Advierten de riesgo de derrumbe en un edificio centenario de San Bernardo

E. G. B. GIJON

GIJÓN

Edificio del número 30 de la calle de San Bernardo, en Gijón
Edificio del número 30 de la calle de San Bernardo, en Gijón

El Ayuntamiento ha exigido a la comunidad de propietarios del inmueble, catalogado de protección integral, que revise la estructura del edificio para tomar medidas que garanticen su estabilidad

27 may 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

El Ayuntamiento de Gijón ordenaba en noviembre de 2019 a la comunidad de propietarios del número 30 de la calle de San Bernardo que se procediera a la revisión de la estructura del edificio, dirigida por un técnico competente que propusiera las medidas cautelares que garanticen la estabilidad del inmueble para mantener las debidas condiciones de seguridad, salubridad y ornato público.

Esta orden, en la que se indicaba que la comunidad de propietarios tenía un mes desde entonces para aportar la documentación técnica pertinente, se produjo a raíz de que los propietarios de uno de los pisos del edificio, catalogado de protección integral, descubrieron en una obra menor el mal estado en el que se encontraba parte del forjado de la vivienda, advirtiendo del riesgo de derrumbe al ayuntamiento e incluso, recientemente, a los bomberos.

El edificio, que data de 1901, albergó en su día los antiguos almacenes Simeón y, en la actualidad, según la ficha que consta en el Catálogo Urbanístico de Gijón, alberga 18 viviendas en cuatro plantas, con un bajo destinado a usos comerciales. Obra del arquitecto Luis Bellido, el centenario inmueble es ejemplo del estilo ecléctico que se desarrolló en Gijón a finales del siglo XIX y principios del XX.

Su fachada, tras ser rehabilitada, sigue siendo tan señorial como antaño, pero en su interior se han ido descubriendo importantes daños estructurales por los que el ayuntamiento obligaba a la comunidad de propietarios a corregirlos bao apercibimiento de incoación de expediente sancionador con la consiguiente imposición de multas en caso de no hacerlo. De persistir la comunidad en el incumplimiento, el ayuntamiento procedería a la ejecución subsidiaria de lo ordenado a costa de la interesada.

No obstante, los propietarios que dieron a conocer al ayuntamiento el estado del forjado de su vivienda, que adquirieron el año pasado, se han puesto en contacto con este periódico porque, pese a que la notificación del ayuntamiento fue en noviembre del año pasado y con un plazo de un mes, nada ha cambiado en el edificio. Paralizaron la obra al descubrir que el forjado, que es de madera, estaba prácticamente «podrido» en varias partes del piso por seguridad y siguen a la espera de que la comunidad, al tratarse de un problema estructural, se haga cargo de lo que ha ordenado el ayuntamiento.

En una de las diversas comunicaciones con el departamento de Urbanismo del Ayuntamiento, estos propietarios explican también que hace años se cayó el forjado de uno de los primeros pisos a la planta baja y que hace semanas también cedió parte del suelo de un baño de una planta al de abajo, quedando ambos inutilizados ante el riesgo que supone.

También indican que son varios los vecinos que se quejan de humedades de procedencia desconocida que afectan al forjado de madera del inmueble y que incluso en una de las actas de la junta de propietarios de 2016 constaba que en una de las viviendas superiores se había puesto de manifiesto que el suelo de la cocina estaba cediendo, además de que otros vecinos manifestaban que también les había ocurrido lo mismo y lo fueron resolviendo de manera particular.

Sea como fuere, los propietarios que pusieron en conocimiento del ayuntamiento las patologías estructúrales del inmueble, en el que lógicamente no residen, han comunicado la situación incluso a los bomberos debido al peligro de derrumbe y el riesgo que, según indican en sus escritos a la administración, corren vecinos y clientes de la superficie comercial situada en el bajo del edificio. Recientemente, en todo caso, hubo una visita por parte de un técnico municipal al piso en cuestión, del que sí existe un proyecto de reparación, para inspeccionar el forjado, aunque los propietarios del mismo echan en falta un mayor seguimiento en el cumplimiento de las medidas ordenadas en noviembre del año pasado, mucho antes por tanto del actual estado de alarma por la pandemia de coronavirus.