Gijón quiere estar en el foco

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El edificio de Tabacalera, visto desde el cerro de Santa Catalina, con Gijón al fondo
El edificio de Tabacalera, visto desde el cerro de Santa Catalina, con Gijón al fondo

Los proyectos de la reforma de Tabacalera y El Molinón se perfilan como los dos grandes desafíos para los próximos años

07 ene 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

Gijón espera poner en marcha en 2024 dos de los que se pueden considerar planes estrella en cuanto a equipamientos. Se trata de la remodelación de las antiguas instalaciones de Tabacalera, para el que ya aprobó un plan de usos, y la reforma del estadio del Molinón para intentar optar a acoger partidos del Mundial de Fútbol 2030.

Respecto al primero, según informa la web municipal, en ese complejo de Tabacalera se busca «crear un equipamiento cultural que posibilite una nueva programación de proyectos a los que hasta ahora Gijón no ha tenido acceso». Se trata, añaden de conseguir un «elemento dinamizador de la cultura en la ciudad».

En realidad, incluye tres edificios: El edificio histórico (antiguo convento de Agustinas Recoletas), con unos 8.195 m²; y los de nueva planta 1 y 2, con 2.580 y 240 metros cuadrados, aunque, dada la licencia del edificio colindante «se consigue una mayor volumetría al tener que cubrir este nuevo edificio la medianera que se generó».

El primero de ellos, el edificio histórico, cuenta con cinco plantas: sótano, acceso, baja, primera y segunda. La planta sótano se concibe en su totalidad como un espacio para el almacenaje, depósito y conservación de las colecciones museográficas municipales. La planta de acceso (a nivel de la calle María Bandujo) acogerá recepción y tienda relacionada con el equipamiento museístico y la historia de la ciudad.

En la planta baja se ubicará el Museo de Gijón, en el que se desarrollará el discurso expositivo de la historia de la ciudad con las colecciones municipales e incluirá los restos romanos aparecidos en patio del claustro.

También se conservará un espacio dedicado al edificio conventual con el claustro con arcadas, el pequeño patio para iluminar las celdas de las monjas y la iglesia de cruz latina. La primera y la segunda planta se convertirán en espacios expositivos para proyectos de producción propios, coproducciones o en itinerancia y que formen parte de circuitos nacionales e internacionales, convirtiéndose así en un espacio cultural «de referencia nacional».

Otra de las obras fundamentales en equipamientos, en este caso de espectáculos deportivos, será la adaptación del estadio de El Molinón para que pueda aspirar a ser sede del Mundial de Fútbol 2030.

Para mantener vivo el sueño, el Sporting debe sacar adelante su plan de financiación que plantea recrecer temporalmente el estadio gijonés en 15.000 butacas, que se añadirían así al aforo de 30.000 actual, para cumplir con lo que la FIFA requiere. El coste de esta obra rondaría los 150 millones de euros.

Esta reforma integral de El Molinón consistiría en un proyecto modular que rozaría los 45.000 asientos, pero una vez termine el mundial, se volvería a reducir en unos 10.000 para el uso permanente del club; es decir, crecería algo en capacidad sobre lo que tiene actualmente, pero no mucho. El tiempo corre, de momento, en contra de la candidatura gijonesa, que deberá apurar mucho para llegar a la mayor competición futbolística con los deberes hechos.