«Acceder a los servicios sanitarios es una pesadilla para los ciudadanos»

Marcos Gutiérrez GIJÓN

GIJÓN

Largas colas para vacunación de personas mayores de 80 años y dependientes en el centro de salud El Parque-Somió de Gijón.
Largas colas para vacunación de personas mayores de 80 años y dependientes en el centro de salud El Parque-Somió de Gijón. ep

La Federación de Asociaciones Vecinales de Gijón cree que ha llegado el momento de recuperar la asistencia presencial prioritaria en los centros de salud

24 feb 2021 . Actualizado a las 13:15 h.

La Federación de Asociaciones Vecinales de Gijón (FAV) denuncia que el acceso a los servicios sanitarios durante la pandemia se ha convertido «en una pesadilla para los ciudadanos». «Para evitar la acumulación de usuarios en las salas de espera y evitar el riesgo de contagios en el interior de los centros de salud durante la pandemia, las administraciones sanitarias han convertido irreconocible, por aberrante, el primer eslabón de la atención sanitaria», explican desde la comisión de salud del colectivo.

Insisten en que la puesta en marcha de los sistemas de atención a distancia «se realizó rápidamente, al principio del primer estado de alarma en marzo del 2020, sin tiempo para dotar al centro del personal, instalaciones y líneas telefónicas suficientes para atender la demanda. Ni de informar a los ciudadanos de los cambios que esto iba a suponer en su relación con el centro de salud».

Creen que la modificación ha convertido el acceso «a todos los servicios sanitarios en una pesadilla para los ciudadanos». En primer lugar «porque la solicitud de una cita telefónica con su médico de cabecera enfermería supone estar colgado del teléfono la mañana, la tarde o ambas, y a veces ni así se consigue. No ha mejorado nada con el cacareado centro de recepción de llamadas»

Asimismo, «ha retrasado la atención sanitaria. Antes la instauración de las consultas telefónicas como prioritarias, las citas no se retrasaban más de 24-48 horas y ahora pueden tardar en ocasiones hasta 10 días. Algunos profesionales dicen que con frecuencia se tarda más en una consulta telefónica que en la presencial», comentan desde la FAV.

Además, «los ciudadanos no se sienten bien atendidos con ese sistema, necesitan del contacto físico con sus profesionales, tan importante en la asistencia sanitaria, particularmente en la primaria porque revisten de humanidad los actos profesionales de los sanitarios y posibilita el lenguaje gestual, tan importante en todas las relaciones humanas». Consideran que «han convertido la calle en una sala de espera al albur de las inclemencias meteorológicas».

La Comisión de Salud de la FAV «solicita a los responsables de la administración sanitaria, que doten a todos los centros de salud de los imprescindibles recursos, tanto técnicos como humanos, para una mínima atención digna a las demandas de citas y consultas de la población asignada. Si no fuera posible, que se ponga en servicio un call center por cada área de salud».

«Creemos llegado el momento de recuperar la asistencia presencial prioritaria, lo que probablemente se podría realizar abriendo todos los centros de salud en horario de mañana y tarde, con turnos deslizantes entre los profesionales sanitarios, para evitar la acumulación de ciudadanos en las salas de espera y así mantener la necesaria distancia de seguridad anti-pandemia», añaden.

Por otra parte, la Comisión de Salud de la FAV ha solicitado presencialmente a algunos los centros de salud el porcentaje de consultas telefónicas/presenciales que realizan. «Se nos ha negado, a veces sin buenas manaras. La ley de transparencia y buen gobierno, obliga a las administraciones públicas a: 'obrar en sus actos de gobierno con rasgos de eficiencia, transparencia, y rendición de cuentas', rogamos a nuestros gestores sanitarios, que hagan públicos esos datos y nos comuniquen donde podemos encontrarlos», lamentan.

Dicen no entender «cómo la administración sanitaria de Asturias, gobernada durante casi toda la democracia por un partido que se dice defensor de la Sanidad Pública, se comporta así con los esforzados, reconocidos y premiados profesionales sanitarios» y con «los ciudadanos como un doble émbolo, a los primeros, ofreciéndoles unas condiciones de trabajo que los expulsa hacia otras autonomías o el extranjero, y a los ciudadanos los empuja hacia la medicina privada, que no deja de crecer en nuestra autonomía desde hace años».