«¿Cómo justificamos ayudas si las hemos cobrado en «B?»

Marcos Gutiérrez GIJÓN

GIJÓN

Concentración en el paseo de Begoña
Concentración en el paseo de Begoña

El sábado tendrá lugar en Gijón una concentración para exigir al Ayuntamiento y al Principado una regulación que permita dar pequeños conciertos en locales de hostelería y tocar en la calle

30 abr 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

Pese a que el final de la pesadilla provocada por la pandemia parece cada vez más cercano, con la estabilización de la curva de contagios y el aumento de ritmo de vacunación, algunos colectivos profesionales ven que su vía crucis está lejos de terminar. Es el caso de los que viven de la música en directo (músicos, técnicos de sonido, iluminadores…), que consideran que los conciertos pueden ser perfectamente entornos seguros. Creen que la mejora en los datos aún no se ha trasladado a su ámbito de actividad que sigue, en la práctica, en coma inducido. No obstante, insisten en que muchos de los problemas del sector vienen de antes y, de hecho, son casi endémicos en la profesión.

El sábado a las 18 horas tendrá lugar en Gijón una concentración en el paseo de Begoña para exigir al Ayuntamiento de Gijón que se permita la música en directo en locales habilitados, así como en la calle. También se exigirá una regulación que haga posible a los músicos y trabajadores del gremio, uno de los más castigados por el parón en las actividades culturales derivado de la pandemia, recibir ayudas hasta que la situación se normalice.

Desde La Caja de Músicos, colectivo organizador de la protesta, se resalta que «la cultura es segura» y explican que «la regulación no permite tocar en bares ni en la calle, con lo que los músicos no podemos trabajar». Es por eso que en la concentración se demandarán «unas medidas que permitan a los músicos trabajar».

Piden «una regulación que permita llevar a cabo actuaciones artísticas de pequeño formato en locales de hostelería» y que, asimismo, «permita tocar en la calle». También demandan que los artistas puedan recibir «las ayudas que están llegando de Europa, destinadas a cultura».

Del mismo modo exigen «la aprobación del estatuto del artista con reducción de los impuestos asociados a los contratos de corta duración». Moriz Wahl, de La Caja de Músicos, resalta que este acto trata de visibilizar la «precariedad de los músicos y artistas en Gijón y toda España». Considera que la situación es «muy lamentable», ya que «no es fácil encontrar sitios para tocar. Por las normativas y el catálogo de espectáculos del Principado está hasta ahora prácticamente prohibido tocar en la mayoría de sitios».

Insiste en que en la mayoría de locales «se necesitan hasta ahora dos licencias, de música amplificada y de café teatro, que son muy pocos sitios en Asturias los que las tienen». Comenta que, en Gijón, «establecimientos como en Jazz Café, ahora cerrado, La Vida Alegre, Toma 3 o La Caja de Músicos se atreven a dar conciertos un par de veces a la semana, sin mucha amplificación».

Insiste en que con estos conciertos de pequeño formato, «no se quiere molestar», pero advierte de que se trata de una actividad que «sigue siendo ilegal». A su juicio, «el problema más grave es que, lógicamente, si tocas en un sitio que es ilegal no lo puedes facturar, lo cobras en ‘b’ y eso no va a cambiar». Destaca que es «importante regular un caché mínimo y una forma de que si los músicos son autónomos puedan facturar».

Moriz Wahl  resalta que «el Ayuntamiento dice que no puede hacer nada y desde el Principado no se cambia el aspecto laboral de los artistas». Y es que «con la pandemia, ¿cómo justificamos ayudas si las hemos cobrado en ‘B’?». Con el acto del sábado piden que se ponga sobre la mesa su situación de «precariedad», en la que «no se puede seguir». Otro de los factores que dificulta el día a día de los músicos que se mueven en locales de pequeño aforo es «el IVA del 21%».

Asimismo comenta que, en el escenario actual, «en Gijón no dan permisos para tocar en la calle y no nos explican el por qué. En Madrid y Oviedo se puede, por ejemplo». No puede evitar temer que «en cinco años veamos el verdadero daño que se le ha hecho a la cultura». «Hay músicos que llevan un año sin cobrar o que han tenido el pasado verano un par de bolos. Sería importante que, por lo menos, esa gente pudiera tocar por lo menos en la calle», concluye.