El Club Natación Santa Olaya, cambio de ciclo y mirada al siglo XXI

David Acebal

GIJÓN

Instalaciones del Club Santa Olaya, en Gijón
Instalaciones del Club Santa Olaya, en Gijón

Las instalaciones tienen varios parones al día para hacer una desinfección completa

28 sep 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

Con sobresaltos, pero sin cambios en la hoja de ruta. Secundino González apura sus últimos meses de mandato como presidente del Club Natación Santa Olaya. «Siempre he sido firme con mis principios, dije que estaría como máximo 8 años y así será». La extraordinaria situación provocada por la pandemia ha alterado el día a día de la entidad, «obligando a importantes esfuerzos organizativos y económicos», pero sin desviar la vista. «El club mira al siglo XXI, en un cambio constante de evolución con los tiempos». Los socios y el proyecto de futuro, las prioridades.

El impacto de la Covid-19 es innegable, también en el CNSO, aunque la fortaleza de la sociedad y la fiabilidad de sus componentes permiten mirar hacia adelante con relativo optimismo. «Los clubes nos debemos a los socios y la masa social es un sustento muy importante de la estabilidad. Teníamos una previsión más catastrofista en cuanto a un posible número de bajas. No fueron preocupantes. Pese a no ser un bien de primera necesidad, se demostró que la gente es de un club por la pertenencia a un grupo con el que se siente identificado». Unión y trabajo en equipo, señas deportivas.

Obligados a tomar decisiones inesperadas, resulta imposible sortear la controversia. «Tuvimos siempre claro que la cuota social no tiene que ver con el uso y disfrute del club. Cuando alguien forma parte de una sociedad del tamaño del Santa Olaya asume unos estatutos que recogen claramente la obligatoriedad de sufragar la cuota anual. Hubo gente que lo entendió mejor y otra peor, pero siempre intentamos diferenciar la cuota de la actividad deportiva, de cursillos y actividades no disfrutadas, cuyos importes se devolvieron a quien así lo requirió, pero la cuota no. Ningún club puede tener viabilidad a corto plazo sin las cuotas anuales, estamos hablando de una masa suficientemente grande de socios, que va dimensionada con los gastos generales de la entidad. Aunque estuviéramos cerrados, hubo que afrontar unos gastos de mantenimiento, seguros, pagos fijos, que abierto o cerrado hay que afrontar. Está en el ADN del socio entender la situación y a los que no lo hayan entendido les traslado mis sinceras disculpas».

Logrado el respaldo mayoritario de los socios, resta por conocer el impacto económico provocado por la pandemia en la entidad. «No sabremos el dimensionamiento real hasta que cerremos el año natural y veamos los números finales. Es una incertidumbre. El club vive de los socios, pero también de las actividades deportivas, paralizadas un semestre y sin previsión de que arranquen a pleno rendimiento el resto del año. El club afronta el alto esfuerzo económico que supone tener abiertas las instalaciones en las actuales condiciones, con un estimable refuerzo a nivel de sanidad e higiene. Las instalaciones sufren varios parones al día para hacer una desinfección completa, playas, vestuarios, gimnasio, además de un incremento de personal para acometer estas actuaciones. Es un esfuerzo desigual al incremento del uso, que no alcanza ni el 50% del habitual. Por suerte el club dispone de remanente económico reservado para contingencias imprevistas. Sabemos que debemos cumplir con nuestras obligaciones, pero siempre siendo prudentes y salvaguardando los intereses de socios, trabajadores y la entidad».

Secundino González, presidente del Club Santa Olaya
Secundino González, presidente del Club Santa Olaya

Pese al impacto en las arcas de la pandemia y a centrar esfuerzos en superar la actual coyuntura, la mirada no se desvía del futuro a medio y largo plazo. «Una reorganización que pivotará sobre dos ejes y que hemos sacado adelante con el apoyo del Ayuntamiento. Lo primero, la reorganización y mejora de las instalaciones, adecuándonos a las normativas actuales y lo segundo, la creación de nuevos equipamientos en los terrenos de la parcela anexa, con casi 5.000 metros cuadrados a nuestra disposición. Ordenar la casa y después ampliar». Un ambicioso plan que requiere ser ratificado por los socios y que situará al Santa Olaya en una nueva dimensión.

«Será otro club distinto al que conocemos. Una vez ratificado por los socios el dotacional, el siguiente paso será alcanzar un acuerdo con una empresa constructora y cerrar el proyecto que dé a luz la reforma de la piscina exterior, una cancha de pádel y una polideportiva más, un rocódromo, luego el aparcamiento, la unificación de las láminas de agua… Es algo que implica a los próximos 100 años del club, no es el momento de correr y sí de tener todo claro. Somos una entidad sin ánimo de lucro y todos los beneficios se reinvierten en la mejora del club. Tenemos diseñadas las necesidades y los socios decidirán si se hace, bien sea con la junta directiva actual o la que esté por llegar».

Un cambio integral que suena a legado de un presidente que apura sus últimos meses en el cargo. «Finaliza mi segundo mandato y me marcharé con la labor hecha. También con cierta lástima, después de tanto tiempo para lograrlo, pero tengo que ser consecuente con mis principios, dije 8 años y así será». De todas formas, quedan cosas por hacer antes de que haya relevo en la presidencia. «Los estatutos. Llevamos trabajando en una reforma desde 2016. Falta que se aprueben en una asamblea extraordinaria, que a día de hoy es complicada de realizar por la situación en la que estamos inmersos. Así todo, está en nuestro calendario antes de las nuevas elecciones, es algo que queremos separar de una propuesta electoral. Un cambio en los estatutos también es un paso de cara al futuro».

El balance general, con el adiós en el horizonte, muestra a un presidente satisfecho del trabajo realizado codo a codo con su junta directiva. «Me reconozco cercano a la satisfacción absoluta. Han sido 8 años que sólo puedo mirar de manera positiva. Los cambios que queríamos acometer se han llevado a cabo todos. Desde lo más sencillo, como cambiar una escalera por una rampa, hasta los elevadores en las gradas para lograr la libre movilidad y la diversidad funcional en todo el club. En general tenemos que estar más que satisfechos, todas las inversiones se han acometido con recursos propios. Se realizaron cambios que han supuesto una reducción en gastos muy importante, como la transformación a led de todo el club, o ahora la adecuación de la instalación de gas. Se ha acentuado el compromiso con el medio ambiente y se ha mirado al máximo el ahorro de costes sin mermar los servicios a los socios, que son lo realmente importante de una entidad como el Club Natación Santa Olaya. En definitiva, una mejora contínua en todos los aspectos del club, también a nivel de imagen, con colaboraciones con diversas ONG o entidades benéficas, además de un esfuerzo importante de comunicación al exterior. No puedo negar que a nivel global me iré muy satisfecho».