Humedades, goteras y otros males de la residencia mixta de Pumarín

E. G. B. GIJON

GIJÓN

«Es un desastre completo, un abandono absoluto», aseguran en la CSI y en la Asociación de Pensionistas de Gijón sobre el deterioro del edificio, que tiene siete habitaciones cerradas desde hace un año pese a la lista de espera

30 mar 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

«Es un desastre completo. Un verdadero desastre», resume Nicanor González, representante sindical de la CSI en el organismo autónomo Establecimientos Residenciales de Asturias (ERA), de cuyo comité de empresa también es miembro. «El abandono de la conservación del edificio, tanto exterior como interior, es absoluto», asegura Bonifacio Arias, presidente de la Asociación de Pensionistas de Gijón, que recientemente convocaban una concentración ante la mayor residencia geriátrica de Asturias, la Mixta de Pumarín, que también es centro de día, para protestar por el deterioro de las instalaciones y por la creciente «privatización» de sus servicios no asistenciales.

Las fotos hablan por sí solas. Las habitaciones con humedades, explica González, están en el ala norte de la décima planta, dedicada a asistidos. Son siete habitaciones. «Llevan cerradas desde hace ya un año. Cuando llueve, entra el agua por todos los lados», dice González, que recuerda que se invirtieron unos 40.000 euros en mejorar las cubiertas «pero llueve ahora más que antes, porque tras hacer la obra ahora llueve dentro».

Este es uno de los tres frentes principales que, según indica, tiene abiertos esta residencia que, entre el centro de día y las estancias, atiende a medio millar de personas mayores. La lista de espera para ser atendido en esta residencia, añade, ronda las 300 personas. «A nuestra asociación llegan quejas de todo. Hay una gran lista de espera y es una contradicción enorme que tengan habitaciones cerradas. Parece una barbaridad. Es una provocación lo que están haciendo», considera Arias.

Un segundo frente es la cocina, cuya reforma fue la última inversión importante realizada en el centro y cuyas obras finalizaron el pasado verano. «La obra costó casi 800.000 euros y tiene una garantía de 500 años. Como suena. El timo de la estampita porque el resultado es para echar a correr», asegura González. En las fotos se aprecian las goteras en la zona de cocina, el comedor y la cinta de emplatado, tras la reforma. También las grietas en la puerta de acceso al comedor de válidos.

«Intentaron hacer una evaluación de riesgos y está sin hacer todavía pese a que la gente ya está trabajando», señala González, mencionando que se han registrado pequeñas incidencias como caídas por resbalones de algunos trabajadores. «La obra la terminaron el año pasado y ya está dando problemas serios», añade, explicando que un tercer frente es una unidad de convalecencia, a la que se derivan pacientes sin arraigo familiar tras el acuerdo entre el ERA y el área sanitaria V.

«En su día nos apareció un informe de esa unidad que detectaba irregularidades por todos los lados, desde falta de tomas de oxígeno, baños con la caída del desagüe hacia las habitaciones, suelos enteros dañados por el cambio térmico…», enumera, sin olvidarse de la fachada, «que está a punto de caramelo y en la que tuvieron que intervenir en alguna ocasión los bomberos por caídas de cascotes».

Desde la Corriente, por ello, se viene denunciando todas estas deficiencias. «Lo único que queremos es que el dinero público se gaste como hay que gastarlo y que el que meta la pata asuma su responsabilidad», dice González. Arias añade más frentes: «Además se fueron bajas por jubilaciones y, como no reponen al personal, tienen que trabajar el doble. Es el problema de todos los organismos, que se van deteriorando, que se privatizan los servicios no asistenciales… El deterioro es total en todos los sentidos».