Trump lanza «la madre de todas las bombas no nucleares» en Afganistán

Adriana Rey CORRESPONSAL EN NUEVA YORK

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DOMINICK REUTER | AFP

Pesa 10 toneladas y es mil veces menos devastadora que el artefacto de Hiroshima

14 abr 2017 . Actualizado a las 17:27 h.

«La madre de todas las bombas», o lo que es lo mismo, MOAB (Massive Ordnance Air Blast Bomb, en sus siglas en inglés). Así es como conocen coloquialmente a la GBU-43/B, la mayor bomba no nuclear que posee Estados Unidos y que ayer sus fuerzas armadas lanzaron en el distrito de Achin, provincia de Nangarhar, al este de Afganistán y muy cerca de la frontera con Pakistán. Su objetivo era destrozar la red de túneles que los terroristas del Estado Islámico habían cavado durante años y que les permitía desplazarse con seguridad por la zona. El artefacto fue desarrollado por Albert L. Weimorts durante la guerra de Irak y llevaba en pruebas controladas desde el 2003, aunque esta fue la primera vez que EE.UU. lo usa en un campo de batalla.

A las 19.32 hora local afgana se pudo ver desde varios kilómetros a la redonda una enorme nube con forma de hongo, consecuencia de la explosión generada por este proyectil de color naranja. La MOAB mide 9 metros de largo, uno de ancho, pesa 10 toneladas y destroza todo por la presión del aire que generan los 8.164 kilos de explosivos que contiene, cuya explosión puede alcanzar los 1,5 kilómetros de diámetro. Es mil veces menos potente que la bomba nuclear lanzada en Hiroshima en 1945. Pero aunque la MOAB es un arma de relativa precisión, el Ejército de EE.UU. ya trabaja para conseguir una versión más grande, que podría llegar a las 30 toneladas de peso y que además sería más precisa.

El lanzamiento de la nueva arma disparó la euforia entre los más cercanos a Trump. «Otro evento exitoso. Estamos orgullosos de nuestro Ejército. Si se compara lo que se ha hecho en ocho días con lo que se hizo en ocho años, se puede decir que hemos sido exitosos», se congratuló Donald Trump, demostrando que quiere rentabilizar los 54.000 millones de dólares que ha subido en gastos de defensa en su primer presupuesto.

El lanzamiento de esta bomba se enmarca en un clima internacional de enorme tensión, que no ha hecho más que incrementarse desde la llegada de Trump a la Casa Blanca, hace 84 días. Prueba de ello es el despliegue militar en la península coreana, o cómo su permanente coqueteo con el Kremlin se ha transformado en el peor momento entre EE.UU. y Rusia desde la Guerra Fría, tras el último bombardeo con el régimen sirio de Bachar Al Asad y en respuesta a su ataque químico del pasado martes.

Su actuación de entonces sorprendió por el giro que supuso en la política proteccionista y aislacionista que el republicano vendió durante toda su campaña electoral, bajo el lema América primero. Siete días más tarde, el lanzamiento de MOAB vuelve a ser otra sorpresa de un presidente que deja claro lo que muchos analistas ya han advertido estos últimos días y es que la doctrina Trump es no seguir ninguna doctrina. Eso sí, para la Casa Blanca el cambio de rumbo no es que el presidente sea el que de bandazos, sino que «son las circunstancias las que dan bandazos ante él».

EI niega bajas

El grupo terrorista Estado Islámico (EI) ha negado a través de la agencia de noticias Amaq que se registraran muertos o heridos en sus filas por el ataque.

En un breve comunicado difundido por internet, la agencia afiliada a los extremistas ha asegurado que no hubo «ningún muerto ni herido tras el ataque estadounidense ayer en Nangarhar con un misil de tipo GBU-43/B», citando a una fuente no identificada.