturias y del resto del norte de España. Gijón tiene muchísimas riquezas. Por eso es tan importante que me hayan pedido personas de ámbitos tan distintos que encabece la lista. Es un honor.

-Esta vez Podemos concurre como Podemos, como partido, no como Candidatura de Unidad Popular. ¿Cambio o corrección respecto a lo que ha sido Xixón Sí Puede?

-Parto de la base de poner en valor el esfuerzo que se ha hecho. Para mí es muy importante poner las cosas en el contexto social y económico de su tiempo. El tiempo lo marca todo a veces. Por eso es valioso el esfuerzo político que ha hecho Xixón Sí Puede en el contexto político que se encontró. Son momentos distintos, y cada uno conoce mejor que nadie lo que puede hacer cuando le toca hacerlo. Pongo en valor determinadas acciones que se llevaron a cabo, muy positivas dentro de las posibilidades existentes. Es algo que comprendo bien porque  yo también lo he vivido en la Junta General. Ser oposición tampoco es fácil. Ahora bien, el contexto político es distinto. No solo es la amenaza de la derecha. Es la de la derecha de la derecha, que pretende quitar de un plumazo derechos que están más que consolidados y avances, sobre todo en materia feminista, que creo que hay que atribuir a la entrada de Podemos en las instituciones. Las redes que se crean tanto a nivel autonómico como estatal son muchísimo más sólidas, más contundentes digamos. Pero lo más importante es que toca sumar. Parece que a algunos se les ha olvidado que toca sumar. Para mí eso es imprescindible.

-Frente a otra certeza que se ha visto en Andalucía: la derecha es capaz de sumar.

-Este proceso de Andalucía, aunque no lo refleje la realidad porque vemos noticias sobre los problemas internos en IU y otros que se marchan de Podemos, sí que hablan de que al final hay un proyecto común. Si en Gijón soy capaz de sentar en una misma mesa las sensibilidades que a día de hoy tengo sentadas en Podemos, me atrevo a decir que, si sale este proceso de primarias, me puedo sentar con cualquiera. No tengo miedo. De hecho, a nivel parlamentario ya he llevado iniciativas con IU, a pesar de que nunca fuimos muy afines. No es que diga que sea un mérito personal ni una medalla, pero sí que las personas importan, como importa la disposición. Los partidos de izquierda tenemos unos mínimos mínimos en común.

-Algo que habrá que replantear a la vuelta de mayo. Ana González y Aurelio Martín ya han manifestado su disponibilidad para sentarse.

-Y a eso vamos a llegar. Hay que anteponer la ciudad, lo común, a lo personal y lo individual. Eso es fundamental. No se puede violar en interés común y general. Tu política tiene que ir encarrilada a determinadas cosas, quizá muy concretas, en las que podremos no estar de acuerdo quizá en la forma de hacerlas, pero sí en el contenido. Es algo que he visto en el Parlamento. Pero hay que llegar a acuerdos sobre esos mínimos. El entendimiento es posible. Nuestra disponibilidad, toda.

-¿Hay que ganar un mandato perdido?

-Sobre todo, frenar amenazas. Las que está mostrando la derecha. La amenaza de una privatización de servicios, algo esencial en una ciudad como Gijón con servicios públicos muy importantes y que hay que preservar de la amenaza de cualquier mercado de intereses.  Por otra parte, hay que avanzar en una política feminista. También hacia una ciudad más saludable, porque tenemos un problema de contaminación más que importante. Alguien con muy buenos conocimientos sobre medio ambiente me decía: «Es que envenenar es legal». El problema es que los índices en la UE están por encima de lo que la OMS considera como tóxico. Nuestra salud cuenta. Seguro que en todo esto podemos entendernos con los otros partidos de izquierda. Tengo muchísima confianza en que sabremos dar soluciones, no problemas. Y desde luego, revertir servicios públicos de calidad. Los jóvenes, los bajos que veo que se cierran, la gente que se ha arriesgado a poner un negocio o un servicio, pero que ya no puede levantar la persiana… Nos faltan dos generaciones en la ciudad, los jóvenes que se han ido. No podemos prescindir del capital humano más valioso que tenemos. Todo esto es el néctar de la ciudad. Requiere de medidas ya.

-Pero antes de todo eso hay que someterse a unas primarias. ¿Cómo las afronta?

