Rafa Pons, cantautor: «Soy un privilegiado por seguir viviendo de la música»

Marcos Gutiérrez GIJÓN

GIJÓN

Rafa Pons
Rafa Pons Rafapons.com

El músico, que actúa este viernes a las 21 horas en Gijón (Sala Ángeles y Demonios), charla con La Voz acerca de sus proyectos, la vuelta de los conciertos tras la pandemia... y el Barça

20 oct 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

Para los aficionados a la canción de autor española, Rafa Pons (Barcelona, 16 de mayo de 1978) no necesita presentación. Tres maquetas, seis discos, dos libros e incontables colaboraciones después, sigue manteniendo el hambre por cantar y contar historias, a medio camino entre lo musical y lo cinematográfico, en una tenue frontera entre la canción de autor y el rock. Hacía un tiempo, desde «antes de la pandemia», que no tocaba en Gijón, una de las paradas habituales de sus giras. Pese a que aún está digiriendo la derrota del Barça en el Santiago Bernabéu del pasado domingo, Pons tiene «muchas ganas» de rearmarse anímicamente y volver a una ciudad en la que «siempre lo pasamos bien».

-Lo primero, ¿le ha dado tiempo a superar el 3-1 del domingo?

-No me hables, no me hables (risas). Además fui el otro día al Camp Nou a ver el partido contra el Inter… los del Barça llevamos una semana…

-¿Qué tal la salida de la pandemia para Rafa Pons, ahora que parece que la vamos dejando atrás?

-Yo creo que he estado en uno de los lados afortunados del mundo de la música, quizás por la capacidad de autosuficiencia y la posibilidad de dar conciertos guitarra-voz. Además, las salas de pequeño formato, curiosamente y pese a ser de las más «perseguidas» en cuanto a aforo y limitaciones, fueron las que primero se adaptaron a lo que se podía y no se podía hacer. Desde que dieron permiso para poder tocar ahí estuvimos nosotros haciendo dos o tres pases al día y cosas así. Fue complicado, pero viendo el panorama de otras bandas y músicos, que no han tenido tantas facilidades para tocar o estuvieron dos años parados, yo tengo que estar agradecido.

-¿Nos hemos recuperado plenamente en ese sentido?

-Yo lo que sí que noto es que ahora no estamos aún al 100%. Me parece que ha habido una especie de «efecto embudo», donde ha habido mucha oferta a medida que se normalizó la situación y el público se está dosificando. Hasta el primer semestre de 2023 creo que va a estar un poco más parado. La gente aún está organizándose.  

-¿Cómo ha evolucionado su música desde sus inicios en 2002, cuando publicó su primera maqueta «Dime con quién andas», y desde que publicó su primer disco «Mal te veo» en 2007?

-Poco a poco vas encontrando tu voz narrativa y tu manera de contar las cosas. También te das cuenta de que la gente va creciendo contigo. Al principio venían más adolescentes, luego se han hecho pareja, los que se hicieron pareja y vuelven separados coinciden con otros más jóvenes que se han ido enganchando… me siento un privilegiado por seguir viviendo de la música y tener gente que canta mis canciones.

-Dice que únicamente se centró en la música «cuando salieron los números».

-Yo no fui como esa gente que tiene vocación de mártir o de músico-destino. A mí me encantaba la música y ya me daba muchas cosas, independientemente de que fuera mi forma de vida. Yo vivo de la música porque hay gente que paga entradas. Así era entonces y así sigue siendo ahora.  

-¿Son todos los cantautores un poco hijos únicos por el tema del ego?

-Yo soy hijo único de verdad y siempre digo que en esa carrera voy primero (risas). Hay un poco de eso en el sentido de que cuando firmas un proyecto con tu propio nombre tu individualidad está un poquito más expuesta. Luego hay cosas un poco peligrosas para el ego, como buscar lo que dicen de ti en Google frecuentemente. Lo que pasa es que yo crecí en un entorno que siempre me hizo ser muy consciente de que el mundo no se parece a ser hijo único. Tu vas a una entrevista de trabajo y no eres al que le dan el mejor trozo de la tarta siempre. Esa base de ser hijo único, pero entender que el mundo no funciona así me ha ayudado a dedicarme al mundo de la música.

-Es muy cinematográfico en sus canciones, con frases que casi parecen imágenes, planos... ¿Le influyen más el cine que la propia música?

-Consumo con mucha más facilidad lo audiovisual que la música. Escucho cosas porque debo, pero sobre todo lo que me enamora, que no son tantas cosas. El cine es mi gran pasión. Al escribir me gustan mucho las imágenes, más que las metáforas.

Rafa Pons en una imagen promocional
Rafa Pons en una imagen promocional Rafapons.com

-En sus canciones apuesta, incluso en las más serias, por el humor ¿Cuesta desdramatizar en el mundo de la canción de autor, muchas veces tan autoconsciente y, de alguna manera, serio?

-Más que en la canción de autor, te diría que pasa así en diferentes sectores de la música. Yo me muevo entre la canción de autor y el rock y este último mundillo también te diría que es bastante autoconsciente y serio, casi más que la canción de autor. En general pasa con todas las disciplinas, la comedia por ejemplo. Siempre es más complejo que se le otorgue un premio a una comedia que a un drama y, en mi caso, lo raro es que conviven los dos mundos. Yo tengo canciones serias y emotivas en las que hay una pincelada de humor, y canciones más humorísticas con un trasfondo jodido. Siempre han convivido, no es que haya hecho dos repertorios. Para el público nunca ha sido un problema. Sí lo ha sido, a lo mejor, para colocarme en una categoría.

-Debutó en el mundo literario con «A cuento de nada» (Frida Ediciones, 2015), un libro de relatos, y en plena pandemia publicó su primera novela, «Las cabezas» (Noviembre poesía, 2020) ¿Cómo surgió la idea?

-Mi romance siempre ha sido con la hoja en blanco. Crear historias en cada formato te da algo. «Las cabezas» es una historia de autoficción que a mí me permitió, gracias a partir de una premisa más real como algo que sucedía en un concierto, meterme en la ficción pura y dura y soltarme. Es algo que volveré a hacer, porque lo disfruté muchísimo. Lo que pasa es que a lo mejor estoy pensando en el próximo disco, con lo que cuando se cierre esa ventana abriré otro proyecto. La pandemia, pese a que estaba trabajando en ello antes, me dio el marco y me permitió hacer y rehacer la primera versión, durante los meses más punkis.

-¿Qué repertorio presentará para el concierto en Gijón?¿Habrá, parafraseando a su madre, más canciones «bonitas» o «de las otras»?

-Suelen ganar las «de las otras» (risas). Por eso las «bonitas» adquieren más dimensión. Este año he visitado Asturias en diferentes contextos. Estuve en Oviedo con Zambayonny (ndr: cantautor argentino); este verano pude pasar por Avilés y hacía mucho tiempo, desde antes de la pandemia, que no tocaba en Gijón, por lo que tengo muchas ganas de ir ya que, además, siempre lo pasamos bien. Hay un tópico que dice que el concierto se va haciendo entre la gente. En función de la gente que ves, de si hay parejas, un grupo de amigas o gente muy eufórica eso te acaba marcando el concierto.