La asturiana que lucha contra el covid en el Amazonas

Marcos Gutiérrez GIJÓN

GIJÓN

Aurora Fernández, a la derecha, con varios compañeros durante un turno de guardia en ambulancia
Aurora Fernández, a la derecha, con varios compañeros durante un turno de guardia en ambulancia

Aurora Fernández, enfermera y cooperante de la ONG Solidaridad Médica, relata su experiencia atendiendo a comunidades indígenas en Bolivia y la lucha contra la COVID 19 en la zona

23 may 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

Solidaridad Médica España es una Organización No Gubernamental para el Desarrollo que lleva desde el 2003 atendiendo a las comunidades indígenas del departamento del Beni, en Bolivia, muy cerca de la frontera con Brasil. Estas comunidades se encuentran en situación de extrema vulnerabilidad y aislamiento, adentradas en el interior de la selva sin ningún tipo de acceso a servicios básicos. El objetivo principal de la organización es devolver un derecho humano tan fundamental como la salud a estas personas, a través de acciones de prevención y promoción que garanticen la sostenibilidad de los proyectos.

Aurora Fernández es una enfermera gijonesa que trabaja en el Hospital de la Cruz Roja. Ella es la delegada en Asturias de Solidaridad Médica España, con la que trabaja desde hace más de década y media. «En 2005 fue la primera vez que fui a Bolivia, fue una toma de contacto normal», recuerda. «Soy enfermera de profesión y toda la gente que se dedica a la Sanidad tiene en algún momento interés de trabajar en cooperación», añade y resalta que «desde siempre» tuvo «esa curiosidad»

«Tuve la suerte de que Solidaridad Médica me dio esa oportunidad y me gustó», explica. Habitualmente el trabajo se organiza mediante la labor de «cooperantes que van un mes o mes y medio». «Vas formando parte de una brigada sanitaria con enfermeras, médicos y algún miembro no sanitario», indica.

Aurora Fernández, por debajo a la izquierda, en 2007
Aurora Fernández, por debajo a la izquierda, en 2007

Estos equipos navegan en campañas de un mes de duración por los diferentes ríos del departamento, prestando atención a todas las comunidades. Por razones obvias, desde principios del pasado año su actividad en la selva se ha tenido que amoldar a la nueva realidad del COVID 19. Desde abril de 2020 no han podido enviar voluntarios desde España y, por tanto, han tenido que contratar más personal local.

Aurora Fernández apunta que «la filosofía de Solidaridad Médica es aliviar el dolor de aquella gente que no tiene medios al alcance». Un esfuerzo especialmente «dirigido a comunidades indígenas». «Defendemos el derecho a la salud de todas las personas, sobre todo los más desfavorecidos», comenta. Destaca que «hay cosas que han cambiado por la pandemia y cosas que no, como la filosofía de trabajo».

El año que vivimos peligrosamente

En este sentido, desde la organización se envían habitualmente «cooperantes unas tres o cuatro veces al año». «En marzo de 2020 fue la última vez que mandamos cooperantes. Eso ha influido mucho a la hora de trabajar sobre el terreno», añade. Desde hace un año «se ha tenido que contratar personal de trabajo boliviano». Asevera que el escenario de la pandemia ha sido «muy parecido al de aquí», con unos primeros meses «de mucho nerviosismo e incertidumbre, porque nadie sabía nada de cómo se trasmitía».

Trabajadores locales de Solidaridad Médica España con sus equipos de protección frente a la COVID 19
Trabajadores locales de Solidaridad Médica España con sus equipos de protección frente a la COVID 19

Indica que «se han tenido que tomar decisiones» e invertir más dinero «en contratar personal allí». «Hemos creado desde aquí protocolos de actuación en caso de aparición de pacientes COVID, para saber cómo tratarlos y derivarlos», aclara.

También se ha procedido a implementar un «protocolo de seguridad para pacientes y trabajadores, con entrega de mascarillas, guantes, EPI’s…». La delegada en Asturias de la ONG destaca, en este aspecto, la «ayuda muy importante del Ayuntamiento de Gijón, ya que hemos tenido un gasto muy importante de contratación personal y compra de material de bioseguridad».

Y es que 2020 comenzó para Solidaridad Médica España con un cronograma de trabajo fijo que tenía como objetivo principal implementar diez brigadas de asistencia sanitaria al TIPNIS (Territorio Indígena y Parque Nacional Isiboro-Sécure) y al Rio Maniquí, cursos de promotores de salud comunitaria, cursos de parto limpio y campañas de salud como la de leishmaniasis y cirugía, entre muchas otras acciones. Sin embargo, el tsunami pandémico alteró radicalmente el escenario.

Desde un inicio se han realizado brigadas de atención reducida y de concienciación y se han cedido las instalaciones de la Casa del Cooperante, con el fin de brindar alojamiento al personal sanitario que ha estado a cargo de los pacientes aislados como casos sospechosos y positivos por Covid-19.

Precariedad sistemica

Las consecuencias derivadas de la pandemia han tenido efectos en los territorios con mayor incidencia a la pobreza y cuyos sistemas de salud y protección social son inexistentes en la práctica. Esta se suma a muchas otras enfermedades endémicas en la zona de acción y a unos sistemas de salud frágiles, además de escasez de profesionales sanitarios. La fragilidad de los medios de vida de los que depende la supervivencia de las comunidades indígenas, la falta de infraestructuras y de condiciones de agua y saneamiento, son algunos de los factores que posicionan a estas comunidades en situación de mayor vulnerabilidad.

Una integrante de Solidaridad Médica España analiza unas muestras
Una integrante de Solidaridad Médica España analiza unas muestras

Aurora Fernández indica que rápidamente se incorporaron «charlas de información y prevención». A día de hoy resalta que «en la zona del Beni ha habido un aumento de casos que ha hecho que las autoridades locales hayan interrumpido alguna actividad». «Nuestro centro de salud está en San Ignacio de Moxos. Ahora había un campeonato de baloncesto que empezó hace dos semanas y se suspendió. También las clases presenciales hasta el dos de junio por lo menos», añade.

Considera que la experiencia de cooperar con una entidad como Solidaridad Médica España «tenía que ser casi obligatoria, porque tiene muchas cosas gratificantes a todos los niveles». «Los que vamos allí con la idea de ayudar, cuando volvemos es más lo que traemos que lo que hemos dado», insiste. Indica que trabajar en esta selvática zona de Bolivia supone «un gran contraste cultural», hasta el punto de que «el médico tiene que tener sentado con un traductor a su lado».

Asimismo, «aún hay veces que hay que pedir permiso al varón en lo relativo a la mujer». Cuestionada acerca de las lecciones principales lecciones que ha aprendido y sigue aprendiendo a través de su tarea en la ONG, la delegada en Asturias de Solidaridad Médica España lo tiene claro. «Tolerancia, adaptación, tolerancia y empatía», enumera.