La realidad supera a Disney

Sara R. Estella CHIAYI

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La iglesia del tacón, escenario de bodas de cuento de hadas

13 mar 2017 . Actualizado a las 08:35 h.

Quienes siempre han soñado con una boda de cuento de hadas ya tienen en Taiwán un lugar de la talla de sus deseos. En el condado costero de Chiayi, en el pequeño pueblo de pescadores de Buidai, sobresale un enorme zapato de tacón de cristal azul de 17 metros de alto y 11 metros de ancho que es en realidad una peculiar iglesia cristiana en la que no se ofician misas pero que estará destinada a celebrar bodas a partir de septiembre.

Aunque a simple vista parece un exponente más de las múltiples construcciones arquitectónicas estrambóticas de Asia, la percepción cambia al conocer el proyecto en el que se enmarca. «Este pueblo siempre ha vivido de la pesca, pero en los últimos años, la economía ha cambiado y hemos decidido aprovechar su situación junto al mar para tratar de explotarlo a nivel turístico», explica a La Voz la presidente del condado, Helen Chang. Para su construcción se utilizaron 320 paneles de vidrio y el presupuesto final supera los 600.000 euros.

Su diseño no se trata de un capricho sino que trata de ser un homenaje para las mujeres de la zona que en los años 60 sufrieron la «enfermedad del pie negro». «En aquellos años, la gente bebía aguas subterráneas contaminadas con arsénico y muchas mujeres vieron como la gangrena obligaba a amputarles los pies, acabando así con su deseo de casarse con zapatos de tacón. De ahí este homenaje a las mujeres del condado», nos cuenta Chen-Neng Hsu, director del área. Esta iglesia del tacón, como se le denomina en la zona, es solo una parte de un enorme complejo turístico específico para celebrar bodas, banquetes y sesiones de fotos para los novios.

«En Taiwán se están construyendo muchísimos resorts para bodas. Vienen novios de China continental y de Filipinas, sobre todo. Queremos subirnos a ese tren del turismo de bodas», insiste Helen Chang. De momento el plan funciona. Inaugurada en 2016, en su primer año ha recibido a más de dos millones y medio de visitantes. Aunque su interior solo alberga un óleo en el que aparece pintada la iglesia, está previsto incorporar obras de arte de temática femenina. Junto al lago que rodea la estructura, una pareja de novios posan con miraditas y gestos románticos para los fotógrafos. «Acabamos de casarnos y es una pena que todavía no se puedan celebrar bodas aquí porque es un lugar precioso y muy especial», afirma eufórica la novia, Liu Chianqi, mientras los fotógrafos le colocan el velo y le cambian el ramo. «Vamos a tener unas fotos únicas», añade el novio, Zeng Bohong, sin dejar de atusarse la pajarita.

No todas las opiniones son tan favorables. Poco después de su inauguración las redes sociales se llenaron de críticas al considerar que esta construcción constituía una simplificación del género femenino e incluso se calificó de sexista. El debate se ha diluido y se oyen más las voces de quienes opinan que es solo una opción más para quienes quieran sentirse como una princesa de película el día de su boda.