Así se desmantela un barco-factoría de 70 metros de eslora

Marcos Gutiérrez GIJÓN

GIJÓN

El buque Diego Ramírez
El buque Diego Ramírez

El buque pesquero Diego Ramírez, de 1.775 toneladas, se encuentra desde hoy en las instalaciones de DDR Vessels en El Musel. Este es el proceso de reciclaje y reaprovechamiento de este gigante de acero

16 jun 2021 . Actualizado a las 12:31 h.

Un leviatán de acero de 1.775 toneladas, 77 metros de eslora y 12 de manga descansa desde hoy a las 9 de la mañana en El Musel. Descansa no es, tal vez, el término correcto, ya que su casco, estructura y entrañas serán desmanteladas para vivir otras vidas en el mar. El objeto de esta particular reencarnación marina es el barco-factoría Diego Ramírez, que está desde hoy en la planta de DDR Vessels, para su reciclado y reaprovechamiento.

Hace 26 días que esta embarcación propiedad de Pesca Chile partió del Estrecho de Magallanes, en el extremo sur del país. DDR Vessels asumirá el desmontaje del pesquero, prácticamente un edificio flotante, que se hace por motivos medioambientales.

La planta del Musel de la firma es la única en España que dispone de autorización para desensamblar y descontaminar embarcaciones de más de 500 toneladas brutas, tanto de buques de bandera comunitaria como transnacional. Asimismo, es la única compañía española autorizada por la Unión Europea para realizar estas labores de reciclaje. También es la única incluida en el registro comunitario LER (Lista Europea de Residuos), en el que tan solo figuran 26 empresas europeas.

Tres meses de trabajo

¿Y cómo es el proceso para desmantelar un buque de 70 metros de eslora? Jesús Picatto, Gerente de DDR Vessels, explica que después de que se recibe el barco «lo primero es solucionar y aclarar todo el tema de papeles, licencias y autorizaciones de capitanía».

A partir de ahí está listo para reciclaje y lo que se hace «es descontaminar el barco, es decir, proceder a la extracción de todos los líquidos con bombas de los depósitos correspondientes y eliminación de residuos». «Cuando ya tenemos el gasóleo y los aceites, se certifica mediante una hoja de atmósferas no explosivas», continúa.

Popa del Diego Ramírez
Popa del Diego Ramírez

Solapadamente se comienzan a desmantelar «camarotes, camas, literas…» y, posteriormente, «el puente de mando, eliminando todos los aparatos electrónicos de navegación y ayuda». Una vez que se cuenta con la autorización de trabajos en caliente pueden comenzar «a hacer los cortes de la superestructura, que es todo lo que sube de la cubierta principal para arriba».

«Con la grúa de torre sacamos esos trozos de acero a la zona de subcorte, donde se limpian y liberan de todos los restos que no sean acero. Por último se cortan para su entrega a factoría», continúa Jesús Picatto. El proceso total dura «sin contar permisos, unos tres meses». Eso sí, «para hacerlo tienes que tener una infraestructura muy potente, maquinaria específica y profesionales muy cualificados que sepan lo que tienen que hacer, además de una dirección de empresa que está encima constantemente, evitar riesgos de incendio y accidente…».

El gerente de DDR Vessels resalta que el coste de desmantelamiento de un buque como el Diego Ramírez es de unos «153 euros por tonelada».

Vida después del desmontaje

La vida después de la muerte o renacimiento de un buque pasa por el «reaprovechamiento y utilización de todos los componentes». «Intentamos tirar lo menos posible y valorizar al máximo todo lo que sacamos. El barco es un residuo completo», comenta Jesús Picatto. Resalta que hay muchas partes «como los lodos, los fangos, las aguas oleosas y de lastre que tienen un costo muy importante de entrega a gestores autorizados».

«El resto lo procuramos ir vendiendo. Piezas como motores y otras que consideramos que pueden ser reaprovechables las estocamos y ponemos en el mercado de ocasión», explica. En este sentido, «el acero puro y duro, aluminio, inoxidable y latón se entrega a las factorías y fundiciones correspondientes».

A su juicio, el reciclaje responsable en el mar «está avanzando a pasos agigantados» en los últimos años. «Va muy rápido. el reglamento que se aprobó este año coge barcos, aviones y ferrocarriles. Se trata de sumar y aprovechar la legislación que hay», concluye.