Maluma, fan de Pimpinela

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El colombiano, que ha sido calificado de machista por algunas de sus letras, se quita ahora la careta de macarra en un documental en el que descubre su lado más tierno

18 jul 2019 . Actualizado a las 17:12 h.

Guapo, descarado y provocador. Así se muestra Maluma en la mayoría de las fotos y vídeos que comparte en Instagram, red social en la que cuenta con 43,4 millones de seguidores y mediante la que se ha ganado a medio mundo, tal y como confiesa en el documental Lo que era, lo que soy, lo que seré, que el de Medellín ha estrenado en Youtube. En esa película, de 90 minutos de duración, el cantante se desnuda para mostrar una cara desconocida hasta el momento. La separación de sus padres, la crisis económica de su familia y por la que acabó vendiendo sándwiches en el colegio, la relación especial que mantiene con su tía Judith o la ruptura con su primera novia son algunos de los temas que el artista desvela en un vídeo en el que incluso lo vemos entonar una parte de el famoso Olvídame y pega la vuelta, de Pimpinela, antes de confesar que sabe esas canciones por sus padres.

«Desde hace mucho tiempo tenía ganas de mostrarle al mundo todo esto que los artistas, o yo como artista, he tenido que vivir para llegar adonde estoy. Es muy especial y va a mostrar un lado muy sensible de mi vida», relató Juan Luis Londoño, nombre real del artista, antes del estreno del documental, que ya ha sido visto por más de cinco millones de personas.

De «maluca» a Maluma

«La historia de por qué Maluma es porque mis padres me habían contado que tenían un perro que se llamaba Malu, por las iniciales de mi mamá y de mi papá», relata el cantante para explicar cómo su apodo artístico surgió de su deseo de hacerse un tatuaje. «La única forma de que mi familia no se pusiera brava conmigo era haciéndoles un homenaje a ellos», confiesa. «Él decía: 'Si las iniciales son por Ma de Margi, Lu por Luis, mi papá, y Ma por ti, Manuela, ¿cómo me van a regañar?», añade su hermana. Así, el cantante se hizo el primero de muchos tatuajes. «He perdido la cuenta», dice Maluma, que en el 2010, tiempo después de grabar en su piel ese nombre, se dio cuenta de que nunca encontraría una firma mejor.

Ese año decidió dejar de jugar al fútbol, donde se le auguraba un futuro prometedor, y dedicarse por completo a la música. «Mi viejo casi se me infarta ahí por un minuto», revela Maluma que tenía claro que debía elegir una de sus dos pasiones si quería triunfar. «Fue una carcajada impresionante la de todo el mundo, ¿cuál música? ¿vos que hablás?», dice el que fue su entrenador, mientras que sus amigos sí le apoyaron. «Nosotros le felicitamos, pero también a la vez todo el colegio se reía de él y en vez de Maluma le decían 'Maluca'». La que sí confió en él desde el primer momento fue su tía Judith Arias. Ella y su marido, Juan Parra, lo llevaron a un estudio para grabar su primera canción, No quiero, por su 15.º cumpleaños. Precisamente, el artista comenzó a hacerse famoso cantando en fiestas de 15. «Sus tíos fueron los motores de su carrera», reconoce el padre del artista. Sin embargo, más tarde, con el cantante ya afincado en Miami para internacionalizar su carrera de la mano de Walter Kolm de WK Entertainment, decide apartarlos. Un episodio que no obvia en el documental. «Fue muy difícil porque a nivel familiar era traumático, lo sigue siendo. Yo era quien había tomado la decisión, estaba muy joven, no sabía en quién apoyarme ni había ido a la universidad para saber manejar mi dinero», relata Maluma, que añade que entonces acudió a su padre. «Mi papá no es mi mánager, llega a apoyarme en un tema financiero», dice, antes de admitir que tras esa decisión la relación con su tía, que también sale en el documental, cambió: «No es lo mismo. Quisiera que fuera como antes porque sí me hace mucha falta», cuenta.

Con su tía ya fuera de su carrera, Maluma se une al equipo de La Voz Colombia para convertirse en celebrity. Poco después publica Dirty boy, pretty boy, con el que llegan sus primeros éxitos internacionales como Borró cassette, pero el artista se enfrentaría a un obstáculo. «Lo tildaban de reguetonero, y yo decía puede cantar pop, salsa... Y no lo creían. Entonces llegó el plan con Afo Verde, de Sony Music Latin, para conquistar el mundo», dice Kolm. Para ello echan mano de Shakira, con la que Maluma graba Chantaje, el primero de muchas colaboraciones como Felices los cuatro con Marc Anthony, Vente pa'ca con Ricky Martin o el reciente Medellín con Madonna, que consolida a un artista que tuvo que superar antes una crisis.

Cuando sale Cuatro babys, su incursión en el trap en el 2015, un género que en los últimos años está casi más de moda que el reguetón, el artista fue criticado por machista. «Siempre me dan lo que quiero. Chingan cuando yo les digo. Ninguna me pone pero», dice un tema por el que llegó incluso a abandonar alguna entrevista. «Ese momento fue uno de los más difíciles. No para mí, sino para mi familia. Yo le decía: Mamá, no importa. Tápate los oídos, pero eso sí, te los destapas cada vez que suene », confiesa Maluma. «Querían que apartara la canción, que dejara de cantarla, pero no», dice el colombiano que siguió cantándola y hasta logró convertirla en disco de cuádruple platino en Estados Unidos. Puede que tenga razón Afo de Sony Music Latin, que reflexiona en el documental: «Cuando en la tele ves una escena violenta todos tenemos claro que es ficción, por alguna razón en la música parece que no».