Gijón vuelve a manos socialistas con una alcaldesa laica

Elena G. Bandera
E. G. Bandera GIJÓN

GIJÓN

Ana González, alcaldesa de Gijón, en un mitin
Ana González, alcaldesa de Gijón, en un mitin

La abultada victoria de Ana González da carpetazo a ocho años de gobierno de Foro y abre un nuevo periodo de entendimiento entre la izquierda

23 ene 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

Tras ocho años de gobierno de Foro, Gijón cambió este año el color político de su ayuntamiento. El PSOE recuperaba en las elecciones municipales del 26 de mayo, con Ana González como candidata, una plaza que le había pertenecido durante 32 años. Hasta 2011, el año en el que saltaba la sorpresa porque, a pesar de que los socialistas volvían a ser la fuerza más votada, la izquierda perdía la mayoría absoluta de la Corporación gijonesa ante la irrupción del partido fundado por Álvarez-Cascos. 

Carmen Moriyón, que el pasado junio entregaba el bastón del mando de la Alcaldía a la socialista, supo aprovechar sus primeros cuatro años como alcaldesa al conseguir que Foro fuera el partido más votado en 2015, cuando la falta de entendimiento entre PSOE y Xixón sí Puede volvió a dejar en sus manos el bastón de mando del ayuntamiento durante otro cuatrienio. 

Tras el triunfo abrumador del PSOE en las elecciones generales del pasado abril, había bastantes papeletas para se repitiera el resultado obtenido en Gijón por cada uno de los partidos que concurrían también a las municipales con caras nuevas al frente, salvo IU que volvía a confiar en Aurelio Martín como candidato. La inercia de las generales se impuso: Ana González reconquistaba la mayor ciudad de Asturias para el PSOE, que conseguía 11 concejales -cuatro más que en 2015- y le sacaba 28.000 votos a la segunda fuerza, Ciudadanos, que ganaba tres ediles respecto al ya conseguido en 2015. 

El batacazo de Foro les dejó solo con tres de los ocho concejales que la formación tenía hasta entonces y, desde que perdieron la Alcaldía, tres han sido también los miembros de la candidatura electoral, incluido el cabeza de lista Álvaro Muñiz, que han renunciado a sus actas de ediles. Podemos Xixón, en coalición con Equo, se quedó con tres concejalas, perdiendo tres escaños respecto a 2015, mientras que el PP retuvo los tres que ya tenía con casi el mismo número de votos que en los anteriores comicios. También se confirmó la irrupción de Vox, con dos ediles, e IU-Xixón por la Izquierda perdió un concejal quedándose solo con uno.

Es decir, siete partidos por primera vez conformaban una Corporación gijonesa de 27 ediles en la que la izquierda volvía a sumar una mayoría de 15 como en 2015. El voto de IU se tuvo y, tras ser proclamada la tercera alcaldesa que tiene Gijón, el acuerdo se fue concretando en acciones programáticas y supuso la entrada de Aurelio Martín en el gobierno como concejal de Medio Ambiente y Movilidad.

¿Qué heredaba este nuevo gobierno? Pues aparte de una ciudad en la que en cierto modo pesaban ocho años de «tristeza e inacción», como decía la nueva alcaldesa al saber de su victoria en la noche electoral, también una serie de asuntos no resueltos y que vienen de lejos. Algunos de más de ocho años atrás. Prueba de ello es esa sentencia, al mes siguiente de la investidura, con la que el Tribunal Supremo revocaba la autorización de los únicos equipos activos en la problemática depuradora de la zona este, en la que siguen viviendo unas 150.000 personas cuyas aguas residuales se vierten directamente al mar. O ese plan de vías que, después de 17 años, no acaba de arrancar pese a que antes de las elecciones generales de abril había motivado un encierro del movimiento vecinal en el ayuntamiento para que el Gobierno central firmara el convenio que garantizaba su abultada inversión. O la preocupación de los gijoneses por la playa de San Lorenzo en la que desemboca un río Piles que, con este nuevo gobierno, por fin tiene un diagnóstico claro para resolver sus continuos problemas de contaminación. 

También en este medio año de nuevo mandato, que comenzaba con cierta polémica porque González entiende que una Alcaldía es laica y no asistió a actos católicos el 29 de junio, ha habido algún que otro roce con los movimientos vecinales que no acaban de ver reflejadas sus reivindicaciones en el plan de barrios o a través de una participación real en la toma de decisiones de un nuevo modelo de ciudad que, al menos, comenzará 2020 con unos presupuestos no prorrogados porque han sido, a pesar de que Podemos optara por abstenerse, consensuados entre los tres partidos de izquierdas. Y eso ya es un gran cambio.