
El sportinguismo se renueva con el impulso y la ilusión de grupos de aficionados en los que se transmite el amor al rojiblanco
06 ene 2020 . Actualizado a las 05:00 h.Bajo una gran bandera y recuerdos en fotografía, Samuel y Elvira toman una botella de sidra. «Vivir el fútbol dentro de una peña es vivirlo de manera diferente. En esta aún más, somos una familia». El Alleranu de Fito es más que un grupo de seguidores del Sporting de Gijón.
Afincados en el barrio de Ceares, personalizan la regeneración de un sentimiento. Con solo dos años de vida, fundada tras la decepción del último descenso, tres parejas, seis amigos, pusieron las bases de una emoción común. El impulso definitivo, la ilusión de los benjamines. El fresco estímulo de los hijos. Samuel González Entrialgo es su presidente y uno de los fundadores, por su casa corre la semilla que dio como fruto un punto de encuentro en rojiblanco.
El sportinguismo no decae, se renueva. El Alleranu de Fito se aleja de la imagen del peñista veterano, con una media de edad arrastrada por guajes y guajas. «Amigos, vecinos del barrio, padres del colegio con los críos, sustento básico de un sentimiento que se transmite de mayores a pequeños, pero también en sentido inverso». De las reuniones en la sidrería que les da nombre, a El Molinón y a los viajes. «Menos de los que quisiéramos, notamos los inconvenientes que tiene la programación y los calendarios que saca La Liga, intentar cuadrar un viaje con solo tres semanas de margen complica mucho las cosas». Momento de la reivindicación y un pensamiento compartido entre aficionados sean del color que sean.
Adheridos a UNIPES, «estamos contentos. Su reparto de entradas es muy equitativo, con una web que funciona de manera razonable y evita muchas polémicas», apuntan mientras, ese grupo de amigos que forman la junta directiva, se unen a la charla. «El trabajo organizado, el reparto de misiones y la faena en equipo es la forma de lograr los mejores resultados, en una peña y en un vestuario», ahí queda el mensaje.
La mitad de sus casi 60 integrantes también es socia del club de sus desvelos. Repartidos por el municipal gijonés, el sentir es común. «El Molinón ha cambiado, es más conformista, se ha bajado el listón de la exigencia», aunque también tiene su cara menos amable, «habría que valorar más el trabajo de los jugadores, sobre todo a los que han defendido los colores durante muchos años», honrar a los ídolos como vía para respetar al club, el cariño se demuestra con detalles.
La mirada al futuro, con prudencia y optimismo. «La Segunda está muy complicada, sin embargo, la nueva política de fichajes y recuperar estandartes, alimenta la esperanza al menos de volver a estar vivos hasta el final y que no pase lo del último año». El Alleranu de Fito es una peña de Primera, ahora sólo falta esperar que el equipo lo vuelva a ser.