UN PROYECTO DE ALIMERKA

El congelador es un gran aliado para evitar el desperdicio alimentario en caso de haber comprado o cocinado de más pero, ¿sabemos congelar de forma correcta? Seguro que hoy descubres algo nuevo leyendo este artículo

La teoría para evitar el desperdicio alimentario parece sencilla: comprar solo lo que vayas a necesitar, tener las cantidades justas y planificar los menús de la semana. Aún así es inevitable encontrarse en la situación de tener que tirar comida y lamentarse porque podía haberse evitado con algo de previsión. Y es aquí donde toca darle al congelador el protagonismo que se merece. Además de ser un electrodoméstico presente en todas las casas, utilizar el congelador no afecta al sabor de los alimentos ni a sus propiedades nutricionales. Sin embargo, conviene saber qué podemos congelar y qué no, ya que hay ciertas reglas que hay que conocer y cumplir para que el congelador haga su función sin riesgos.

Sabido es que el pan, la carne, el pescado y los vegetales son dignos candidatos a ser congelados, pero hay muchos más alimentos que pueden entrar en los amplios cajones de tu congelador y que probablemente desconocías. Y hay otros que nunca deberían entrar.

Alimentos que se pueden congelar

Carnes y pescados

Fiambres y embutidos

Verduras y frutas

Huevos batidos

Legumbres

Pan

Aguacate

Setas

Ya lo avanzábamos. Carnes, pescados, pan, frutas, verduras y legumbres son idóneos para congelar. En el caso de las frutas, hay algunas que congelan mejor, como es el caso de los frutos rojos, el mango, la papaya o el plátano (este último, recomendable congelar ya cortado en trozos), opción ideal para hacer smoothies de frutas. En el caso de los huevos hay que saber que nunca se deben congelar huevos con su cáscara. Por un lado, porque podrían estallar y, por otro, porque nunca van a parecer recién puestos cuando los descongeles. Los huevos, si están enteros, a la nevera siempre. Sí se pueden congelar si separas previamente la clara de la yema y, en el caso de la yema, es preferible batirla para evitar que se endurezca.

La mejor opción para no tener que tirar esa mitad de aguacate que muchas veces nos sobra tras preparar una ensalada es congelarlo. ¿Cómo? Separa previamente la parte que te haya sobrado de la piel, quítale el hueso, colócalo en una bolsa hermética y ¡al congelador! Al descongelarlo cambiará ligeramente su textura, pero resuelve perfectamente para poder preparar un guacamole o un delicioso tartar de aguacate para servir como entrante ligero y nutritivo.

¿Y qué hay de las setas? Para congelarlas correctamente primero es necesario cocinarlas o cocerlas levemente. Una vez enfriadas ya se pueden congelar con un poco de su propio jugo para que mantengan su sabor. Antes de usarlas para cocinar, deben mantenerse previamente 24 horas en la nevera y ya podrás lanzarte a preparar deliciosas recetas como una lubina braseada con guiso de setas.

Alimentos que no se deben congelar

Los que mencionamos a continuación perderían su sabor o textura si se someten al proceso y posterior descongelación.

Verduras y frutas que se consumen en crudo

Patatas

Huevos con cáscara

Alimentos muy grasos o fritos

Repostería casera

Mayonesa

Queso

Las verduras que se suelen comer en crudo como el tomate, la lechuga y cualquier otra hoja verde no quedan con buen aspecto, ni con el mismo sabor y textura tras pasar por el congelador. Se recomienda hervirlas o escaldarlas antes de congelarlas para que conserven mejor sus propiedades.

La textura que se le queda a las patatas tras descongelarlas, sean guisadas o cocidas, no es nada agradable debido a la desaparición de la fécula. De hecho, si tu idea es congelar un plato en cuya elaboración hay patatas, lo recomendable es desechar los tubérculos y congelar lo demás.

Tenemos claro que la repostería casera sabe mejor que la industrial pero algún fallo tenía que tener y es que no resiste bien la congelación y aún menos la descongelación. No castigues a tu bizcocho casero de esta manera.

Con lo que sí hay que tener mucho cuidado es con las salsas emulsionadas o que tienen nata entre sus ingredientes ya que aquí sí que puede haber un problema de seguridad alimentaria. Nunca lleves al congelador salsas como la mayonesa o la salsa rosa.

El queso se puede congelar, pero al descongelarlo no se deja cortar de la misma manera que sin haberlo hecho, además de que pierde gran parte de sus propiedades y de su textura original. Lo ideal, en caso de recurrir al congelador, es cortar previamente el queso en cuñas, en lonchas o en cuadraditos.

¿Cómo se deben descongelar?

Aquí hay dos reglas de oro. La primera: para descongelar, siempre en frío. El mejor método es dejar descongelar dentro del frigorífico. Nunca fuera y menos aún en el radiador porque los cambios bruscos de temperatura son el peor enemigo del alimento congelado. Lo más recomendable es comenzar el proceso con 12 horas de antelación respecto a la preparación o ingesta y hacerlo sobre una bandeja o recipiente para que recoja el líquido que se va generando.

Cierto es que el microondas se usa muchas veces para descongelar, aunque no es la opción más indicada por varias razones. Por un lado, la descongelación no es homogénea y, por otro lado, la técnica de descongelar al microondas supone que algunas partes del alimento comiencen ya a cocerse por lo que el consumo debe ser inmediato.

Ya por último, la segunda regla de oro: no vuelvas a congelar un alimento que ya fue congelado y descongelado previamente. Al congelarlo se inhibe el crecimiento de microorganismos y bacterias, que vuelven a proliferar cuando se descongelan. Y si volvemos a congelarlos, lo harán con más carga microbiana de la que ya tenían, por lo que se convierte en un riesgo para la salud alimentaria.

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