Son una gran opción para enriquecer tus comidas gracias a su alto valor nutricional (algunas incluso forman parte de la dieta de los astronautas de la NASA). Tenlas siempre a mano porque te ayudarán a luchar contra el cansancio propio de esta época del año

Quedan apenas un par de semanas para cambiar de estación y ya lo dice el refrán: la primavera la sangre altera y, por supuesto, también la alimentación (o al menos eso debería). Es también el tiempo en el que muchos se ven afectados por la fatiga propia de la astenia primaveral. Para intentar combatir esa sensación es crucial seguir una dieta equilibrada y variada que aporte los nutrientes y la energía suficiente para afrontar con fuerza la nueva estación. El ginseng y la jalea real pueden convertirse en grandes aliados estas semanas, pero hoy vamos a hablar de las semillas. Puede que sean pequeñas, pero son una poderosa fuente de fibra, vitaminas, grasas saludables y proteínas. Te mostramos algunas de las variedades más populares y que no deben faltar en la despensa de todo amante de la cocina saludable.

Sésamo: aquellas personas que buscan evitar los productos lácteos, pero se preocupan por el calcio y otros minerales que fortalecen los huesos, pueden añadir semillas de sésamo a su dieta. Son ricas en cobre, magnesio y hierro. También en ácidos grasos poliinsaturados (en especial omega-6), que ayudan a disminuir el colesterol y, por lo tanto, a prevenir enfermedades cardiovasculares.

Chía: son posiblemente las más famosas de todas en la actualidad. Destacan por ser una una fuente importantísima de omega 3 y su alto contenido en fibra las convierte en grandes aliadas para controlar el tránsito intestinal. No tienen mucho sabor así que pueden incorporarse en prácticamente cualquier plato que se te pueda ocurrir.

Quinoa: sí, la quinoa es también una semilla. A menudo se confunde con un cereal porque suele cocinarse y comerse como tal, lo que la convierte en una gran opción para quienes evitan el gluten. Puede presumir de ser uno de los alimentos vegetales más potentes en cuanto a propiedades y beneficios (la NASA, de hecho, lo incluye entre los productos fundamentales para los astronautas fuera de la atmósfera terrestre). Es rica en hierro, potasio, fósforo, minerales y vitaminas. Además, su aporte calórico es mínimo y su poder saciante máximo, por lo que resulta muy interesante si se quiere bajar de peso.

Calabaza: repletas de magnesio y triptófano (un aminoácido involucrado en la liberación de serotonina), estas semillas pueden ayudar a mejorar el sueño y calmar la ansiedad. Se pueden disfrutar con cáscara, saladas y tostadas en muchos platos; aunque están igualmente deliciosas si se comen solas a modo de snack.

Lino: son muy recomendables para las personas que sufren estreñimiento y tienen un efecto prebiótico que favorece la flora intestinal. Y, por supuesto, no hay que olvidar que también están cargadas de omega 3. La mayoría de los expertos recomiendan consumir esta semilla molida porque así resulta más mucho fácil de digerir y es la mejor manera de aprovechar todos sus beneficios.

Un menú repleto de estos pequeños tesoros nutricionales

Ya sea en grano o molidas, todas estas semillas pueden incorporarse fácilmente a tus menús diarios. Puedes empezar el día con una buena dosis de fibra gracias a este sorprendente pudding de aguacate y chía, un desayuno energético para combatir la astenia primaveral. Pero, ¿por qué elegir una sola semilla? Este tabulé de quinoa es un comodín perfecto para tener a mano en la nevera y te permite añadir otras semillas como el sésamo. Si el hambre aparece a media tarde puedes optar por probar esta receta de semillas de calabaza tex-mex, simplemente debes mezclarlas con un poquito de aceite y tus especias favoritas para después tostarlas en la sartén. Para la noche puedes atreverte preparar un sándwich amasando tu propio pan integral con semillas. Es más fácil de lo que parece y te permite utilizar casi cualquier tipo de semilla.