La colaboración ciudadana es clave para dar con el paradero de la joven de 32 años de la que se pierde la pista hace ya dos semanas
23 nov 2022 . Actualizado a las 05:00 h.Este martes se cumplieron dos semanas de la desaparición de Sandra Bermejo, la joven madrileña de 32 años cuyo paradero es una incógnita desde el pasado 8 de noviembre, cuando se la sitúa en el entorno del Cabo Peñas. Graduada en Psicología por la Universidad Complutense y amante de la naturaleza, se había trasladado a vivir desde Madrid a Gijón hace dos años aprovechando que su trabajo le permitía pasar consulta online. Se había especializado en Psicoterapia integradora en la Universidad a Distancia de Madrid y había completado su formación en el Centro de Enseñanza Superior Cardenal Cisneros, donde la recuerdan como «una alumna excepcional».
La ausencia de noticias sobre esta joven, a la que su entorno más cercano describe como alegre y jovial, ha causado una profunda preocupación y desolación. Su desaparición sigue siendo una incógnita 15 días después de aquel martes en el que, según el relato que se ha ido recabando, cogía su coche en algún momento del día para dirigirse hasta el entorno del Cabo Peñas, una zona que conocía bien, probablemente para dar un paseo. Por la mañana había tenido una sesión con una paciente, por cuyo testimonio se sabe que Sandra vestía una camiseta blanca de cuello de pico y manga corta, y a las ocho de la tarde tenía clase de teatro. En esa sesión también llevaba una cinta en el pelo, largo y de color castaño, como sus ojos.
Sandra, que mide 1,62 metros de estatura y pesa 58 kilos, tenía clases de teatro martes y jueves. Ese martes 8 de noviembre no acudió y una de sus amigas le mandó un mensaje con posterioridad para saber a qué se debía su ausencia. Hasta entonces nunca había faltado sin avisar antes. El miércoles, además, tenía prevista una videollamada con su familia y tampoco apareció. Antes de poner una denuncia por su desaparición, hubo que comprobar que no estaba en su domicilio, en el que nadie abría la puerta cuando una de sus amigas fue personalmente para comprobarlo.
Su coche se encuentra dos días después en el Cabo Peñas
Finalmente, ese mismo miércoles una patrulla de la Policía entró en la vivienda, en la que no había nada que llamase la atención, pero sí pudo comprobar que el vehículo de la joven no estaba. Se activó, tras la correspondiente denuncia, la búsqueda de Sandra. Su vehículo se encontró dos días después, el viernes, a primera hora de la mañana, en el aparcamiento más cercano a la peña de La Gaviera, en el vértice que se encuentra tras el faro de Cabo Peñas. En su interior se hallaron varios objetos personales, como una mochila y su cartera, pero no estaba su teléfono móvil.
Sandra, como apasionada del senderismo y de la naturaleza, solía ir a pasear por la zona e incluso había estado en ella con su familia cuando la visitaban en Asturias. Ese entorno de abruptos acantilados es la última geolocalización que se tiene de su teléfono móvil, a las cinco de la tarde, cuando ya empieza a oscurecer.
Sus familiares, en diversas intervenciones televisivas, siempre han descartado que su desaparición haya sido voluntaria. Se hubiera despedido de alguna manera. Tenía planes por delante y había mantenido su rutina en los días anteriores. La nevera de su casa estaba llena y tenía citas planificadas con sus pacientes.
Desde que se inició su búsqueda se vienen barajando varias hipótesis. La principal es que hubiera sufrido una caída accidental. Tras su desaparición, han sido varios los días en los que la mar ha estado revuelta debido a diferentes borrascas. El amplio dispositivo de búsqueda por tierra, mar y aire, que peinó al detalle el entorno del Cabo Peñas y se ha ampliado a toda la costa entre Avilés y Gijón, no ha dado resultado y se mantienen abiertas todas las líneas de investigación, incluso la posibilidad de que en su desaparición hayan intervenido terceras personas.
La asociación SOS Desaparecidos hacía este lunes un llamamiento a quienes hubieran estado aquel 8 de noviembre, entre las 13 y las 18.30 horas, en la zona del Cabo Peñas y hubieran realizado fotografías o vídeos en las que pueda reconocerse a personas o vehículos. Toda colaboración ciudadana es fundamental y la asociación, cuyo abogado ya se ha personado en nombre de la familia en la causa de la desaparición de Sandra, garantiza confidencialidad y que las imágenes que pudieran aportarse no se harán públicas.
El juzgado de Gijón que instruye la causa ha decretado el secreto de las actuaciones y, según Espejo Público, se investiga si Sandra podría haberse subido a un coche ese mismo día. Durante las investigaciones, de las que se ha hecho cargo la Unidad de Delincuencia Especializada y Violenta de la comisaría de Policía Nacional de Gijón, se han analizado grabaciones de seguridad para tratar de situarla en los 30 kilómetros de distancia que separan Gijón del Cabo Peñas, se han revisado sus aparatos electrónicos y se han recabado los testimonios de su círculo de amistades. De momento, no ha trascendido pista alguna sobre la desaparición de la joven.