El escritor, guionista y cineasta participa en la Semana Negra y cree que la mera presencia de los autores en una edición como ésta «supone un compromiso»
07 jul 2020 . Actualizado a las 13:10 h.El escritor, periodista y guionista David Trueba no puede evitar reconocer sentirse «muy feliz por venir» por vez primera a una XXXIII edición de la Semana Negra de Gijón en este pandémico 2020 en el que «la propia presencia supone un compromiso».
El autor participa estos días en el certamen y presenta su obra ‘El río baja sucio’ (Siruela, 2019), en la que trata de huir de etiquetas como la de ‘literatura juvenil’, si bien reconoce que «si al final La isla del tesoro es literatura juvenil, bienvenido sea». Esta mañana ha participado en una charla en el Centro de Cultura Antiguo Instituto
El director de la Semana Negra, Ángel de la Calle, define a Trueba como un verdadero «referente del mundo de la cultura» que «se ha ganado vivir sin tener que hacer lo que no quiere».
David Trueba ha destacado, con respecto al mundo bajo la sombra de la COVID 19 que nos ha tocado vivir, que «una de las características del ser humano es que siempre piensa que el tiempo se corresponde con el suyo biológico, que todo pasa por primera vez y acaba con ellos». Cree que todos «hemos vivido una nueva religión de la tecnología» y «de un modo claro se ha visto que no resuelve todos los problemas del ser humano».
En este contexto de confinamiento y reflexión resalta que se ha probado que «los autores y la cultura ofrecen a la gente un consuelo en periodos de desesperación como el que vivimos ahora» y cree que «todos somos responsables del tiempo en el que vivimos y la reflexión sobre esta manera de consumir tal vez la deberíamos hacer en conjunto».
El también autor de La tiranía sin tiranos (Anagrama, 2018) considera que en la era de los Bolsonaros y Trumps, se les ha llegado a allanar el camino a los tiranos porque «hemos llegado a una época en la que seducen».
David Trueba considera que las etiquetas tratan de hacer más ‘vendible’ una obra artística. Sin embargo cree firmemente en que «lo importante es que la literatura permanezca más allá de ellas». Resalta que «entre los 15 y los 20 es un periodo en el que muchos jóvenes dejan de leer. Ése es un lector muy exigente que supone un reto. Y cuanto mayor es el reto, más estimulante resulta».
Así, la literatura de género «tiene unos condicionantes que obligan a resolver situaciones y tramas de una manera concreta», mientras que «la vida al final es un cruce de géneros». En el tiempo en que vivimos «la misión de los grandes escritores es advertirnos de lo que se va a repetir constantemente». «Este año lo recordaremos para siempre. El coronavirus pasará, pero estará siempre en nuestra recámara», concluye.