Así se le va a hacer hueco al contenedor marrón en el centro urbano de Gijón

E. G. B. GIJON

GIJÓN

Isla de contenedores en el Polígono
Isla de contenedores en el Polígono

Son unos 600 y su instalación, que comenzará a finales de enero, se irá realizando desde barrios como El Natahoyo y La Arena hacia la plaza Mayor de manera progresiva debido a su complejidad

16 dic 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

La Empresa Municipal de Servicios del Medio Ambiente Urbano de Gijón (Emulsa) prevé iniciar a finales de enero la instalación de unos 600 contenedores de basura orgánica en las calles del casco urbano de la ciudad, desde los extremos hacia la plaza Mayor. Son aproximadamente la mitad de los 1.155 contenedores de tapa marrón que se habían adquirido en septiembre de 2016, buena parte de los cuales ya han sido instalados en los barrios que rodean al casco urbano, en donde se prolongará al menos hasta los meses de verano debido a lo complejo de su instalación.

Por un lado, habrá que buscarles ubicación teniendo en cuenta que normalmente se vienen colocando en donde al menos haya un contenedor de fracción resto, de color verde y metálico, aunque en los barrios también se ha tratado de agrupar las cinco fracciones de residuos (no orgánico, orgánico, papel y cartón, envases y vidrio) en islas completas de contenedores. En algunos barrios como El Llano y La Calzada la colocación de los contenedores marrones, además de la reorganización en islas con las cinco fracciones siempre que fuera posible, ya tuvo sus complicaciones debido al movimiento comercial, a la circulación de vehículos y a los aparcamientos.

Esta experiencia servirá para abordar, como si de un tetris se tratara, la instalación de los contenedores de tapa marrón en las calles de los barrios más céntricos, en las que el espacio es más reducido y hay más tráfico y movimiento comercial. Una segunda labor, tras elegir la ubicación de este nuevo contenedor, pasa por cumplir con toda una serie de normas de seguridad en el tráfico, de manera que su instalación no reduzca la viabilidad en cruces, en entradas de garajes o en pasos de peatones. También se tratará de causar las menores molestias posibles en escaparates, comercios y cafeterías.

Asimismo la fase de colocación tendrá su complejidad al realizarse en pleno casco urbano, teniendo en cuenta la circulación en las horas punta y en las calles con más tráfico. La instalación se desarrollará desde los extremos del casco urbano, en barrios como El Natahoyo, La Arena o Laviada, así como el entorno del parque Isabel la Católica, la plaza de toros o la plaza de los Fresnos, hacia la plaza Mayor, dejando para el final el casco histórico de Cimavilla. Además, en las zonas en las que los contenedores están soterrados, en principio se sustituirá uno de ellos por uno de residuos orgánicos.

Campañas de concienciación

En todas las zonas, a medida que los contenedores de basura orgánica estén disponibles para su utilización, se irán poniendo en marcha campañas de información y sensibilización ciudadana como ya se ha venido realizando en los barrios periféricos para impulsar su uso. Las últimas se han llevado a cabo en el barrio de El Llano, en donde la instalación de los nuevos contenedores, el de tapa marrón y la renovación del resto de fracciones, se completaba en noviembre.

Del mismo modo, una vez que finalice la instalación de los contenedores marrones en el casco urbano de la ciudad, se procederá a renovar los del resto de residuos, en una segunda fase que se llevaría a cabo en el último trimestre del año. Una vez finalizada esa renovación, que debería quedar resulta a finales del año que viene, se pasaría a realizar la misma operación en la zona periurbana, como Somió o La Camocha, y en el resto de la zona rural.

En 2016, en concreto, se habían adquirido 5.520 nuevos contenedores por un importe de 5,7 millones de euros más IVA, de los que 1.735 son de fracción resto para sustituir a los verdes metálicos, 830 de papel y cartón, otros 830 de vidrio, también 830 de envases y 145 de accesibilidad especial, además de los 1.155 de fracción orgánica.

Objetivo: reciclar el 50% 

La introducción del contenedor marrón y la renovación del resto se enmarca en los planes de Emulsa de impulsar el reciclaje de residuos tal y como exige la Unión Europea. De las 125.000 toneladas que se vienen generando al año en el municipio, se recicla en la actualidad algo más del 30% cuando Europa obliga a que en 2020 se reciclen un 50% de los residuos municipales. El año que viene no va a poder alcanzarse ese porcentaje, al igual que el resto de España, pero en Emulsa confían en que el uso del contenedor marrón sea un revulsivo para conseguir las cuotas de reciclaje que, a partir de 2020, exige el Consejo de la UE (55% en 2025, por ejemplo).

La orgánica se considera clave, en este sentido, porque en Emulsa se sabe a ciencia cierta que el 40% de los residuos que se tiran al contenedor verde son orgánicos. En el momento en el que se consiga concienciar a los gijoneses para que usen los contenedores de tapa marrón, se considera que no solo aumentará el porcentaje de reciclaje como exige la UE, sino también la reducción de residuos que van al vertedero, que en Asturias encima tiene el grave problema de estar colmatado sin posibilidad de ampliarlo, algo que en todo caso choca con los objetivos de sostenibilidad.

Si se consigue ese objetivo de impulsar el reciclaje de residuos orgánicos, que mayoritariamente se convierten en biogás para generar electricidad y también en compost, los planes de Emulsa pasarían por invertir la frecuencia de la recogida de los contenedores marrones y verdes. En la actualidad, como los verdes son los que más se utilizan -aunque los envases son la basura que más ocupa-, su recogida se realiza todos los días mientras que los de basura orgánica se recogen tres días a la semana.

La tendencia natural, de calar entre la población el uso de los contenedores marrones, debería llevar a que una familia media prácticamente dejase de generar basura con destino al contenedor verde, puesto que la mayoría de sus residuos son restos de comida y otros residuos biodegradables, así como envases de plástico

El contenedor de tapa marrón es el único además que se abre utilizando la tarjeta ciudadana, que no supone ningún gasto en absoluto. Su apertura con esta tarjeta se debe fundamentalmente a que es importante que los residuos cumplan los requisitos de para poder reciclarse en biogás y compost, de manera que a nadie se le ocurra echar otro tipo porque le queda, por ejemplo, más cerca.

Al contenedor marrón deben tirarse los residuos de alimentos, cocinados o no, además de servilletas o manteles de papel usados y sucios, tapones de corcho, cerillas, serrín, posos de café o bolsitas de infusiones. Por contra, no deben tirarse en él residuos como colillas, restos de barredura, tiritas, excrementos de animales o pañales, que deben ir al contenedor verde. La colaboración ciudadana es fundamental, por ello, en este proceso de conseguir reciclar al menos la mitad de los residuos municipales 

50 céntimos más al mes

Asimismo, en 2020, por primera vez en 12 años, subirá la tasa de recogida de basuras, aunque seguirá estando entre las cinco más bajas de España en el ránking de municipios equiparables a Gijón. En concreto, para un hogar medio la subida supondrá 50 céntimos de euro más al mes. Ese incremento, que en la factura anual por familia pasa de 63 a 69 euros, se destinará a sufragar los cortes de recogida, transporte y gestión de las 125.000 toneladas de basuras que se generan añ año en Gijón además del mantenimiento de los contenedores, los puntos limpios y la recogida de muebles usados.