-Personalmente, estoy contenta de esta mayoría de voces que hemos aunado en este proyecto. No me atrevo a anticipar resultados, pero es ilusionante.

-¿Hasta qué punto es una lista digamos 'reactiva'?

-No se ha construido exactamente según un proceso de acción-reacción. No es algo tan reciente como las últimas situaciones que se han producida. Veníamos tiempo hablando. No son decisiones que se toman con facilidad porque también tienen un coste personal importante a pesar de las muchas gratificaciones. No tengo hijos ni familia, pero esta vida tampoco me lo permitiría. Dice mi hermana que soy demasiado responsable (ríe). Pero en fin, son cuestiones de carácter. Lo que sí hubo desde el primer momento es intención de sumar, de que esto no fuera una corrientilla.

-Se la ha presentado como la candidata de Cándido González Carnero.

-No es así Las propuestas han venido de distintos sitios, de grupos que incluso no son afines entre sí internamente. Yo no quería ser representante de un grupo exclusivamente. Pero, claro, eso había que cocinarlo. Dejé claro que o nos sentábamos todos o esto no saldría Y es lo que hicimos: les dije que si quería encabezar la lista tenemos que ponernos de acuerdo. Si no, rompemos la baraja.

-¿Hasta qué punto puede afectar lo que suceda en Podemos Xixón el tsunami del terremoto en Madrid tras la marcha de Errejón?

-Podemos es una marca. Somos tantas cosas y hemos sido muchas cosas -movilizaciones de vecinos, mareas, plataformas- que han estado marcadas por lo morado. Cuando vamos al súper necesitamos una marca para saber qué compramos: nuestra marca es Podemos, Pablo Iglesias y su equipo. Cuesta ver lo que está sucediendo en Madrid porque también se necesita mucha pedagogía democrática, pero yo creo que las organizaciones están vivas cuando se generan contradicciones y discrepancias. Pero lamentablemente, lo que ha pasado con todo el ruido sobre Errejón es que se ha dejado de hablar de Vox. Automáticamente. Es un tema interno que nos obliga a resituar personas y estructuras en algún sitio, pero lo que más me preocupa es que la noticia era Errejón, no Vox. Estamos tapando lo que realmente importa. Ni Errejón ni Carmena ni Iglesias son los adversarios. Yo no tengo miedo de sus políticas. Yo soy militante, podemita, lo más morado del mundo, pero no me verás un tuit jugando a decir qué hace este hombre ahora… Aunque admito que es muy complejo.

-¿Cómo describe la lista que encabeza?

-Ante todo, no es mi lista, no es una lista que yo haya elegido, tengo que insistir en eso. Son candidatas con mayúsculas. Todas ellas. Aportan granitos muy importantes: hay juventud, pero hay un pensionista; hay personas que están viviendo lo que son trabajos precarios; tenemos especialistas en medio ambiente; incluso un joven nacido en un campo saharaui. Es una candidatura detrás de la cual hay personas, corrientes, sensibilidades en sí mismas, pero también experiencias personales y profesionales que van a aportar.

-Si su lista sale elegida Podemos estrenará una nueva experiencia en Gijón: la de la bicefalia, con un secretariado general y una portavocía municipal encabezadas por personas distintas.

-Una de las cosas que hemos puesto en común en la confección de esta candidatura es la idea de que el corazón de Podemos en Xixón tiene que ser su Consejo Ciudadano. Tenemos que estar al servicio de ese Consejo y habrá que entenderse. Todavía queda un periodo municipal, que además preelectoral, y es importantísimo que acometamos determinados proyectos en ese tiempo que queda con esa conexión fundamental. Es el órgano político que tiene que estar operativo, y los concejales y concejalas tenemos que retroalimentarnos de eso. Y, muy importante, también de la política de la calle y de los círculos.

-¿Un pie en las instituciones y el otro en la calle?

-Sobre todo en la calle. La materia prima con la que se construye la política es la calle. Eso lo tengo clarísimo. Haremos en Gijón una política basada en lo que diga la calle. Las instituciones solo le dan el formato. Lo que diga la calle habrá que ponerlo como 'artículo 33' del reglamento: pues se pone. Pero la materia prima está en la pancarta que tenemos ahí delante, en la calle. Esa es la frase que tiene que llevar el programa. Hay que estar al servicio de la gente. Si no, estaremos haciendo lo que hacen los demás. Y aquí se trata de que esta gente de fuera esté representada dentro.