Bescansa le pone el cascabel al gato

Tomás García Morán
Tomás García Morán CUADERNO ELECTORAL

OPINIÓN

J.J.Guillen | EFE

12 dic 2017 . Actualizado a las 07:44 h.

Carolina Bescansa le puso ayer el cascabel al gato, al atreverse a decir lo que mucha gente de la izquierda piensa y solo comenta con la almohada: quizás no sea tan buena idea reconocer el derecho de los catalanes a decidir sobre su continuidad en España. Y menos en un clima tan polarizado como el actual, en el que no se darían las garantías para una consulta de semejante magnitud. En un acto celebrado en la Universidad Complutense, la fundadora de Podemos explicó que «la experiencia acumulada en consultas, incluido el 1-O [en clara referencia al brexit], indica que hay que ser muy cuidadosos. Una decisión tan importante en un contexto tan complicado tiene que ser mediante un mecanismo complejo y garantista. Una pregunta tan importante sobre la estructura territorial del Estado no puede estar sometida a los elementos de coyuntura». En su opinión, «es fundamental que cuando la gente diga o no estemos totalmente seguros de que se está respondiendo a la pregunta que figura en la papeleta».

El mensaje es un misil a la línea de flotación de Pablo Iglesias, que basa su estrategia en Cataluña en su oposición a la vía unilateral, pero también en reclamar un referendo de autodeterminación pactado. Iglesias, Domènech y Colau pretenden reproducir el esquema que usaron los hermanos Maragall en los ochenta y noventa con el PSC: el partido de los charnegos de izquierdas, dirigido por una élite de la burguesía catalanista. Ahora Bescansa les ha abierto una vía de agua. En el bloque independentista, mientras tanto, nadie se atreve a ponerle el cascabel al gato.

Si ERC y Convergència han llegado tan lejos es porque ninguna de las dos formaciones ha querido dar el paso de cometer la gran traición. Han esperado a que el gran traidor fuera el otro y eso de momento no ha ocurrido. Ni ocurrirá a corto plazo. Por si había alguna duda, ayer lo dejó claro en una entrevista en TV3 Elsa Artadi, la mujer que verdaderamente mueve los hilos de la candidatura del JxCat, a caballo entre Barcelona y Bruselas. Preguntada insistentemente sobre quién sería el candidato tapado si gana el soberanismo y Puigdemont no puede ser investido, Artadi no se movió ni un milímetro de la respuesta oficial: Puigdemont es el presidente legítimo y a ver si el Estado se atreve a no dejarlo entrar en Cataluña para tomar posesión si gana las elecciones.

El factor Artadi es una variable con la que no contaba Junqueras cuando desde la celda de Estremera diseñó la campaña y canonizó a Marta Rovira como su sucesora. A la declaración de independencia se llegó por el juego de ver quién era el último en bajarse del carro del desafío al Estado. Ahora ERC, que tiene la patente del invento, había decidido abandonar ese juego y apostar por el avance social. Ampliar el espectro del independentismo con una agenda de políticas sociales a medio y largo plazo. Pero Puigdemont y Artadi no les van a dejar.