La alcaldesa critica la «magnificación» de asuntos como los toros o el Muro en un mandato de «polarización absoluta»

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Ana González afronta su último debate del estado del municipio mostrando su preocupación por que los partidos políticos se hayan convertido en «terreno resbaladizo»

30 nov 2022 . Actualizado a las 14:02 h.

La alcaldesa de Gijón, Ana González, ha comenzado su último debate del estado del municipio como regidora mostrando su preocupación por el rumbo que han tomado la vida y las formaciones políticas, que parecen haberse alejado de su noble razón de ser para convertirse en la «coartada de un enfrentamiento continuo e inmisericorde» y en «terreno resbaladizo».

En el debate del estado del municipio, el último del mandato que arrancó en junio de 2019, la alcaldesa ha hecho balance de estos tres años que han estado marcados por la pandemia de covid-19, las consecuencias de la guerra de Ucrania o la polémica sobre algunas obras importantes para la ciudad como el plan de vías.

En tono de despedida, González ha recordado que ella tenía previsto presentarse a las elecciones de 2023, pero su propio partido, el PSOE, prefirió relegarle en beneficio de otra persona que consideraba «más apropiada» para dirigir los destinos de la ciudad.

A pesar de que no ha querido ahondar en el proceso que ha llevado a Luis Manuel Flórez, «Floro», a ser el candidato socialista a la Alcaldía, ha señalado que le «inquieta» el rumbo que está tomando en el país la vida política y el desarrollo de las cuestiones orgánicas en las formaciones políticas que han pasado a ser «terreno resbaladizo».

A su juicio, es inevitable que esa sensación que se palpa a nivel interno se trasluzca al conjunto de la ciudadanía, que debe contemplar los partidos como una herramienta para su propia participación en la vida pública y no como organizaciones que al margen de lo que sucede en la calle «se afanan en luchas internas y conspiraciones estériles».

«Nos encontramos en un momento en el que la política parece alejarse cada vez más de su razón de ser más noble para convertirse en la coartada de un enfrentamiento continuo e inmisericorde en el que se sustituye el debate por la confrontación», ha denunciado la regidora, señalando que la época actual parece más interesada en «excavar trincheras» que en tender puentes hacia el entendimiento mutuo en el que valen montajes, bulos o críticas en función del aspecto físico o lugar de nacimiento.

Para González, no resulta sorprendente que caigan en estas prácticas formaciones políticas que «manifiestan sin tapujos su afección hacia dictaduras felizmente superadas y expresan su admiración por la dialéctica trumpista», pero sí es preocupante que caigan en este «vicio» partidos que se encuadran en parámetros más civilizados.

Todo ello ha redundado en el cuestionamiento de unos derechos y unos valores que se creían irrenunciables y que sin embargo se ven debilitados, ha alertado la regidora, quien ha dicho que este cuestionamiento de derechos y valores se manifiesta con especial crudeza en los ámbitos más próximos.

También ha criticado la actitud de quienes actúan «de modo sectario o revanchista» contra los que no piensan igual y ha denunciado que a lo largo del mandato el gobierno ha visto cómo desde postulados arraigados en «el franquismo, el neoliberalismo o el casquismo» o desde principios que emanan de una «rara mezcla entre un ecologismo no siempre bien entendido, la teoría queer y la contraposición arriba-abajo» se la haya calificado de sectaria pese a tener el respaldo de 46.000 gijoneses.

«Si esas acusaciones de sectaria provienen del hecho de pensar como pienso, de ser como soy y de dar cumplimiento a un programa electoral y a un acuerdo de gobierno que, a pesar de las circunstancias tengo que darles la razón», ha afirmado González.

En este marco de «polarización absoluta y frentismo» ha enmarcado polémicas que han protagonizado el mandato como la «magnificación», ha dicho, del «supuesto clamor» de los defensores de la tauromaquia frente a las razones de quienes esgrimían su rechazo a cualquier forma de maltrato animal o «del altavoz que se ha dado» a quienes apostaban por la vuelta del tráfico rodado al entorno del Muro de San Lorenzo frente a aquellos que preferían el espacio peatonal ampliado con el cascayu.

También se ha referido a las críticas al reglamento de aconfesionalidad y laicidad que, ha asegurado, «sólo busca garantizar el derecho de toda persona a la libertad de culto», informa Efe.